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Acto II

 
 

La cámara de la reina. A la derecha del actor un tocador con un espejo de metal. A la izquierda, colgado en la pared un gran retrato de ENRIQUE.

 
 

Escena I

 

ARTURO. ROBERTO.

 
ROBERTO Entra, Arturo.
ARTURO                         �Aquí?
ROBERTO                                     �Qué temes?
ARTURO Tanta osadía me asombra.
�La cámara de la reina!
ROBERTO En la corte nadie ignora
mi privanza.
ARTURO                     La conozco; 5
y si algún temor me acosa,
no es por vos, sino por mí.
ROBERTO Deséchalo; que a mi sombra
seguro estás.
ARTURO                      No lo dudo.
Y aun mi entrada misteriosa 10
en este sitio me anuncia...
ROBERTO �Qué? [29]
ARTURO           Que debo ser ahora
muy necesario.
ROBERTO                         Cabal:
quiero encargarte una cosa.
ARTURO Veamos cuál es.
ROBERTO                            Atiende... 15
sobretodo, punto en boca.
ARTURO �Importa el secreto?
ROBERTO                                 Y mucho.
Es encargo de Eleonora.
ARTURO �La reina?
ROBERTO                  La reina, sí.
Ya ves que obediencia pronta 20
exige el caso; y que nada
perderás; porque es señora
que sabe premiar.
ARTURO                              Servirla
es aquí mi ambición sola.
ROBERTO Es ese desprendimiento 25
natural en gente moza;
mas pasa la juventud,
y el tiempo en nosotros borra
esas bellas ilusiones
tan dulces como engañosas. 30
Entonces su justo precio
la realidad recobra,
y el que desprendido fue
se engrandece y atesora.
ARTURO También riquezas y honores 35
mi corazón ambiciona. [30]
Hasta el oriente remoto
en busca fui de la gloria
y hallé tesoros soberbios
en la opulenta Basora. 40
Tragose el mar mi fortuna;
mas dejome lo que importa:
pecho noble, brazo fuerte,
y mi espada cortadora.
Mientras esto no me falte, 45
todo lo demás me sobra;
y en ello fundo esperanzas
tal vez por altivas, locas.
ROBERTO Pronto se verán cumplidas
si a servirme te acomodas. 50
ARTURO Hablad, pues.
ROBERTO                       Allá en oriente
existen ciencias famosas
que mil secretos encierran
y grandes portentos obran.
Tú, Arturo, que recorriste 55
aquellas tierras remotas
debes haber aprendido
esas artes misteriosas.
ARTURO �Juzgáis, Roberto, que tengo
de nigromante la forma? 60
ROBERTO No juzgo tal: ni es preciso
aquí ciencia tan recóndita.
Con que supieras hacer
algún misto, alguna pócima...
ARTURO �Ah! ya entiendo: algún remedio. 65
ROBERTO Al contrario: una ponzoña
que en sus efectos se muestre
tan segura como pronta. [31]
ARTURO �Medrados hemos quedado!
Tanto misterio y retórica 70
�para qué? para decirme
que un vil brebaje componga.
Id, con Dios, Roberto; y cuenta
con no recaer en otra;
que me podéis encontrar 75
de mal talante y...
ROBERTO                              Perdona.
Yo por tu bien lo decía;
mas puesto que te incomoda...
ARTURO �Yo envenenador!
ROBERTO                              Adiós:
no faltará otra persona... 80
ARTURO (Aparte.)
Este perverso medita
alguna trama horrorosa.
Mejor fuera... Así podré
burlar su infernal tramoya.
Oíd, Roberto. (Alto.)
ROBERTO                       �Qué quieres? 85
ARTURO �Os vais?
ROBERTO                �Si así te alborotas!
ARTURO Venid acá; que yo os puedo
servir.
ROBERTO            �Ah! �ah!
ARTURO                            Me acomoda
vuestra oferta.
ROBERTO                        �Con qué harás?... [32]
ARTURO Yo no, que no sé ni jota 90
de alquimia.
ROBERTO                     Entonces...
ARTURO                                        Conozco
a un sectario de Mahoma
con sus puntas de judío
digno de habitar Gomorra,
que es cuanto habéis menester. 95
ROBERTO Mira que el sigilo importa,
y entre muchos...
ARTURO                             Él tan solo
conocerá a quien le compra
la bebida; lo demás
será de nosotros obra. 100
ROBERTO Está bien... Si quieres oro...
ARTURO De eso hablaremos en otra
ocasión... Satisfaced
mi curiosidad ahora.
�A quién quiere mal la Reina? 105
�quién la ofende? �quién la enoja,
pues así busca venenos
cuando verdugos le sobran?
ROBERTO Para crímenes de estado
son buen castigo las horcas; 110
mas éste es crimen de amor.
ARTURO �De amor!... �hay celos?
ROBERTO                                        Furiosa
está.
ARTURO         �Con quién? [33]
ROBERTO                             Cierta joven...
Mas aquí viene Eleonora.
Luego cuando estemos solos 115
te referiré esta historia.
 
