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ArribaAbajoOdas


ArribaAbajoJuan Martínez Villergas

(1816-1894)



ArribaAbajoOda a las patatas58


ArribaAbajo No las lides pretendo
celebrar de Austerlitz y de Lepanto,
ni de Roma el estruendo,
yo que de eso no entiendo
la gloria y prez de las patatas canto.  5

Y no en contrario pugne
esa que grey se nombra de Castilla,
no espero que me impugne,
ni creo le repugne,
la que ha venido a ser su comidilla.  10

Porque alusión recela,
dirá más de un señor que no las cata;
yo digo que no cuela,
que lo cuente a su abuela,
porque a mí no me meten la patata.  15

Bien haya a los que hallaron
de América en el rincón pingüe tesoro,
que audaces explotaron,
y al regresar surcaron
olas de plata y borbollones de oro.  20

Bien haya a los que hicieron
romería tan larga viento en popa
y en la región que hendieron
la mina descubrieron
que de patatas inundó la Europa.  25

Pues dionos más consuelo
(dice un autor) que el oro y que la plata,
quien con humano celo
al europeo suelo
la mina trasplantó de la patata.  30

Del hambre al fiero estrago
las masca el rico, el rey ¿quién dijo miedo?
y en su elocuente amago
igualan al monago
con el mismo Arzobispo de Toledo.  35

¡Oh! sin su prodigiosa
y alta influencia que a pintar no acierto,
en ésta era famosa
fuera una misma cosa
quedar cesante y repicar a muerto.  40

Sabroso, no es lisonja,
y fruto el más barato del mercado,
el estómago esponja
del ex-fraile, la ex-monja,
la huérfana, la viuda, el retirado.  45

Y es tal su baratura
que todo bicho en ello hecha bravatas,
diciendo a quien se apura:
«No hay miedo, criatura,
venga a mi choza y comerá patatas».  50

Por la voz acabada
en eira como Ojeira, Beira y Neira,
Galicia es señalada;
pero es más celebrada
por la gaita chillona y la muñeira.  55

Nombre la Mancha alcanza
entre ciertas y ciertas maravillas
por su héroe Sancho Panza,
y la española danza
que llamamos manchegas seguidillas.  60

Mas también fama y mucha
les da su patatar, respondo a ciegas;
o decida en la lucha
Madrid, que tanto escucha:
«¡A dos cuartos manchegas y gallegas!»  65

Igual, bien comparadas,
a las mujeres son, doy datos fijos:
pálidas o encarnadas,
panzudas o estrujadas,
doncellas la mitad y otras con hijos.  70

Nadie hay que más insista
en ser cual yo tan partidario de ellas,
la causa está a la vista;
probable es que consista
en que me saben bien éstas y aquéllas.  75

Plantas las dos del suelo
que al ardiente apetito desafían,
guardan con denso velo
un corazón de hielo,
pero entrando en calor tarde se enfrían.  80

Furioso las embisto59
frías, asadas, con arroz, calientes;
ya guisadas, ya en pisto,
pero en tortilla ¡ay Cristo!
me hacen de gusto tiritar los dientes.  85

Si llega a mis oídos
el son de la sartén sobre la hornilla,
parezco a los partidos
que en viéndose vencidos
desean que se vuelva la tortilla.  90

Tanto al amor convida
hoy la patata, que decirse debe
con el alma y la vida,
que es la flor escogida
de este pensil del siglo diez y nueve.  95

Yo las estoy gastando
con tanta profusión que tengo un censo,
comiendo o almorzando,
cenando o merendando,
y tanto, en fin, en las patatas pienso  100

que si en bailes me veo,
mejor que a las de Strauss dulces sonatas,
pegar brincos deseo
al viejo martilleo
del venerable vals de las patatas.  105






ArribaAbajoWenceslao Ayguals de Izco

(1801-1875)



ArribaAbajoLa judía resentida60

A Don Juan Martínez Villergas



ArribaAbajo Nada más santo y justo
que despreciar las lides y bravatas
de héroes de ceño adusto;
pero es pésimo gusto
donde judías hay cantar patatas.  5

¡Y alzarlas a la cumbre
de las divinidades, tú que muerdes
a todos por costumbre!...
¿Cuándo has visto legumbre
que en prez exceda a las judías verdes?  10

¿En qué siglo, en qué días
la patata arrancó, pobre poeta,
su palma a las judías,
fritas, calientes, frías,
secas, ya sin disfraz, ya con caseta?  15

Cantas con elocuencia
de la patata vil la baratura,
sin mirar tu inocencia
que yo enlazo la esencia
de lo bueno y barato a la hermosura.  20

La patata remeda
del aguador el traje en lo pardusco,
mas para mí se queda
vestir lustrosa seda,
con que las flores del jardín ofusco.  25

En sociedad con ellas
el rodrigón61 se huelga en elevarme;
y al ver mis hojas bellas,
racimitos y estrellas,
ni el olmo se desdeña de abrazarme.  30

Llena de poesía,
sonoramente a los oídos grata
suena la voz judía;
pero, ¿qué melodía
encierra el nombre rústico patata?  35

Como a deidad ilesa
a la patata rindes mil lisonjas,
porque dices no cesa
de socorrer la mesa
de empleados, de viudas y de monjas.  40

Y aunque en cuanto al ahorro
esa ventaja concederte quiero,
las judías en corro
damos también socorro
al cesante infeliz y al pobre clero.  45

Si ellas son la delicia,
cual se pregona por Madrid, tan sólo
de la Mancha y Galicia,
nuestra raza milicia,
según dice Buffon62, de polo a polo.  50

Cuando la sartén chilla
la patata infeliz no vale un bledo;
y si por maravilla
nos pruebas en tortilla
te has de chupar y rechupar el dedo.  55

Con la mujer coteja
tu numen a ese fruto que apechugas.
No hay duda que si es vieja
corren linda pareja
llenas ambas de arrugas y verrugas.  60

