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ArribaAbajoCapítulo XXII

La asunción fundada. -Guerra de los agá


Después de esto370 se vieron obligados los carios a levantarnos una gran casa de piedra, tierra y madera, para que si con el andar del tiempo llegase a acontecer que se levantasen contra los cristianos, tuviesen estos un amparo y pudiesen defenderse. Tomamos este pueblo de los carios el día de Nostra Singnora de Sunsión [ganado el año 1536371] y se llama todavía Nostra Singnora de Sunsión esta su ciudad; en esta escaramuza cayeron de los nuestros 16 hombres; y quedamos allí 2 meses largos. A estos carios desde los Aygaysen (Agaces) hay   —177→   30 millas (leguas)372 y desde la isla Bon Esperainso, esto es, Guete Hofnung (Buena Esperanza)373 donde viven los tiembus, cerca de 335 millas (leguas) de camino374.

Así celebramos un contrato con los caríos, por el que se obligaban y prometían acompañarnos a la guerra y auxiliarnos con 8.000 hombres contra los antedichos aygaissen (agaces)375.

Después que nuestro capitán general hubo arreglado todo esto, sacó él 300 españoles con más los carios estos y navegó aguas abajo, y después por tierra las 30 millas (leguas), hasta donde los dichos aigais vivían, de quienes y de cómo nos trataron se dijo ya en el cap. XIX. Los encontramos en el mismo lugar en que los dejamos, y los sorprendimos, sin que nos sintiesen, en sus casas, porque aún dormían, entre las 3 y 4 de la mañana; porque los carios los habían descubierto o espiado; allí matamos chicos y grandes dando muerte a todos; porque es costumbre de los carios, cuando guerrean y salen ganando, que matan a todos, y no se compadecen de nadie.

Después de esto tomamos nosotros 500 cannanon (canoas) o esquifes y quemamos todos los pueblos que pudimos hallar e hicimos mucho daño. A los 4 meses vinieron algunos de los aygaissen,   —178→   que no habían tomado parte en la tal escaramuza, por no haberse hallado en sus casas y pidieron perdón. Este se lo tuvo que conceder nuestro capitán general según orden de la Cesárea Majestad, que se había de perdonar a los indios hasta la tercera vez; pero había de ser así que si alguno se alzase por tercera vez, debería quedar preso [o de esclavo] por toda su vida.




ArribaAbajoCapítulo XXIII

Los payaguá. Viaje de descubrimiento


Después de esto permanecimos nosotros 6 meses más en esta ciudad376. Nostra Singnora de Sunsión, en Alemán -Unnser Trauen Himelfart (El Tránsito de N. S.), y descansamos esa temporada. Por ese tiempo hizo nuestro capitán Jann Eyollas377 que estos carios le contasen de una nación llamados Pienbaís (Payaguá); contestaron ellos, que de esta ciudad Sunsión hasta los pienbas había 100 millas (leguas) de camino378, aguas arriba del Paraboe (Paraguay). Otra vez hizo preguntarles nuestro capitán a los carios, si también ellos, los   —179→   Pienbass (Payaguá) tenían comida, y qué era lo que no les gustaba379; iten, la clase de gente que era y cuáles sus defectos; así contestaron ellos, los piembas no tienen más comida que pescado y carne, iten cuerno de cabra, o algorabo (algarroba) o pan de San Juan; de estos cuernos de cabra (vainas de algarroba) hacen ellos miel que comen con el pescado; también de esto hacen vino, y es dulce como la hidromel en Alemania.

Y luego que nuestro capitán Jann Eyollas supo todo esto de los carios les mandó380 que cargasen 5 navíos con comida de trigo turco (maíz) y de lo demás que había en el país, lo que se había de hacer plazo de 2 meses, porque en este tiempo también él y los suyos se prepararían para el viaje, y visitarían en primer lugar una nación llamada charchareis (¿jarayes?)381, la primera después de los paimbas (payaguá)382.