 

Escena II

 

Dichos. ELEONORA.

 
ELEONORA Traed, Roberto, a Rosmunda,
quiero hablar con ella ahora.
ARTURO (Aparte.)
�Rosmunda! �qué escucho?
ROBERTO                                              Voy.
ELEONORA No tardéis, que espero sola 120
aquí mismo.
ARTURO                     �Si será?..
Salgamos de esta zozobra.
 
 

Escena III

 

ELEONORA sola.

 
Hallela, al fin, esa Rosmunda hermosa.
�Hermosa!... sí... lo es... sí... confesarlo
es fuerza a mi pesar... �Beldad maldita! 125
Poder, trono, riquezas, todo en cambio
lo daría por ella... �Qué delirio!
�Fue por ventura el cielo tan avaro
conmigo de ese don?.. �Ah! tú lo digas,
tú, bruñido metal que el fiel traslado 130
de mi semblante ofreces... Mas �qué veo?
No, no es ese, traidor, no es mi retrato.
�Ella más bella!... No: mientes: no es cierto.
Y aunque lo sea, �qué me importa?... Al cabo
caíste en mi poder, objeto odioso. 135 [34]
Sé enhorabuena de beldad dechado,
sé encanto de los hombres, sé portento
de natura blasón, del mundo pasmo:
más puedo yo que tú; puedo hora mismo
despedazarte aquí con estas manos. 140
 
 

Escena IV

 

ELEONORA. ROSMUNDA.

 

(ROSMUNDA es conducida hasta la puerta por ROBERTO, que le señala a la reina.)

 
ROSMUNDA �Dónde me conducís?... �Qué miro? �Es ella!
ELEONORA Y bien, �qué os sobresalta?... En mi palacio,
en mi cámara estáis.
ROSMUNDA                                  �Desventurada!
�Qué pretendéis de mí? �Por qué?...
ELEONORA                                                            Calmaos,
Tomad asiento.
ROSMUNDA                           �Yo!
ELEONORA                                   Sentaos, digo; 145
y aliento recobrad.
ROSMUNDA                               Vuestro mandato
obedezco, señora.
 

(Se sientan las dos.)