¡Que a tan vil fruto alabe,
provoque envidias y promueva jergas
joven que tanto sabe!...
Tal locura no cabe
más que en la mente del atroz Villergas.  65

¿Has visto, alma viviente,
que haya inspirado la patata un día
en corazón valiente
algún amor ardiente?
Pues un rey se prendó de una judía.  70

Al verla hermosa y bella
perdió el estribo don Alfonso octavo
y deliró por ella.
No tendrían tal estrella
la patata ni el rudo nabo.  75

Gloria al cisne canoro
que alzó su dulce voz y con denuedo
ante el castalio coro
pulsó el laúd sonoro
y cantó a la judía de Toledo...63  80

Del templo de la fama
el aplaudido autor halló el camino.
Villergas nos difama
y Asquerino nos ama...
¡Muera Villergas, pues! ¡Viva Asquerino!  85






ArribaAbajoA. Ribot y Fontseré

(1813-1871)



ArribaAbajoEl salchichón64


ArribaAbajo Cante Ayguals la judía,
Villergas la patata,
salga el garbanzo vil a la palestra...
¿Quién prostituye así la poesía?
¿Quién así la degrada y la maltrata?  5
Callad, callad, cantores de menestra.
¿Qué las patatas y judías son
al lado del robusto salchichón?

¡Ingratos! os dio numen
el cielo soberano,  10
os dio ambición de gloria, os dio talento...
¿No hay cargos de conciencia que os abrumen?
¿No os atormenta un roedor gusano?
¿No sentís un atroz remordimiento?
¡Legumbres celebráis!... ¡oh! ¡maldición!  15
¡Y dejáis olvidado el salchichón!

Es vuestro inmenso crimen
digno de inmensa pena,
mas la gracia de Dios es infinita;
los pecados más graves se redimen;  20
Dios perdonó a la impura Magdalena
arrepentida viéndola y contrita;
un acto, pues, rezad de contrición,
y ayudadme a cantar el salchichón.

¡Oh Vich65! ¡oh patria mía!  25
esclarecen tu nombre
salchichones de gusto y de fragancia.
No envidies, no, la justa nombradía
de famosas ciudades, ni te asombre
la gloria de Sagunto y de Numancia.  30
Si a Córcega dio fama Napoleón,
tú la debes mayor al salchichón.

Del uno al otro polo
su salchichón circula,
y es su sabor la fe de su bautismo.  35
Que en salchichones, Vich, te pintas solo,
y el salchichón que el paladar adula
emblema es cual la cruz del cristianismo,
pues quien profesa mora religión
no puede comer nunca salchichón.  40

Si un día lo catasen,
vierais a los infieles
desertar de las filas de Mahoma.
Cátenlo, y no habrá dos que no se pasen
a nuestra fe; zegríes y gomeles  45
se acogerán al lábaro de Roma.
¿Quién ha de producir tal conversión?
Sólo tú, soberano salchichón.

¿No veis allá una hermosa
pálida, desgreñada?  50
¿Qué siniestra intención leo en sus ojos?
Miradla, se dirige presurosa
a la orilla del mar... ¡desventurada!
¿Quién contra ti provoca tus enojos?
Detente, pon un freno a tu pasión...  55
Mira, mira, aquí tengo un salchichón.

Y es una pobre amante
vilmente seducida
por un estrafalario muy romántico.
El frenesí se pinta en su semblante,  60
y va a ocultar la afrenta de su vida
entre las crespas olas del Atlántico...
¡Qué peripecia!... vuelve a la razón,
ya no se tira... ¡ha visto el salchichón!

Oh66 tú, buen misionero,  65
que remotos espacios
cruzas y mares y apestados climas,
por convertir al dogma verdadero
a los más refractarios y reacios67,
no de la persuasión el arma esgrimas.  70
Para atraerse al indio cimarrón,
es probado, no hay como un salchichón.

Los que a la medicina
consagráis el talento,
¿no veis que será estéril vuestra ciencia  75
mientras sierva la hagáis de la rutina?
¿Por qué para saber si aún tiene aliento
y así poder dar fe de su existencia,
en lugar de una luz o de un velón,
no acercáis al enfermo un salchichón?  80

Si salchichón no come
aunque una vela apague,
el infeliz murió de positivo.
Por exageración nadie lo tome;
cuando veáis que salchichón no trague  85
no hay ya cuidado de enterrarle vivo,
que quizás ya estará en putrefacción
y aún comerá el difunto salchichón.

¡Salchichón! ¡yo te adoro,
yo que sin ilusiones  90
entre humanos vegeto aborrecidos!
Tú eres mi bien y mi único tesoro...
¡Oh! ¡quién pudiera en recios salchichones
ver a todos los hombres convertidos,
y sin ser ni Coburgo ni Borbón  95
ver reinar donde quiera un salchichón!

Con una vil manzana,
según nos dicen, Eva
se dejó seducir... ¿no estaba loca?
Si hoy el demonio en seducir se afana,  100
no enseña una manzana ni una breva,
que es al cabo todo esto una bicoca;
hoy para hacer caer en tentación
necesita el demonio un salchichón.

En vano los partidos  105
con implacable saña
un mando se disputan pasajero.
¡Esfuerzos miserables y perdidos!
El que quiera mandar acá en España
y un prosélito hallar en cada ibero,  110
ofrezca su programa a la nación:
para ricos y pobres salchichón.

Yo que de la política
salí cual por ensalmo
harto de controversias y de enredo,  115
¿queréis dispute en situación tan crítica
la libertad del pueblo palmo a palmo?
¡Oh! no; disputaría dedo a dedo
la libertad con brío y con tesón,
si la libertad fuera un salchichón.  120

Pues hice no poco
en salir aún con huesos
de la charca de las ranas periodísticas;
pues hice mucho en no volverme loco,
y mi honor y mi juicio saqué ilesos  125
de mil disputas y otras mil sofísticas;
de hoy más mi único lema, mi opinión,
mi estandarte ha de ser un salchichón.