Entonces se obligaron los carios a prestarse siempre y ser obedientes y a cumplir en todo lo que el capitán mandase. Así consiguió también nuestro capitán de los marineros que acabasen de aprestar los navíos para realizar este viaje383.

Cuando todo aquello quedó arreglado y listo,   —180→   y cargado el bastimento en los navíos, hizo nuestro capitán que se reuniese toda la gente y de los 400 hombres separó 300 bien armados, y a los 100 los dejó en la antedicha ciudad Vordelesso (Fortaleza)384, esto es, Nostra Singnora de Sunssión, donde en aquel tiempo vivían los susodichos carios.

De ahí navegamos aguas arriba y encontramos a cada 5 millas (leguas) de camino un pueblo de los dichos carios, asentados sobre el agua (río) Peroboe; [estos] nos trajeron a los cristianos lo necesario y comida de pescado y carne, gallinas, gansos, ovejas de los indios385 [y] avestruces, mas cuando al fin llegamos al pueblo de los carios que se llama Weybingon (Guayviaño)386 que cae a 80 millas (leguas) de la ciudad Nostra Singnora de Sunsión allí tomamos nosotros de estos carios comida y todo lo demás que nos hacía falta y de ellos pudimos conseguir.



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ArribaAbajoCapítulo XXIV

Cerro de San Fernando y viaje a los payaguá


De allí llegamos a un cerro llamado S. Ferdinannt387, que se parece al Pogenperg (Bogenberg); allí encontramos a los susodichos pienbas; a estos de Weibingen (Guayviaño) hay 12 millas (leguas) de camino; y nos salieron a recibir de paz, pero con mala intención, como lo sabréis más tarde. Nos llevaron a sus casas y nos dieron de comer pescado y carne y cuernos de cabra, o pan de San Juan (algarroba). Así permanecimos nosotros 9 días con estos pienbass.

Después de lo cual nuestro capitán388 hizo preguntar al principal de ellos lo que sabía de una nación que se llama Carchkareisso389; dijo él, que no sabía nada de cierto de la tal nación, no siendo lo que por casualidad habían oído; que debían hallarse o vivir lejos de allí tierra adentro, y que debían también   —182→   tener mucho oro y plata; pero ellos, los pienbas, no habían visto nada. También nos contaron que los karkeis eran gente entendida, como nosotros los cristianos, y que tenían mucho de comer, trigo turco (maíz), mandeoch (mandioca), manduiss (maní), padades (batatas), wackekhue390, mandeoch proprie, mandepore391 y otras raíces más, carne de las ovejas de los indios392, antas, esta una bestia como un burro, pero que tiene patas como una vaca, y el cuero grueso y obscuro; ítem venados, conejillos, gansos y gallinas en gran cantidad. Pero ni uno solo de los piembas lo había visto personalmente, y sólo lo sabía de oídas; mas nosotros experimentamos como era la cosa.

Después de esto nuestro capitán general393 pidió algunos pyenbas, para que fuesen con él tierra adentro; se prestaron de buen grado, y al punto el principal pyenbas separó 300 indios para que lo acompañasen y cargasen la mantención, y lo demás que les hacía falta, y mandó nuestro capitán que se aprestase la gente esta, porque él partiría dentro de 4 días; en seguida hizo que de los 5 navíos los 3 zarpasen394, y en los 2 metió él 50395 hombres de nosotros los cristianos, desde que nosotros deberíamos permanecer allí por 4 meses durante su   —183→   ausencia, y si llegase el caso que el capitán no se volviese a juntar con nosotros dentro del plazo estipulado, deberíamos nosotros regresar con estos 2 navíos a la ciudad Nostra Singnora de Sunsión. Aconteció, pues, que aunque nosotros permanecimos con los payenbas durante 6 meses no supimos nada de nuestro capitán Jan Eyollas; ya no teníamos cosa que comer, así que nos vimos obligados a viajar con este nuestro dicho capitán Marthin Thomingo Ayolla de vuelta a la ciudad Signora (Asunción), según lo mandado por nuestro capitán general396.