 
ELEONORA                              Oíd, Rosmunda
y no extrañéis si con franqueza os hablo.
Enojado me habéis.
ROSMUNDA                                 �Yo!
ELEONORA                                         Con ofensas
que nunca las mujeres perdonaron. 150 [35]
ROSMUNDA �Ah! �cómo pudo ser? En mi retiro
era vuestro existir casi ignorado.
Si el nombre vuestro pronuncié algún día
fue para bendeciros, para amaros.
ELEONORA Lo creo. Mas no siempre nuestros pechos 155
tan inocentes son como pensamos;
y entre afectos tal vez puros, sencillos,
el crimen se desliza enmascarado.
ROSMUNDA �Ah!
ELEONORA         Vos, Rosmunda, amáis. �Podéis jurarme
que al mundo, al ciclo no ofendéis amando? 160
ROSMUNDA Sí, lo puedo jurar; que es inocente
amor que de virtud se enciende al rayo.
Sin rubor lo confieso al mundo, al cielo;
y a los pies de tus aras sin espanto,
eterno Dios, en tu presencia misma 165
osaré repetir mil veces: amo.
ELEONORA Sí... sí... pero decid... �estáis segura
de que en igual pasión el justo pago
da Alfredo a vuestro amor?
ROSMUNDA                                             Si lo dudara,
�viviera yo, señora?
ELEONORA                                 �Os ha jurado 170
eterna fe?
ROSMUNDA                 Mil veces.
ELEONORA                                  �Qué promesas
os hizo?
ROSMUNDA               En mi memoria sólo guardo
una. [36]
ELEONORA        �Cuál es?
ROSMUNDA                        La de adorarme siempre.
ELEONORA Y entre frases de amor, otros halagos
�acaso no mezcló? �No procuraba 175
con ponderados bienes deslumbraros?
�No presentó, por fin, a vuestros ojos
de futura grandeza el dulce cuadro?
ROSMUNDA Si otra cosa que amor me prometiera,
yo, señora, le hubiera despreciado. 180
ELEONORA Mas �qué esperanza, al fin, era la vuestra?
ROSMUNDA �Eso me preguntáis? Al que ama tanto,
�qué otra esperanza concebir le es dable,
sino unirse a su bien en dulce lazo?
ELEONORA �Luego Alfredo también alimentaba 185
en ves esa ilusión?
ROSMUNDA                               �Él?
ELEONORA                                     Sí... explicaos
con franqueza.
ROSMUNDA                        Yo...
ELEONORA                                 Hablad.
ROSMUNDA                                              Yo la tenía,
pero él jamás me prometió su mano.
ELEONORA �Y osáis decir que vuestro afecto es puro!
ROSMUNDA �Cupo, señora, en mí nunca dudarlo? 190
ELEONORA �Incauta! �Qué habéis hecho?... De un amante
las artes conoced... Desengañaos; [37]
sabed que cubre con falaces rosas
la sima donde intenta despeñaros;
sabed que lleva mentiroso, astuto, 195
hiel en el corazón, miel en los labios,
y con dulces palabras y caricias
el crimen, la deshonra va labrando.
ROSMUNDA �Cielos! �qué luz funesta!... Acaso Alfredo...
No cabe en él un corazón tan falso. 200
ELEONORA �No cabe?... Pues oíd.
ROSMUNDA                                    Callad: no os pido...
ELEONORA Sabedlo: es un traidor, es un malvado.
ROSMUNDA Señora, si lo es, dadme la muerte;
mas no me lo digáis.
(Se levanta.)
ELEONORA                                   Os fuera grato
creer siempre en su amor; �no es cierto? y siempre 205
con tan gustosa idea apacentaros...
Desechad ese error. �Por qué en el seno
alimentar queréis tan necio engaño?
�Por qué?...
ROSMUNDA                      Señora, y vos �por qué obstinada
en el pecho un puñal me estáis clavando? 210
�Por qué me arrebatáis hasta el consuelo
que hallar pudiera en mi destino infausto?
Y �por qué despiadada en mis dolores
con esa risa atroz mostráis gozaros?
�Qué os importa mi amor? �qué mis desdichas? 215
�Una reina no tiene otros cuidados?
Mas en vano os cansáis, sé que es forzoso
perder toda esperanza; sé que el vaso
me es preciso apurar hasta las heces
de amargura y dolor y eterno llanto; 220
sé que ya para mí no hay en el mundo
ni placer, ni ventura... Horrible arcano
existe aquí que penetrar no puedo... [38]
�ni lo quiero saber!... al desdichado
�qué le importa la causa de sus penas 225
si ella acrecienta su mortal quebranto?
Dejadme al menos mi ilusión... �qué digo?
No es ilusión... es realidad... Sus labios
no mintieron amor... Pues que, a mis plantas
�no le vi sin color, casi espirando, 230
temblar caer con lágrimas de fuego
surcar su rostro y abrasar mi mano?
�No le vi estremecerse en cruel delirio,
domar de su pasión los fieros raptos,
y amor diciendo los ardientes ojos, 235
con su muda elocuencia hablar más claro?