Esta bandera nueva
intrépido enarbolo...  130
contémplala, español, con ardimiento.
¿A combatirla hay alguien que se atreva?
Los partidos por fin en uno solo
se funden y en un solo pensamiento,
y se llevará a cabo esta fusión  135
de todos siendo núcleo el salchichón.

¡Gloria! ¡a mí que el primero
concebí tal idea
que si Colón viviera la envidiara!
Cuando mi vida se convierta en cero,  140
cuando la muerte con su brocha fea
de amarillo color pinte mi cara,
mi adiós postrero, mi última ilusión
tuyos serán, querido salchichón.








ArribaAbajoPequeño poema


ArribaAbajoRamón de Campoamor

(1817-1901)



ArribaAbajoCómo rezan las solteras68
Poema en un canto. (Monólogo representable)


 

Peristilo de un templo. A la izquierda del espectador, la escalinata. A la derecha, la puerta que da entrada a la iglesia. Personas de diferentes sexos y edades se agrupan a esta puerta para oír misa. Durante el oficio divino se estará oyendo un armonio.

 


I

 

(PETRA, cogiendo una silla.)

 
ArribaAbajo Voy a rezar, sentada, porque creo
que de no usar, bien cómoda, las sillas,
se me ha formado un callo en las rodillas,
que será bueno y santo, pero es feo.
Y así despacio, porque estoy de prisa,  5
veré si llega Pablo;
y en esta posición, oyendo misa,
tendré un oído en Dios y otro en el diablo.




II


ArribaAbajo Petra, comienza tu oración del día:
Padre nuestro que estás...
 

(Distraída.)

 
Estoy furiosa
de no ser pronto esposa...
¡Si en vez de madre acabaré yo en tía!
No, no soy fea; y para el mundo entero  5
no tienen más que este uso las hermosas.
Me casaré, ¿no he de casarme? Pero...
¡Dios tarda tanto en arreglar las cosas!...
Estaba... ¿dónde estaba?...
Creo que ya llegaba  10
a los cielos, esto es, a mi elemento,
porque dicen las viejas
que, como es sacramento,
cae siempre del cielo el casamiento...
Todo cae del cielo... ¡hasta las tejas!  15


III

Santificá... Santificá... ¡Dios mío!
Oigo un rumor extraño...
¿Será él? Voy a ver.
 

(Dirigiéndose a la puerta de salida y dejando caer, al descuido, el abanico, el rosario, etc.)

 
¡Qué desengaño!
No es su yegua, es el mulo de su tío.
Un tío que es un hombre atrabiliario,  20
que llama estar muy malo a ser muy viejo,
que al que le pide un real le da un consejo.
¡Qué inmortal es un tío millonario!
No viene, y yo deseo hacer alarde
de lo mucho que sufro con su ausencia,  25
y darle rienda en su presencia
a un gran suspiro que empecé ayer tarde.
¡Nadie!, no llega. Mi esperanza es vana.
¡Ni un pájaro interrumpe con su vuelo
esa línea lejana  30
en que se une la Tierra con el Cielo!


IV

 

(Se vuelve a su asiento.)

 
Volvamos a la mística tarea:
Santificado sea...
Pero antes de seguir mis oraciones,
quisiera yo saber por qué razones  35
de su casa a la mía, escalonadas,
el Dios de las alturas
de viudas, solteras y casadas
tendió una vía láctea de hermosuras.
O tiene hoy pies de plomo,  40
o Pablo está de broma;
en viendo una paloma
se vuelve gavilán, siendo un palomo.
¿Habrá visto a Paulina,
la púdica sobrina  45
del deán de Sigüenza?
Quiso ser monja ayer, y hoy, por lo visto,
ya a preferir comienza
la milicia del Rey a la de Cristo.
Tiene, además de un rostro peregrino,  50
un pelo de oro fino;
y cuando Dios reparte
a una mujer ese color divino,
le hace un ser doblemente femenino.
¡Ay del que va en el mundo a alguna parte  55
y se encuentra una rubia en el camino!...
Se me está figurando
que estoy rezando mal, como cualquiera.
¿Estaré yo pecando?
De ninguna manera.  60
Mis tiernas distracciones no son raras.
Y, en materia de amores,
saben los confesores
que la moral suele tener dos caras.


V

A Pablo con el aire de la ausencia  65
se le constipa el alma con frecuencia,
y me causan cuidados
mujeres tan expertas,
porque entre ellas, mejor que entre las puertas,
suele haber en amor aires colados.  70
¿Estará con Vicenta, esa viuda
que él dice, ¡el embustero!, que desprecia?
Pero ¿podrá engañarle? ¿Quién lo duda?
No hay sabio a quien no engañe cualquier necia.
Pero ¿cómo ha de engañar esa Vicenta  75
de tan pérfidos tratos
a un hombre tan sutil que, según cuenta,
estudia a las mujeres en los gatos?
Venga a nos... ¡Qué sospecha impertinente!
Quisiera continuar mis oraciones,  80
mas no puede apartarse de mi mente
la viuda que aspira a reincidente
con más hambre de amor que diez leones.
¿Y él? ¿Y él? Con los del cielo equiparados,
las mujeres son ángeles menores.  85
En cambio, con nosotras comparados,
los hombres no son malos, son peores.


VI

Venga a nos... ¿Si estará con Nicolasa,
que llama amor a amar a su manera?...
¿Que no la ama ni el perro de su casa,  90
pues tiene peor sombra que la higuera?
¡Horror! Esa casada arrepentida
que hunde el globo terráqueo con su peso
y que está ya en sazón para comida,
pues tiene mucha carne y poco hueso,  95
dice que en su inocencia
se equivocó de esposo;
y añade, como ley de su experiencia,
que todo el que se casa se equivoca.
Y, aunque aún existe, su difunto esposo,  100
con cara de canónigo dichoso,
todo cuanto sostiene
lo jura por el alma de su esposa...
Sin duda no le importa una gran cosa
que el alma de su esposa se condene.  105
¡Amar a una casada! Cree mi tía
que eso es común hoy día.
¡Esos hombres traidores
nunca quieren tener en sus amores!
¡Amar a una casada! Vamos, vamos,  110
si a mí me diera San Miguel su espada,
ya estaría a estas horas traspasada...
 