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ArribaAbajoCapítulo XXV

Ayolas viaja por tierra de los payaguá y naperú


Y primero397 después que partió de los pyembas, llegó él a una nación llamada naperus398, que son amigos de los pyembas y no tienen más que pescado y carne; es una nación de mucha gente. De estos naperus también nuestro capitán general se separó algunos que le sirviesen de baqueanos; pasaron   —184→   en seguida por muchas naciones con grandes penas y trabajo, y se les hizo gran resistencia; también murieron de hambre en este viaje la mitad del número de los cristianos; y en eso llegó a una nación llamada payssenos (payzunos)399; de allí no pudo pasar más adelante, sino que se vio obligado a retroceder con la gente, menos tres españoles, que por estar enfermos tuvo que dejar atrás entre los paysennos. Así él, nuestro capitán Jann Eyollas salverende (sano y salvo) en cuanto a su persona, es decir gesunndt, regresó con la gente a los naperus; allí quedaron y descansaron hasta el tercer día, porque ]agente estaba muy cansada y enferma, y ya no les quedaba más munición.

Estando las cosas así convinieron los naperrus con los payenbas y se obligaron entre sí que al capitán Jann Eyollas y a los suyos les darían muerte o los acabarían, como que así más tarde también lo cumplieron. Y eso que Jann Eyollas, el capitán, con los cristianos, marchaban de los naperrus a los pyembas, a medio camino como estaban y al descuido fueron sorprendidos por los naperrus y pyembas con gran fuerza en un espeso bosque; porque los naperrus y pyennbas, según su convenio de sorprender[los] en la selva por donde tenían que pasar [los] cristianos, embistieron sin piedad al capitán y [a los] cristianos, como si fuesen perros rabiosos, y acabaron de matar y destruir a los debilitados cristianos junto con el capitán Jann   —185→   Eyollas400, de suerte que ni uno de ellos escapó. Dios se apiade de ellos y de todos nosotros y nos tenga misericordia.




ArribaAbajoCapítulo XXVI

Se sabe de la muerte de Ayolas. -Eligen a Irala


401Ahora [pues] nosotros los 50 hombres, eso que fuimos al asiento Nostra Singnora de Sunsión y allí esperábamos a Jann Eyollas, el capitán, y a nuestros soldados, supimos como les había ido por un indio, que era esclavo del finado Jann Eyollas y que él había traído de los payse[n]os; este gracias a su lengua había escapado, nos contó todo de principio a fin como había sucedido; sin embargo no nos fue posible creerle. Y durante el año402 que permanecimos   —186→   en la dicha ciudad Nostra Singnora, y sin poder conseguir la menor noticia ni voz alguna de como les había ido a nuestra gente, sólo los carios le anunciaban a nuestro capitán Domenigo Eyolla ser voz general que nuestros cristianos tenían que haber perecido todos a manos de los peyenbass, como se decía. Pero nosotros no queríamos creer que fuese cierto mientras no lo oyésemos declarar a un Payenbas que la tal cosa era así. A los 2 meses de este tiempo llegaron allí los carios y le trajeron a nuestro capitán Marthin Domenigo Eyolla (Irala) 2 payenbas, que habían tomado prisioneros; cuando nuestro capitán los vio les preguntó si ellos habían tenido parte en la muerte de los cristianos; aquí mintieron mucho y dijeron que él, nuestro capitán general, y su gente aún no habían llegado de tierra adentro. En seguida el capitán consiguió del justicia y del maestre de campo que se interrogase a los payenbas con apremio, porque así se averiguase la verdad; y se les dio tormento403 a tal punto que declararon y confesaron ser verdad que ellos habían muerto a los cristianos con su capitán. Después de esto nuestro capitán Marthin Eyolla hizo condenar a los dos bayenbas y atarlos a un palo con una gran hoguera a la vuelta para quemarlos404.

  —187→  

Mientras esto405 nos pareció bien a los cristianos todos tomarlo a Marthin Domenigo Eyolla (Irala) para capitán general nuestro, por lo mismo que se había portado tan bien con los soldados, hasta tanto que la Cesárea Majestad otra cosa proveyese.