�Ah! que eso no se finge, no... Bien puede
el rigor, el deber... �lo ignoro!... �Acaso
sé yo lo que en las cortes corrompidas
proscribe la verdad, manda el engaño?... 240
Bien puede en su furor la suerte injusta
arrebatarle el bien que ansiaba tanto,
mandarle huya de mí, que me abandone,
y aun sujetar su cuello a odiosos lazos;
pero no lo dudéis, su pecho es mío, 245
mío, sí, para siempre... En los palacios,
en el campo de honor, en los torneos,
donde quiera que esté... �de otra en los brazos!
allí me amará siempre; allí en secreto
maldiciendo el rigor de adversos hados 250
si suspira, si gime, ese suspiro
es mío, y hacia mí vendrá volando.
ELEONORA �Orgullosa!... �Oh furor!... �Y a tal extremo,
tu beldad te envanece!... �Tal encanto
presumes se halla en ti, que irresistible, 255
eterno es tu poder!... �Oh qué insensato
delirio!... �Sabes lo qué dices?... �Sabes
que si eso fuera cierto era llegado
tu triste fin, y que ese amor impuro
me es preciso en tu sangre sofocarlo? 260
�Sabes a quién ofendes, a quién amas?
Tú misma, tú, te llenarás de espanto.
Conoce, en fin, al elevado objeto [39]
de tu insana pasión... Mira ese cuadro.
(Le enseña el retrato del rey.)
ROSMUNDA �Cielos! �qué veo?... �no es Alfredo?
ELEONORA                                                            El mismo. 265
Pero míralo bien... Un regio manto
cubre sus hombros, en su frente brilla
la diadema.
ROSMUNDA                   �Es el rey!
ELEONORA                                    Tú le has nombrado.
ROSMUNDA �Ah!
(Ocultando con horror el rostro entre las manos.)
ELEONORA         �Le conoces ya?... �Guarda!... No sea
que te engañes.
ROSMUNDA                         �Qué horror! (Quiere huir.)
ELEONORA                                             �Do vas?
ROSMUNDA                                                            Me marcho 270
donde ocultarme pueda... Vuestra vista
no me es dado sufrir.
ELEONORA                                   Tente: a mi lado
te pretendo guardar.
ROSMUNDA                                 �Quién?... �vos?... �Su esposa!
ELEONORA �Su esposa!... sí... lo soy... por eso... Agravios
hay que venganza piden, y venganza 275
a los míos daré.
ROSMUNDA                            Pues bien vengaos:
mi sangre derramad, tomad mi vida.
�Qué me importa la muerte? Ya la aguardo
como el supremo bien. [40]
ELEONORA                                     Sí, sí, lo creo;
pero no gozaréis de un bien tan alto. 280
Venganza es esa a mis ofensas leve,
y os juro que no habré sufrido en vano.
�Ay! harto lo probé: mis propias penas
que hay más fieros tormentos me enseñaron.
Vivir, pero vivir sin esperanza, 285
recoger por cariño desengaños,
de odiado objeto contemplar la dicha,
y... (ved la pena más cruel que os guardo)
mirar en quien se amó solo un aleve
que robando el honor nos ha infamado 290
esto más que el morir duele a quien ama;
esto yo lo probé, y hora probadlo.
ROSMUNDA �Y vos me lo decís!... �Vos!... �Ah! �cuán poco
generosa os mostráis!... Al escucharos
así insultarme en mi desgracia extrema, 295
dudo ya que una reina me esté hablando.
�Yo infame!... Lo seré... Pero �qué nombre
daréis al monstruo que labró mi engaño?
�Le excusará ser rey?... No, por lo mismo
más infame será por ser más alto. 300
�Qué importa que con pérfidos disfraces
tendiese a mi virtud aleves lazos?
Mi inocencia guardé: si hay algún crimen,
suyo ese crimen es, mío es el lauro.
�Mirad qué gloria! Descender del trono, 305
mentir su nombre, renegar su rango,
�para qué? �Justo Dios! �Hazaña insigne!
Un pecho seducir sencillo, incauto.
�Y es esa acción de rey? �Oh vilipendio!
No lo hiciera el más vil de sus vasallos. 310
ELEONORA Basta. Escuchad, Rosmunda: lo conozco.
Soy reina, y que lo soy debo probaros.
�Quereisme generosa? Pues serelo;
pero de vos un sacrificio aguardo.
ROSMUNDA Decid. [41]
ELEONORA            Será penoso.
ROSMUNDA                                Ya ninguno 315
para mí puede serlo.
ELEONORA                                   No lejano
de aquí se encuentra solitario albergue,
de la virtud asilo sacrosanto,
do en ferviente oración, vírgenes bellas
bendicen al Señor.
ROSMUNDA                              Entiendo... �un claustro! 320
Eso anhelo tan solo: yo le acepto
como el único bien.
ELEONORA                                 Pues preparaos;
que al punto marcharéis cuando la noche
con su velo al partir pueda ocultaros.
 