(Rezando.)

 
Así como nosotros perdonamos...


VII

Ese hombre se ha dormido,
y yo tengo entre tanto  115
la sangre hecha un vinagre enrojecido.
¡Cuán maldita es la suerte!...
 

(Suena dentro la campanilla. Dándose golpes de pecho.)

 
¡Santo! ¡Santo!
Como estoy tan deprisa,
sigo haciendo del rezo un embolismo69.
¿Quién podría creer que estoy en misa,  120
rezando y maldiciendo a un tiempo mismo?
Mas ¿no he de maldecirlas? Abomino
a las viudas, casadas y solteras
que salen a un camino
haciendo eses de amor con las caderas  125
y luego dan posada al peregrino
metidas por bondad a posaderas.
 

(Se oye la Marcha real en la iglesia y el trote de un caballo en la calle.)

 
¡Qué rumor! ¡Qué rumor! Se me figura...
No parece sino que lo hace el diablo.
No hay duda, pasa Pablo  130
ahora que va a alzar el señor cura.
Me voy; si ofendo al cielo
le pediré mil perdones.
¿Dónde están mi abanico y mi pañuelo,
mi rosario y mi libro de oraciones?...  135
¡Están, como la tropa en las acciones,
cubriendo de cadáveres el suelo!
Diré que los recoja el monaguillo
que todas las mañanas,
más bien que por demócrata, por pillo,  140
toca el himno de Riego en las campanas.
 

(Habla con el monaguillo, que, haciéndose cruces, va recogiendo los objetos nombrados.)

 
Voy, voy. Con estas idas y venidas
me expongo a no llegar antes que pase...
 

(Arrodillándose frente a la puerta de la iglesia.)

 
¡Señor!¡Señor! Después que yo me case,
¡qué misas he de oír tan bien oídas!...  145
 

(Vase Petra por la izquierda.)

 
 

El telón cae al son de la Marcha Real tocada en el armonio.

 

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ArribaAbajoRomance


ArribaAbajoJosé López Silva

(1860-1925)



ArribaAbajo¡Hoy las ciencias adelantan...!

ArribaAbajo «Pero ¿qué es lo que te ocurre
pa ponerle a uno esa jeta
que paece que estás tratando
con el que cobra las cédulas70?
¡Jesús qué Dios!»
«¡Y agradece
 5
que no coja la cazuela
y te la estampe en los sesos
pa ver si es que así te enteras!»
«¿De qué?»
«¡De que ya me tienes
cansao de cenar lentejas  10
y alubias y porquerías
que salen lo mismo que entran!
Y te advierto, pa que luego
no te pille de sorpresa,
que o me cambias los 'menuses'  15
o estás a las consecuencias».
«¡Rediós!, pues ¿qué quieres?»
«Cosas
variás y que fortalezgan,
porque el hombre que trabaja
si no se nutre la entrega71».  20
«Pero ¡vente aquí a razones
y escucha y vamos a cuentas!
¿Tú cuánto ganas?»
«Diez reales».
«¿Cuánto has dicho?»
«¡Dos cincuenta!»
«Diez reales, ¿verdá? Pues oye:  25
rebaja dos que te dejas
desfiguraos tóos los días
en la maldita taberna
(¡que así permita Dios que arda
con tóos los que entráis en ella!...)»  30
«¡Muchas gracias!»
«Y resulta
que ya son ocho; descuenta
otro par de ellos que gastas
en tabaco y cosas de ésas;
deduce lo que me 'pisas'  35
pa el mus ilustrao; aumenta,
a lo que rebajas, uno
que le das a la Nemesia
pa que saque alante al chico
que tuvo estando soltera,  40
y ahora, si lo reflexionas,
dime si con la peseta
cochina que traes a casa
quiés que te sirva cocletas
de arzobispo y que te ponga  45
un faetón72 a la puerta».
«¡No quiero eso!»
«¡Pues entonces!»
«Pero ¡ven aquí, so bestia,
que eres una especie de Osma73
pa azministrar!»
«¡No me ofendas,
 50
Saturnino!»
«¡Si es que le haces
perder a uno la chaveta!
Si tu padre, que esté en gloria,
no hubiese sido un acémila
y te hubiá dao una miaja  55
de coltura y no tuvieras
ese defezto que tienes
de que eres analfabeta
de nación74, y te enteraras
de lo que dice la Prensa,  60
sabrías como ca quisque
que en el día de la fecha
pa vivir a lo maznate
basta y sobra una peseta».
«¡Caray!»
«¿Lo tomas a chunga?
 65
Bueno: pues oye la idea
que se le ha ocurrio a un socio,
y que vista de primera
intención, paece una cosa
de magia».
«¡Vamos a verla!»
 70
«A ti te dan un carnete...»
«¿Y qué es eso?»
«Una tarjeta
que no cuesta ná; en el azto
vas y te compras con ella,
verbo en gracia75, una camisa  75
que vale un par de pesetas,
y si exhibes el carnete
van y te rebajan media.
Necesito yo unas botas
(que ahora da la concidencia  80
de que sí que me hacen falta,
porque llevo un dátil fuera),
pues me voy a un zapatero
de los que tién conivencia
con el socio, y si le había  85
de pagar sin la tarjeta
tres duros, es un digamos,
pues le pago dos con ella.
Pon que ese mismo derecho
me asiste pa el de la tienda  90
de ultramarinos, para el sastre
y pa tóos los que comercian;
añide que, además de eso,
quié el sino que te trompiezas,
vamos a decir, con uno  95
de los premios que sortean
(porque igual te pué cae
a ti que a otro cualisquiera),
y resulta que a fin de año,
con poca suerte que tengas,  100
comes lo mismo que un oso,
vistes mejor que la reina,
gastas, si quiés, otromóvil,
y además, tiés una renta
vitalicia pa tóo el tiempo  105
que te dure la existencia».
«Sí; pero pa eso hará falta
tener guita».
«Con que puedas
juntar cuatro o cinco duros
y empieces a darles vueltas,  110
ya tiés segura la vida
y está resuelto el problema».
«¿Y entran también los caseros
en la cosa?»
«¡No camelan!
Hay tres clases que no aceden  115
a rebajar ni una perra,
que son: las amas de cría,
los caseros y la Iglesia.
Pero eso, como tú sabes,
ni a ti ni a mí nos afezta;  120
el casero, porque tiés
quien nos pague la vivienda,
gracias a Dios; la nodriza,
porque continúas inédita,
y lo otro, porque siguiendo  125
'mangue'76 viudo y tú soltera,
nos hace la misma falta
que a un Santo Cristo una percha».
«¡Oye, pues busca el carnete
«¡Toma, pues no, que se juega77  130