ArribaAbajoCapítulo XXVII

Bajada de Irala a Buenos Aires en 1541. Tragedia de Corpus Christi


Así pues406 mandó él, Marthin Eyolla (Irala), y ordenó que se preparasen 4 navíos de los parckhadienes (bergantines) y tomó de los [soldados 150 hombres], a los demás los dejó él en la dicha ciudad Nostra Singnora de Sunsión y nos dio a entender que quería reunir en la dicha ciudad, Nuestra Singnora de Sunsión, a la demás gente que había dejado en los tiembus407, de qué se trató ya en la p. 12408, ítem 160 españoles, que habían quedado en Bonas Ayers en los 2 navíos, de los que se dijo ya en la p. 10.

En seguida partió Marthin Doménigo Eyolla   —188→   (Irala) con los 4 navíos parckhadines aguas abajo del Paraboe y Paraneu409. Y antes de esto410, cuando él aún no había llegado a los tienbus, se resolvió por los cristianos, que allí nos esperaban, a saber, un capitán, que se llamaba Francisco Riss (Ruiz), y también Jann Pabón, un sacerdote, y un secretario, que se llamaba Jann Eronandus (Hernández), como gobernadores sustitutos de los cristianos, que se había de dar muerte al indio principal de los tiembus, y a ciertos otros indios con él411, como que ellos así ejecutaron tamaño crimen, y los indios, que por tan largo tiempo los habían servido en toda cosa buena, fueron pasados escandalosamente de la vida a la muerte, antes que llegáramos nosotros con Marthin Domenigo Eyolla (Irala) nuestro capitán412.

Ahora pues, cuando Martín Domenigo Eyolla (Irala), nuestro capitán, llegó con nosotros del asiento Nostra Singnora de Sunsión a los dichos tiembus [y cristianos, mucho le pesó esta matanza y la   —189→   huida de los tkyembus]; mas no halló qué hacerles y dejó bastimento y provisiones413 en Corporis Christi, también 20 hombres de los nuestros con un capitán Anthoni Manthossa414 y mandó, so pena de la vida, que no se fiase por nada de los indios, sino que de día y de noche se asegurase bien con guardias, y si sucediere que llegasen los indios y quisiesen volver a ser amigos que los tratasen bien y les mostrasen la vieja amistad; pero que todo fuese sin descuidarse, mirando bien que no les pasase ningún perjuicio ni a él ni a los cristianos.

Después de esto415 nuestro capitán general Marthin Doménigo Eyolla (Irala) se llevó consigo de allí las (3) personas, como causa efficiens de la matanza, a saber, el Francisco Reyss, el sacerdote, Jann Pabón y Jann Eronandus416, que era el secretario; y cuando estaban por partir y hacerse a la vela, se presentó allí un principal [del los tyembus, que se llamaba Zeiche Legemi417, gran amigo que fue de los cristianos, pero que a pesar de esto tenía que hacerles el gusto a los indios por causa de su mujer e hijos y amigos, y dijo a nuestro capitán Marthin   —190→   Thoménigo Eyolla (Irala)418, que debería llevarse a todos los cristianos consigo, porque toda la tierra estaba alzada contra ellos y querían matarlos y expulsarlos del país; a esto le contestó el capitán general Domenigo Eyolla (Irala)419, que no tardaría en volver, que su gente se bastaba para con los indios; y dijo más, que Zeiche Leymi debería mudarse con mujer e hijos, amigos también, y con toda su gente a los cristianos; a lo que dijo él, Zeiche Lyemi, que así lo haría.

Al punto partió nuestro capitán general Marthin Doménigo Eyolla420 (Irala)421 aguas abajo y nos dejó solos allí.