 

Escena V

 

Dichos. ROBERTO.

 
ELEONORA Roberto.
ROBERTO               �Qué me mandáis? 325
ELEONORA Vaya Rosmunda a su estancia,
y luego volved, que os tengo
que dar órdenes.
 

(Vanse ROSMUNDA y ROBERTO.)

 
                          Mi saña
no ha podido resistir
al dulce hechizo que arrastra 330
los corazones al verla.
En vano le preparaba
muerte atroz; a pesar mío
siento en mi pecho la rabia
desvanecerse, y... no importa... 335
ya resuelvo perdonarla. [42]
Mas vaya lejos de mí
do el claustro oscuro la aguarda;
y allí mis celos con ella
se sepultarán mañana. 340
 
 

Escena VI

 

ELEONORA. ENRIQUE.

 
ENRIQUE Señora, decidme luego
en donde Rosmunda se halla.
ELEONORA �Me lo preguntáis a mí?
ENRIQUE A vos, sí.
ELEONORA                �Pregunta extraña!
�Lo sé yo?
ENRIQUE                   �No lo sabéis? 345
Y �osasteis arrebatarla
de su mansión!
ELEONORA                         �Habéis vuelto!
Bien cumplís vuestra palabra.
ENRIQUE Juré no volverla a ver:
lo he cumplido y esto basta. 350
Pero también acordaos
que he prometido ampararla,
y de quien la osare aleve
ofender, tomar venganza.
ELEONORA �Ofenderla!... Y �quién aquí 355
el ofendido se llama?
�Olvidasteis ya quien soy?
�Olvidasteis vuestras faltas?
Hablaisme cual si yo fuera
delincuente, y vos sin mancha: 360 [43]
con iracundo semblante
prorrumpís en amenazas,
�y ante mí los ojos vuestros
en la tierra no se clavan!
Al escucharos, Enrique, 365
cualquiera, en verdad, pensara
que somos aquí las dos
ella esposa y yo la dama.
ENRIQUE Faltas cometí, señora;
no pretendo disculparlas. 370
Llamadme ingrato, perjuro,
falso, traidor; vuestra rabia
sin compasión, sin descanso,
en mí se ensangriente airada:
lo merezco... Mas Rosmunda... 375
ELEONORA �Osas ante mí nombrarla?
ENRIQUE Es inocente.
ELEONORA                     �Inocente!
�Y la has amado! �y aún la amas!
La que un esposo me roba,
la que mil puñales clava 380
en mi pecho, quien destruye
mis dichas, mis esperanzas,
�se llama inocente? No:
ningún criminal la iguala.
ENRIQUE Pues pensad lo que gustéis: 385
yo quiero y juro salvarla.
ELEONORA �Tú salvarla!... y �lo podrías?
ENRIQUE �Oh cielos!
ELEONORA                   �Te sobresaltas?
ENRIQUE �Osasteis acaso? [44]
ELEONORA                            No,
no temas... vive.
ENRIQUE                            Me espanta 390
esa sonrisa infernal.
ELEONORA Vive, vive: no te engaña
tu esposa... Vive Rosmunda,
siempre hermosa, flor galana
que los ojos embelesa 395
y el corazón arrebata.
Ni una hoja, ni un matiz
ha perdido flor tan cara;
pues �quién al verla tan bella,
se atreviera a marchitarla? 400
ENRIQUE Al menos impunemente
tal crimen nadie intentara.
Pero acabemos... Volvedme
a Rosmunda.
ELEONORA                      �Debo darla?
Juzgadlo vos.
ENRIQUE                        Sólo quiero 405
que lejos de aquí se vaya.
ELEONORA Irá; pero donde nunca
lleguéis a saber que se halla.
ENRIQUE Pues bien, aunque la escondáis
de la tierra en las entrañas, 410
de allí arrancarla sabré:
vuestra furia no me espanta.
Cuando mi sacrificio os hago,
�no lo aceptáis, insensata?
�Ay de vos! �Aún no sabéis 415
adónde mi enojo alcanza!
ELEONORA �Qué osas decir? [45]
ENRIQUE                            Que de todo
soy capaz en mi venganza.
Ni esa corona que ciñe
vuestras sienes soberanas, 420
ni estos nudos respetables
que en santa unión nos enlazan,
ni los extensos estados
que envidia de cien monarcas,
en rico opulento dote 425
habeisme traído ufana,
comparados con mi amor,
nada me parecen, nada.
Bien lo sabéis: otras reinas
que el solio inglés adornarán 430
se han visto con triste suerte
de su pompa despojadas;
solo un paso hubo para ellas
al claustro desde este alcázar;
o el oprobio de un divorcio 435
puso fin a su arrogancia.
Tened presente su historia,
y no queráis imitarlas.
ELEONORA �Y os atreveréis?
ENRIQUE                             A todo.
ELEONORA �Ah perverso! sólo falta 440
que en ese trono que ocupo
mire a mi rival sentada.
ENRIQUE Si cien coronas tuviera
con ellas su sien ornara.
ELEONORA Primero perecerá; (Aparte.) 445
su muerte está decretada.
�Qué necios somos los dos! (Alto.)
�Es posible que la calma
destruya ocasión tan leve
de dos esposos que se aman? 450 [46]
ROSMUNDA Lo confieso: me cegué:
mis celos fueron la causa;
mas �cuándo no tuvo celos
un pecho que amor inflama?
Esposo mío, perdona: 455
me arrepiento.
ENRIQUE                         �Qué mudanza!
ELEONORA Quiero enmendarme: tú diste
ya el ejemplo, pues en tu alma
sofocaste una pasión
que me hiciera desgraciada. 460
Yo también sofocaré
mis rencores... Pero parta
lejos de aquí esa mujer
cuya presencia me mata.
ENRIQUE Eso quiero... Pero �dónde 465
se halla?
ELEONORA                De esta misma estancia
salió no ha mucho: aceptó
un convento resignada;
y en breve... Pero antes quiero
que a verla vuelvas.
ENRIQUE                                 No... basta... 470
basta ya.
ELEONORA                No será Alfredo
quien vuelva a verla. El monarca
será, que con altos dones
la consuela en su desgracia:
será el rey, que pagar debe 475
de un súbdito infiel las faltas.
�No merece un desagravio
si fue por vos engañada?
ENRIQUE �Por ventura sabe?... [47]
ELEONORA                                   Todo.
ENRIQUE Me odiará ya.
ELEONORA                         No: te engañas: 480
te desprecia.
ENRIQUE                      �Ah! sólo quiero
pedir postrado a sus plantas
mi perdón.
ELEONORA                   Lo pedirás.
ENRIQUE Llevadme al punto do se halla.
ELEONORA Luego vendrás... Entretanto, 485
si otros negocios reclaman
tu presencia, los deberes
marcha a cumplir de un monarca.
ENRIQUE �Ah! �qué mal te conocía!
ELEONORA Conocerme aún más te falta. 490
ENRIQUE �Cómo?
ELEONORA               Digo que el delirio
que infunde amorosa llama
en este pecho constante,
no sabes adonde alcanza.
ENRIQUE Eterno será mi amor. 495
ELEONORA Lo creo... Pero ve... marcha:
que cuando ya tiempo sea
darete aviso.
ENRIQUE                     �No abrazas
hoy, Eleonora, a tu esposo? [48]
ELEONORA �Por qué no?
ENRIQUE                      Prenda adorada, 500
�me perdonas?
ELEONORA                         �Lo preguntas?
Pronto perdona quien ama.
ENRIQUE Los días renacerán
de nuestras dichas pasadas.
ELEONORA Así lo espero.
ENRIQUE                      Adiós, pues. 505
ELEONORA Adiós... y hasta luego.
 