ArribaAbajoSátiras antirrománticas


ArribaAbajoAnónimo


ArribaAbajoLa desesperación78


ArribaAbajo Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar;
me gusta ver la noche  5
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas
la tierra iluminar.

Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,  10
manando sangre y cieno
que impida el respirar;
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada  15
los cráneos machacar.

Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo,
sin mecha al parecer,  20
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.

Que el trueno me despierte  25
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer;
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,  30
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.

La llama de un incendio
que corra devorando
y muertos apilando  35
quisiera yo encender;
tostarse allí un anciano,
volverse todo tea,
oír cómo vocea,
¡qué gusto!, ¡qué placer!  40

Me gusta una campiña
de nieve tapizada,
de flores despojada,
sin fruto, sin verdor,
ni pájaros que canten,  45
ni sol haya que alumbre
y sólo se vislumbre
la muerte en derredor.

Allá en sombrío monte,
solar desmantelado  50
me place en sumo grado,
la luna al reflejar;
moverse las veletas
con áspero chirrido
igual al alarido  55
que anuncia el expirar.

Me gusta que al Averno
lleven a los mortales
y allí todos los males
les hagan padecer;  60
les abran las entrañas,
les rasguen los tendones,
rompan los corazones
sin de ellos caso hacer.

Insólita avenida  65
que inunda fértil vega,
de cumbre en cumbre llega,
y llena de pavor,
se lleva los ganados
y las vides sin pausa,  70
y estragos miles causa,
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Las voces y las risas,
el juego, las botellas,
en torno de las bellas  75
alegres apurar;
y en sus lascivas bocas,
con voluptuoso halago,
un beso a cada trago
alegres estampar.  80

Romper después las copas,
los platos, las barajas,
y abiertas las navajas,
buscando al corazón;
oír luego los brindis  85
mezclados con quejidos
que lanzan los heridos
en llanto y confusión.

Me alegra ver al uno
pedir a voces vino.  90
mientras que su vecino
se cae en un rincón;
y que otros ya borrachos,
en trino desusado
cantan al Dios vendado  95
impúdica canción.

Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos,
y flojo el cinturón,  100
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello
al aire el muslo bello...
¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!






ArribaAbajoVital aza

(1851-1912)



ArribaAbajo¡Cómo cambian los tiempos!


ArribaAbajo Cuando de niño empecé
a darme a la poesía,
tan en serio lo tomé
que sólo en serio escribía.

Romántico exagerado,  5
era lo triste mi fuerte.
¡Válgame Dios! le he soltado
cada soneto ¡A la Muerte!

La fatalidad, el sino,
el hado, la parca fiera,  10
el arroyo cristalino
y la tórtola parlera...

Todo junto le servía
a mi necia inspiración
para hacer una elegía  15
que partía el corazón.

No hubo desgracia ni duelo
que en verso no describiera...
¡Si estaba pidiendo al Cielo
que la gente se muriera!  20

¿Que airado el mar se tragaba
la barca de un pescador?
Pues yo en mi lira lanzaba
los lamentos del dolor.

¿Que un amigo se moría,  25
viejo o joven, listo o zafio?
Pues ¡zas! al siguiente día
publicaba su epitafio.

¿Que una madre acongojada
gemía en llanto deshecha?  30
¿Que por una granizada
se perdía la cosecha?

Pues yo enjugaba aquel llanto
en versos de arte mayor,
y maldecía en un canto  35
al granizo destructor.

Escéptico y pesimista,
¡me hacía unas reflexiones!...
Sirva de ejemplo esta lista
de varias composiciones:  40

Ludibrio. Dios iracundo.
Profanación y adulterio.
Los desengaños del mundo.
El ciprés del cementerio.

Pues ¿y una composición  45
en que, imitando a otros vates,
con la mejor intención,
decía estos disparates?:

«¡Ay! El mundo en su falsía
aumentará mi delito,  50
vertiendo en el alma mía
la duda de lo infinito.

¡Triste, errante y moribundo
sigo el ignoto sendero
sin encontrar en el mundo  55
un amigo verdadero!

¡Todo es falsedad, mentira!
¡En vano busco la calma!
¡Son las cuerdas de mi lira
sensibles fibras del alma!  60

¡El mundo, en su loco anhelo,
me empuja hacia el hondo abismo!
¡Dudo de Dios y del cielo,
y hasta dudo de mí mismo!

¡Esta existencia me hastía!  65
¡Nada en el mundo es verdad!»

¡Y todo esto lo decía
a los quince años de edad!

Francamente, yo no sé
cómo algún lector sensato  70
no me pegó un puntapié
por necio y por mentecato.

Por fortuna ya no siento
aquellas melancolías,
ni doy a nadie tormento  75
con vanas filosofías.