(Vase ENRIQUE.)

 
 

Escena VII

 

ELEONORA. Luego ROBERTO.

 
ELEONORA                                            Marcha,
que cuando vuelvas a verme,
te espantará mi venganza.
�Has osado amenazarme
con el divorcio y la infamia! 510
�Con que puedo ser del trono
y de tu lecho arrojada?
�Con que también la corona
de regias sienes se arranca,
y puede adornar las sienes 515
de esa rival detestada?
No, no será... Yo sabré
burlar tus intentos... Calla,
calla, necia compasión,
que dentro del pecho me hablas. 520
Escuchándote me pierdo:
sólo el rigor hoy me salva.
 

(Sale ROBERTO.) [49]

�Sois vos, Roberto?... Decid:
�teneisme ya preparada
esa bebida mortal? 525
ROBERTO Ya lo está.
ELEONORA                  Pues que la traigan.
ROBERTO Voy, señora.
ELEONORA                      �Estáis seguro
de su efecto?
ROBERTO                      Menos tarda
el rayo cuando las nubes
ardiendo al suelo le lanzan. 530
En este instante a mis ojos
a un lebrel hice probarla,
y al punto cayó a mis pies.
ELEONORA Pues cúmplase mi venganza.
Venga Rosmunda: el veneno 535
termine su vida infanda;
o siegue, si se resiste,
un acero su garganta.
A vos, Roberto, ministro,
os hago de mi venganza. 540
Aquí me habéis de entregar
aquí mismo, en esta sala
a esa mujer que abomino
ya sin aliento, sin alma...
O de su vida... �Entendéis?.. 545
la vida vuestra me paga.
Yo me retiro. Tal vez
su presencia me ablandara...
No es tiempo de compasión.
Muera: mi interés lo manda. 550
Obedeced, y avisadme.
Ved que os espero. (Vase.) [50]
 
 

Escena VIII

 

ROBERTO solo.

 
                                  Matarla
poco me cuesta en verdad.
Pero el rey que tanto la ama,
si llega a saber que yo, 555
por mi mano... De su saña
�quién entonces me liberta?
No: la astucia aquí me valga.
Ese Arturo que el brebaje
me ha procurado... La audacia 560
está pintada en sus ojos:
si la apariencia no engaña,
será muy capaz... Y luego
el furor del rey recaiga
sólo sobre él. Aquí viene. 565
 
 

Escena IX

 

ROBERTO. ARTURO.

 

(ARTURO sale con una copa en la mano.)

 
ROBERTO �Es la copa envenenada?
ARTURO Sí, señor.
ROBERTO                 En esa mesa,
puedes, amigo, dejarla.
ARTURO Está bien. (La pone en la mesa.)
ROBERTO                 Ahora escucha.
ARTURO Escucho.
ROBERTO                �Tendrías alma 570 [51]
para presentar tu mismo
ese veneno a una dama?
ARTURO �A esa Rosmunda?
ROBERTO                                Esa misma.
ARTURO �Por qué no?
ROBERTO                       �Bueno!
ARTURO                                    Allá en Asia,
siendo esclavo del Soldán, 575
se lo presenté a Rojana,
y ser libre me valió.
ROBERTO Aquí recompensas altas
te esperan, si...
ARTURO                         Vamos pronto:
a obrar, y menos palabras. 580
�Dónde está Rosmunda?
ROBERTO                                         Al punto
haré que aquí te la traigan.
ARTURO Id, pues...
ROBERTO (Aparte.) Logré mi designio.
Poco ha de tardar: aguarda. 585
(Alto y vase.)
ARTURO Sí, con la muerte debiera
espiar su negra infamia.
Cuando nuestro amor primero
por otro amor olvidaba,
pensé que al menos su pecho, 590
ardía en lícita llama;
pero la vil admitía
caricias de un monarca
y al brillo de la opulencia [52]
su virtud sacrificaba. 595
Al fin, el cielo castiga
la liviandad de esa ingrata;
y quiere... Mas hela aquí.
�Cuál me estremezco al mirarla!
 
 

Escena X

 

ARTURO. ROSMUNDA. ROBERTO.

 
ROSMUNDA �Me llama la reina?
(A ROBERTO al entrar.)
                               Hablad 600
(Señalando a ARTURO y vase.)
con el que allí veis.
ARTURO (Aparte.)                Aún la ama
mi triste pecho y se inflama
al verla. �Oh debilidad!
ROSMUNDA Señor... �Oh cielos! �qué veo?
�Arturo!
ARTURO              �Me conocéis? 605
ROSMUNDA �Ah! miradme y lo diréis.
ARTURO Jamás os he visto, creo.
Una mujer conocí
igual a vos en belleza,
y a par que hermosa, �oh simpleza! 610
virtuosa la creí.
En vano su imagen bella
vos aquí me recordáis:
�ah! �pérfida, me engañáis:
no, no es Rosmunda, no es ella. 615
La que en este alcázar miro
lejos del hogar paterno,
sombra es suya que el infierno
me muestra cuando deliro. [53]
Aún me siento arrebatar 620
al contemplar su hermosura...
Mas de una mujer impura
el horror me hace apartar.
ROSMUNDA �Yo impura! Detén la lengua.
ARTURO Tu crimen no tiene escusa. 625
Todo en torno aquí te acusa;
todo publica tu mengua.
Cuando burlaste mi amor
yo te creí, miserable,
sólo contra mí culpable, 630
pero no contra el honor.
Entonces te perdoné...
�qué no perdona un amante?
No te juzgaba inconstante,
indigno yo me juzgué. 635
Mas sólo por liviandad
tú despreciaste al doncel:
ambicionando un dosel
tu envanecida beldad,
todo un monarca buscaste; 640
y en tu frente donde un día
pura la virtud lucía
la negra infamia estampaste.
ROSMUNDA �Arturo!
ARTURO              Aparta, mujer;
que horror ya sólo me inspiras. 645
ROSMUNDA Pues hiere; y aquí tus iras
hagan mi sangre correr.
ARTURO Con sangre tan vil mi espada
no empaña su brillo puro.
ROSMUNDA Me insultas... y yo lo juro: 650
soy infeliz, no culpada. [54]
ARTURO �Eso dices, y aquí estás!
�y amas al rey!
ROSMUNDA                         �Ay de mí!
A Alfredo he querido, sí;
pero al monarca jamás. 655
ARTURO �Cómo!
ROSMUNDA              Que sólo mi igual
en él hasta hoy mismo viera.
ARTURO �Luego ignorabas quién era?
ROSMUNDA Lo ignoraba por mi mal.
ARTURO Me engañas.
ROSMUNDA                      Fulmine el cielo 660
un rayo sobre mi frente
si hora mi labio te miente.
�Ah! disipa ese recelo.
Yo fui contigo inconstante;
y aquel mi primer amor, 665
como el matutino albor
apenas lució un instante
cedió a otro fuego mayor.
Mas si me viste faltar,
Arturo, a mi antigua fe, 670
si tu esperanza engañé,
si al fin te pude olvidar,
la virtud nunca olvidé.
Con nombre fingido, en vano
quiso burlarme el traidor; 675
que en tan peligroso error
le di mi pecho al villano,
mas no le entregué mi honor.
ARTURO �Qué escucho?... �Será verdad? [55]
ROSMUNDA �Lo dudas? Nunca mentí. 680
ARTURO �Cómo dudar, si es en mí
creerlo necesidad!
Así la profunda herida
se alivia del corazón;
que quiere más mi pasión 685
verte infiel que envilecida.
ROSMUNDA �Qué, en fin, me vuelves tu aprecio?
ARTURO �Qué te importa, desdichada?
ROSMUNDA Con él de la suerte airada
los rigores menosprecio. 690
ARTURO �Y sabes cuál es tu suerte?
ROSMUNDA Sé que el claustro ya me espera.
ARTURO �Infeliz! �A Dios pluguiera!
Es tu destino... la muerte.
ROSMUNDA �La muerte! �Oh Dios!
ARTURO                                        Mira allí 695
aquella copa.
ROSMUNDA                       Comprendo:
�un veneno!
ARTURO                     Sí, tremendo:
preparado está por mí.
ROSMUNDA �Por ti! �Cruel! �Cuál te vengas!
ARTURO �Fáltame acaso razón? 700
ROSMUNDA �Y tendrías corazón?... [56]
ARTURO �Yo?... vamos, no te detengas.
Toma.
ROSMUNDA            No tengo valor.
�Morir tan joven!
ARTURO                             Acaba.
ROSMUNDA Primero en mi pecho clava 705
ese acero vengador,
haz mi corazón pedazos.
ARTURO �Ah! no: que el mío quebrantas,
ROSMUNDA Mírame, Arturo, a tus plantas.
ARTURO Álzate... y ven a mis brazos. 710
ROSMUNDA �Qué dices?
ARTURO                      Que si te viera
morir, a la tumba fría
yo contigo bajaría.
ROSMUNDA �Mas esa ponzoña fiera?...
ARTURO Hoy será tu salvación. 715
ROSMUNDA �Mi salvación!
ARTURO                          Eleonora,
quiere que mueras ahora.
No hay en ella compasión;
y si acaso ese licor
aquí no te deja yerta, 720
allí te aguarda a la puerta
un acero matador.
ROSMUNDA �Cielos! [57]
ARTURO              No temas: yo mismo
las yerbas hice aprestar,
y sólo pueden causar 725
momentáneo parasismo.
De la muerte en tu semblante
las sombras extenderán,
y el latido detendrán,
del corazón palpitante. 730
Así en letargo profundo
por pocas horas sumida,
volverás luego a la vida
aunque muerta para el mundo.
Del lóbrego panteón 735
iré yo mismo a sacarte,
y si al fin logro salvarte
no quiero más galardón.
ROSMUNDA �Oh qué mal te conocí,
noble y generoso amigo! 740
Mas ya mi existir maldigo.
ARTURO Vive siquiera por mí.
ROSMUNDA Di que me perdonas antes.
ARTURO Ni aun de tu agravio me acuerdo.
Sólo en mí queda el recuerdo 745
de nuestro amor... Los instantes
no malogremos. Forzoso
es esa copa apurar.
�Puedes, Rosmunda, dudar?
ROSMUNDA No, dámela.
ARTURO                     Tembloroso 750
tu brazo apenas sostiene...
ROSMUNDA Yo no sé qué horror interno...
ARTURO �Ah! tráguenos el infierno, [58]
que ya tu enemiga viene.
ROSMUNDA Cadáver me encontrará. 755
ARTURO Mas con paso apresurado...
ROSMUNDA Ya el licor emponzoñado
vertido en mi pecho está.
 