Ya no me meto en honduras
ni hablo de llanto ni penas,
ni canto mis amarguras
ni las desdichas ajenas.  80

He cambiado de tal modo,
que soy otro diferente;
pues hoy me río de todo,
¡y me va perfectamente!








ArribaAbajoSemblanzas


ArribaAbajoManuel del Palacio

(1831-1906)



ArribaAbajoCabezas y calabazas79



Selgas (José)

ArribaAbajo Por una primavera80,
sé que a la corte vino,
principio a su carrera
dio con un buen destino.

Cesante en el bienio81  5
sufrió dos años bobos
y aguzando el ingenio
escribió El Padre Cobos82.

Por más que su partido
le haya tratado mal83,  10
el pobre no ha querido
llamarse liberal.


Duque de Almodóvar del Río84

Se juzga grande y es chico;
fue ministro porque sí,
y en cuatro meses y pico  15
perdió a Cuba, a Puerto Rico,
a Filipinas y a mí.






ArribaAbajoSalvador María Granés

(1840-1911)



ArribaAbajoCalabazas y cabezas85



Aurioles (Pedro Nolasco)

ArribaAbajo El favor, no tu pericia,
hoy con el poder te sacia;
pero dice la malicia
que eres Ministro de Gracia
mucho más que de Justicia.  5


Barca (D. Francisco)

Harto de decir y no
del Congreso en los escaños,
un discurso preparó;
tardó en pensarlo tres años,
pero al fin lo pronunció.  10


Blanco (General)

Nunca fue tonto ni manco;
pasó a Cuba y yo me alegro;
pero me choca, soy franco,
que en tierra de tanto negro
gobierne un general Blanco.  15


Brabo (D. Emilio)

Contempla, lector querido,
lo que podía ser un hombre
que tiene un lio en el nombre
y un rabo en el apellido.


Cueto (D. Leopoldo Augusto)

ArribaAbajo Escrito fino y discreto,  20
dio en la manía vulgar
de ser marqués de Valmar,
llamándose Augusto Cueto.

Sueños de vanidad locos,
que evitan los hombres duchos;  25
porque marqueses hay muchos,
y Augustos Cuetos hay pocos.


Galdo (D. Manuel María José)

Ilustrado, probo, recto,
liberal de buena fe;
sería un hombre perfecto  30
si no tuviera el defecto
de escribir caldo con G.


López Roberts (Dionisio y Mauricio)

Los hermanos López Roberts
fueron siempre distinguidos;
digo, que no se confunde  35
al mayor con el más chico.


Montemar (Marqués de)

Con solícito interés
de Italia un rey nos mandó86;
le hicieron marqués después,
el rey de ser rey dejó,  40
y él sigue siendo marqués.


Misa (D. Manuel)

Ni escribe, ni es orador;
así que yo, francamente,
sospecho que este señor
es, más que Misa mayor,  45
Misa de cuerpo presente.


Orcasitas (D. Pedro Bernardo)

En tiempos de la Gloriosa,
alcalde de Madrid fue;
conque figúrese usté
cómo andaría la cosa.  50


O'Gaban (Marqués)

Es un título de abrigo,
inútil en el verano;
pero en invierno el marqués
se arropa en su marquesado.


Polo de Bernabé (D. José)

Dos polos tenía el mundo;  55
naciste tú, y ya son tres:
polo ártico, polo antártico
y polo... de Bernabé.


Pi y Margall (D. Joaquín)

Pi: me da un chasco diario
oírte nombrar así.  60
Eso de llamarse Pi
es bueno para un canario,
pero es indigno de ti.


Rodríguez Rubí

Político baladí,
y malo entre los poetas,  65
fue ministro porque sí.
A pesar de ser Rubí,
nunca valió dos pesetas.


Echagüe

No hay quien su ingenio reproche,
pero hizo un drama este invierno  70
titulado El drama eterno,
que sólo duró una noche.


Francés

Pintor distinguido es,
y aunque francés ¡cosa extraña!
yo quisiera que en España  75
hubiese más de un Francés.


Suñer y Capdevila (D. Francisco)

Ateo y republicano,
profesa un odio hiperbólico
a todo lo que es católico,
apostólico y romano.  80

Y aunque es médico y procura
curar al que enfermo encuentra,
en la casa donde él entra
no es posible que haya cura.


Toreno (Donde de)

De su genio extraordinario  85
hace el elogio diario
un periódico imparcial,
llamado El Tiempo, del cual
es Toreno el propietario.


Rada y Delgado (Juan de Dios)

 

(Música del Himno de Riego.)

 
Juan de Dios de la Rada y Delgado  90
es un vate que vale por dos;
y, aunque dicen que fue laureado,
ni es poeta, ni está bien premiado,
ni es delgado, ni rada, ni Dios.


Rubio (D. Ángel)

Hace música preciosa  95
que se aprende sin querer;
como que ya la cantamos
antes de escribirla él.








ArribaAbajoSonetos


ArribaAbajoManuel Bretón de los Herreros

(1796-1873)



ArribaAbajoA varios amigos tronados87


ArribaAbajo Esta turba famélica y bellaca
nunca se cansa de fumar de gorra;
como al hebreo en tiempo de Gomorra
yo os maldigo, y mi furia no se aplaca.

¿A qué tanto pedirme la petaca?  5
¿Cómo quieres, hambrón, que te socorra?
¿Soy acaso estanquero, hijo de zorra88?
¿Recibo yo bajeles de Guaxaca?

¿Cómplice acaso soy del vicio ajeno?
Yo gano mi fumar con mi trabajo,  10
y en la aduana lo compro, malo o bueno.

Tú, que eres otro pobre calandrajo,
estate sin fumar... o chupa heno...
o chúpate la punta del carajo.






ArribaAbajoWenceslao Ayguals de Izco

(1801-1873)



ArribaAbajoAl señor MAS89
Soneto MASónico.




ArribaAbajo MAS, por santo ToMÁS, no digas MÁS,
que MÁS es mi intención dar MÁS al mes
que menos, MAS ¡oh MÁS! también tú ves
que el que hace MÁS disgusta a veces MÁS.

MAS si un Villergas te mandé no MÁS  5
y quieres MÁS, irán, que el interés
no me ciega jaMÁS; si quieres tres
irán también; MAS no me insultes MÁS.

Que MÁS quiero tu afecto ¡voto a bríos!
que el de otros, MAS que vengan de París;  10
pues siendo MÁS, MÁS vales, vive Dios.

MAS, siento que tu afecto esté en un tris...
No hablemos MÁS; de hoy MÁS ¡oh MÁS! los dos
no comeremos MÁS que en un anís.






ArribaAbajoMiguel Agustín Príncipe

(1811-1863)




ArribaAbajo Una mañana fresca, paseando
hallé en el fresco prado a mi querida,
de fresco tulipán la sien ceñida,
frescamente adornada levantando.

Fresca la aurora estaba derramando  5
las frescas rosas que en el seno anida,
fresca mi Fanny estaba embebecida
la frescura del alba contemplando.

Sentada en fresca alfombra de esmeralda
gozando estaba del frescor del cielo,  10
en frescas flores abundante el halda90.

Álzase en esto sobre el fresco suelo
y, volviéndome infiel la fresca espalda,
más fresco me dejó que el mismo hielo91.




ArribaAbajoAnónimo92



ArribaAbajo ¿Quieres ser liberal? Ten entendido
que has de traer muy bien compuesto el pelo,
gran corbatín, y cual el mismo cielo
de las lucientes botas el bruñido.

Con las damas serás muy atrevido;  5
habla de la creación con grande celo,
y para gozar placeres sin recelo,
echa la religión luego al olvido.

Siempre constitución y ciudadanos;
siempre la ley resonará en tu boca;  10
a los serviles llamarás villanos,

pancistas pitancines, gente loca;
y serás sin empeño ni cohecho
un gran liberalón hecho y derecho.




ArribaAbajoJuan Martínez Villergas

(1816-1894)




ArribaAbajo Brindó Brabo, no el padre, sino el hijo93
(y dé gracias de entrar en el reparto,
que harto me tiene su meneo, y harto
su voz bronco-chillona, de botijo).

Este semiparto, posma94 y prolijo,  5
cantó... un soneto de desgracia parto,
y al llegar al renglón decimocuarto
«¡Bravo! ¡Bravo!» escuchó con regocijo.

«¡Bravo! ¡Bravo!», exclamó. «¡Triunfo completo!
El lauro eterno de alcanzar acabo  10
que orló la sien de Lope y de Moreto!»

Y es que uno dijo de la mesa al cabo:
«¿Quién es autor de tan fatal soneto?»
y respondieron todos: «Brabo, Brabo».






ArribaAbajoImprovisaciones a consonante forzado95

A una barra de turrón96

Primer cuarteto: zapato-cortina-divina-gato

Segundo cuarteto: barato-ladina-Pechina (población almeriense)-silbato

Primer terceto: tintero-escopeta-salero

Segundo terceto: paleta-puchero-retreta


ArribaAbajoBlas Sirvent



ArribaAbajo Calzábase Justina su zapato,
de su retrete tras la azul cortina,
cuando yo por mirar su faz divina,
me aproximaba cual astuto gato.

Vi lo que nunca viera tan barato;  5
mas de ello apercibiose la ladina;
y una robusta moza de Pechina
sorprendiome al reclamo de un silbato.

Arrojome violenta un gran tintero;
pero echando yo mano a la escopeta  10
apunté tremebundo a su salero;

De turrón una barra, cual paleta,
sirvió de escudo a su negruz puchero,
y tuve que batir una retreta.



ArribaAbajo Es mi patrón el Cristo del Zapato,
mi devoción la Virgen de Cortina,
no conozco más ley que la divina,
mi lema es libertad, mi emblema un gato.

Mi inclinación es siempre a lo barato,  5
mi antipatía a la mujer ladina,
mi mundo no se aleja de Pechina,
y mi música toda es un silbato.

Mis muebles se reducen al tintero,
mi riqueza consiste en la escopeta,  10
mi vajilla se cifra en el salero.

En mi fogón no hay más que la paleta
ni más en mi cocina que un puchero;
pero nunca he asistido a una retreta.




ArribaAbajoMariano Álvarez Robles

(?-1908)




ArribaAbajo Entré a comprar turrón, cuando un zapato
se me quedó enganchado en la cortina;
la confitera con su voz divina
me dijo: «Amigo, le cogió a usté el gato».

«No importa si el turrón lo da barato»,  5
le dije al punto; mas la muy ladina
me replicó, taimada, que en Pechina
tocaban las muchachas el silbato.

«Allá voy a partir, trueco el tintero»,
alegre respondí, por la escopeta,  10
pues pretendo admirar tanto salero.

Al punto que llegué vi a una paleta
de aspecto horrible, cara de puchero...
y me volví tocando la retreta.




ArribaAbajoManuel del Palacio

(1831-1906)



ArribaAbajo(Soneto filosófico)97


ArribaAbajo «¿Quién eres, ángel, que ante mí apareces,
como en nublado cielo blanca aurora,
y al corazón, que desengaños llora,
paz y consuelo y esperanzas ofreces?

Yo te he visto en mis sueños muchas veces  5
juguete de ilusión fascinadora,
y vive en mí tu imagen seductora,
y con tu puro aliento me estremeces.

¿Eres, quizá, la sílfide hechicera
que amada de las nubes y las brisas  10
llevarme quieres a su azul esfera?

Flores hollando vas por donde pisas...
¿Quién eres?» «Soy, señor, la lavandera,
y vengo a que me pague las camisas».