 

Escena XI

 

Dichos. ELEONORA. ROBERTO.

 
ELEONORA �Aún respira esa mujer?
�Roberto!
ROBERTO                 Señora, yo... 760
ROSMUNDA Tu venganza se cumplió:
ven a verme perecer.
ELEONORA Por fin...
ROSMUNDA                Apuré el licor.
(Arroja la copa.)
La copa a tus plantas rueda;
ni una gota en ella queda: 765
saciado esté tu furor.
ELEONORA �Saciado! Mal me conoces.
A poco un veneno alcanza;
que no hay para mí venganza
suplicios bastante atroces. 770
Mas no eres tú, miserable
insecto vil que desprecio,
a quien el golpe más recio,
prepara mi ira implacable.
Tu postrer instante aquí 775
venga a ver tu amante fiel
sólo para herirle a él [59]
herirte he querido a ti.
Al contemplar su furor
satisfecha quedaré: 780
en tu muerte gozaré,
pero aun más en su dolor.
Roberto, al rey avisad:
decidle que aquí le espero.
ROSMUNDA Inútil es: que primero 785
habré espirado.
(Se sienta ya vacilando.)
ELEONORA                          Aguardad...
Que otra idea...
ROSMUNDA                          Yo fallezco.
�Cielos! �qué es esto?
ARTURO                                    No temas.
(Acude a sostenerla y la hace sentar.)
ELEONORA (Aparte.)
�Ceñirla con cien diademas
querías?... Pues yo te ofrezco... 790
(A ROBERTO.)
Seguidme vos, y cumplid
las órdenes que os daré. (Vase.)
ARTURO �Ah! por fin, la salvaré,
y se ha logrado mi ardid.
�En la tumba pretendía 795
tan bella presa encerrar!
Pues bájela a contemplar,
y la encontrará vacía.

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