ArribaAbajoEnrique Sierra Valenzuela

(1845-1880)



ArribaAbajoA un vate huero98


ArribaAbajo Conozco yo un ratón de biblioteca,
presunto monaguillo del Parnaso,
émulo del Petrarca y Garcilaso,
más digno que del estro de una rueca.

Y que teniendo la mollera seca,  5
el seso huero y el sentido raso,
creyendo cuando menos ser un Tasso,
poeta se apellida con voz huera.

Mirado como hombre es, en resumen,
un ridículo tipo de sainete,  10
chisgarabís sin seso ni cacumen.

Y visto como vate es tan zoquete
que una vez ensayó su huero numen
y en lugar de un soneto hizo un sonete.






ArribaAbajoMiguel Ramos Carrión

(1845-1915)



ArribaAbajo(El botijo)99


ArribaAbajo Desprecio del Japón o de la China
el granadino tibor100 de porcelana,
el vaso etrusco, el ánfora romana,
y la tinaja griega o damasquina.

Te canto a ti, que el agua cristalina  5
sabes frigorizar sin pompa vana,
expuesto en el balcón, en la ventana,
a los besos de un aura vespertina.

Cuando mi boca en ti, bello cacharro,
busca ardorosa el abundante chorro  10
y con manos cálidas te agarro,

siempre encuentro propicio a mi socorro
el caudal que refrescas en tu barro
y que brota sutil por tu pitorro.






ArribaAbajoJosé Campo Moreno


ArribaAbajoReceta para hacer sonetos101


ArribaAbajo Tómese una palabra; ejemplo, vasco;
otra distinta luego, sea chusco,
y búsquese, lo mismo que yo busco,
un consonante a primer verso, chasco,

siguiendo de igual modo y sin atasco,  5
escríbase después un verso en usco
que rime, verbigracia, con pedrusco
y dé lugar al consonante en asco.

Por fin, aunque el sistema sea tosco
y alguien por él me quiera armar un cisco  10
diciendo que no me sé lo que me pesco,

yo puedo contestar con ceño fosco,
sin temer de la crítica el mordisco:
«Hice el soneto, ¡y me quedé tan fresco!»








ArribaAbajoVarios


ArribaAbajoAyguals de Izco

(1801-1875)



ArribaAbajoTrabalenguas


ArribaAbajo Tras tres tragos y otros tres
y otros tres tras los tres tragos,
tragos trago y tras estragos
trepo intrépido al través.

Travesuras de entremés,  5
trápalas tramo, y tragón
treinta y tres tragos de ron
tras trozos de trucha extremo.

¡Tristes trastos: truene el trueno!
¡Tron... trin... tran... trun... torrotrón!!!102  10






ArribaAbajoJosé María Bonilla


ArribaAbajoA mi amigo don José Bernat Baldoví103
(Fragmento)




ArribaAbajo Como de prosa estoy harto,
en verso a escribirte voy:
y ya en el tercero estoy
para concluir el cuarto.

De raspón entro en el quinto  5
y tras él te endoso el sexto;
coge el séptimo con esto,
que aquí el octavo te pinto.

Ahora querrás el nono
detrás éste que es el décimo;  10
mas si el once sale pésimo,
que te ensarte el doce un mono.

¿Eh, Bernat? ¿qué te parece?
¿Estoy de cacumen falto?
Pues al diez y seis de un salto  15
me escurro aquí desde el trece.

Al diez y siete pasé,
si éste es diez y ocho acaso,
ya del diez y nueve paso,
y al veinte por fin llegué.  20

Voy a sacarte de penas,
y no más los versos cuento;
que aunque contara hasta ciento
conté, justos, dos docenas.






ArribaAbajoPedro Antonio de Alarcón

(1833-1891)



ArribaAbajoEn el álbum de Consuelo104

ArribaAbajo Sé que ya tienes la edad
que previene el reglamento;
sé que te adornan talento,
gracia, inocencia y bondad;
sé que eres una beldad;  5
que son tus ojos de cielo;
que es como el oro tu pelo,
y tu faz de rosicler...
¡Sólo me falta saber
por qué te llaman consuelo!  10






ArribaAbajoAnónimo


ArribaAbajoCaroca105
 

Un señor de alguna edad estudiando craneoscopia106 en un busto de yeso. En segundo término, dos jóvenes hablando con señales inequívocas de amor.

 
ArribaAbajo Don Toribio Cornucopia
se ha dado a la craneoscopia,
ciencia de gran sutileza,
y palpando esa cabeza
no se cura de la propia.  5






ArribaAbajoManuel del Palacio107

(1831-1906)



ArribaAbajoAnécdotas


ArribaAbajo Emilio: Yo no concilio
tu actividad, tu presteza
de siempre, con la pereza
de que das muestras, Emilio.

Si el encargo te es amargo  5
mi gran franqueza te abona;
dilo y largo a otra persona
el enojo del encargo.

Ya sabes: un cartapacio
que te entregará Ramón.  10
¡No me seas remolón!
Tuyo, Manuel del Palacio.

Se le suplica al cartero
que le entregue este billete
a don Emilio Gamero.  15

Es redactor de El Sainete108,
y vive: piso tercero
Fuencarral, cuarenta y siete.






ArribaAbajoTaboada y Manuel de la Revilla109


ArribaAbajoTaboada


ArribaAbajo Señor Don Manuel Revilla:
desde la humilde guardilla
en que por desgracia vivo,
estos renglones le escribo,
pidiéndole una taquilla.  5

Yo tengo los expedientes
al alcance de las gentes,
y el día menos pensado
cesa el Museo del Prado,
por falta de antecedentes.  10




ArribaManuel de la Revilla


Arriba Joven auxiliar Taboada:
de vuestro ruego rimado
mi alma clemente apiadada
que se os entregue he mandado
la taquilla deseada.  5

Guardad en ella minutas,
expedientes y decretos,
mas no pasteles ni frutas,
ni repugnantes secretos
de beldades disolutas.  10