ArribaAbajoCapítulo XXVIII

Traición de los timbú y asalto a Corpus Christi


Unos 8 días después sucedió que el dicho indio tyembus, Zeiche Lyemi, envió a uno de sus hermanos, llamado Suelaba422, con engaño, y rogó a nuestro capitán Annthoni Mannthossa que le mandase 6 cristianos con arcabuces y otras armas, que   —191→   quería con ellos traernos su familia con los suyos, y en adelante vivir con nosotros; y además nos hizo saber, que él se recelaba de los tiembús, y que sin esto no podría él llevar a cabo su propósito con seguridad. Él se pronunció de tal manera [que nos convenció de sus muy buenas intenciones y nos prometió también] que él traería consigo comida y cuanto nos hacía falta; pero todo esto era picardía y engaño. En su mérito le prometió nuestro capitán que no sólo 6 hombres le daría sino 50 españoles bien armados con armas de defensa y ofensa; lo que encargó nuestro capitán a estos 50 hombres fue, que no se descuidasen y estuviesen bien prevenidos, a fin de que no cayesen en alguna celada de los indios.

Pero no había más que un medio cuarto de milla (legua) de distancia entre nosotros los cristianos y estos tyembus, y cuando estos 50 hombres nuestros llegaron a las casas de ellos en la plaza se les acercaron los tyembus y les dieron un beso, como Judas el traidor al Señor Chriesto y les trajeron de comer pescado y carne; mientras comían los cristianos se les fueron encima estos amigos y otros tyembus que estaban ocultos en las casas y en los rastrojos y les bendijeron la mesa de tal suerte que ni uno de ellos salió de allí con vida, salvo un solo muchacho que se llamaba Kalterón. Dios los favorezca y tenga misericordia de ellos y de todos nosotros. Amén423.

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Una hora después marchó el enemigo, fuerte de 10.000 o más hombres, contra nuestro pueblo, nos asediaron y creyeron podernos vencer, mas esto no sucedió ¡Dios, el Señor sea loado! y durante 14 días acamparon fuera de nuestro pueblo y nos asaltaban día y noche. En esta ocasión ellos se habían fabricado lanzas largas con las espadas, como se lo habían aprendido a los cristianos; con estas nos embestían y se defendían. Y aconteció en el mismo día en que los indios con toda la fuerza nos llevaron el ataque nocturno y nos quemaron las casas, que al punto corrió nuestro capitán, Anthony Manthossa424 con un montante425 a un portón; allí estaban algunos indios tan ocultos que no se los podía ver, y estos ensartaron al capitán con las lanzas, de suerte que ni ¡ay! no dijo426. ¡La misericordia de Dios le valga! Ya los indios no podían estarse más tiempo, porque no tenían qué comer, por lo que tuvieron que levantar campamento y mandarse mudar. Después de esto nos llegaron 2 bergantincitos con provisiones de Bonas Ayers que nos mandaba nuestro capitán Marthin Doménigo Eyolla (Irala) para que nos sostuviésemos allí hasta la llegada del dicho capitán427, con lo que nos alegramos mucho, no así los que llegaron   —193→   con los 2 berg(en)tin (bergantines), que sentían la muerte de los cristianos. Así, pues, acordamos entre los dos bandos y tuvimos a bien no quedarnos más tiempo allí en Corporis Chriesti, en los tyembus428, sino que nos fuimos todos juntos aguas abajo y llegamos a Bonas Ayers, donde estaba nuestro capitán Marthin Doménigo Eyolla (Irala)429; con esto se alarmó mucho y fue grande430 su pesar por la gente que se perdió; porque no atinaba a saber qué sería de él [ni lo que haría con nosotros], porque ya no teníamos víveres.




ArribaAbajoCapítulo XXIX

Llega la carabela de Santa Catalina y viaje del autor a encontrar a Cabrera431


Pero unos 5 días después de nuestro arribo a Bonas Ayers nos llegó de Hispanien una pequeña nao, llamada carabelle (caravela) y nos trajo buenas nuevas, a saber, que un navío más había arribado a Sannta Katarina, cuyo capitán, del mismo, llamado Aluiso Gabrero (Alonso Cabrera)432   —194→   , había traído consigo de Hispanien 200 hombres433. Ni bien supo nuestro capitán las tales nuevas hizo aprestar de los 2 navíos uno, que era un galiber (galeón)434 y lo despachó con el primero a S. Katarina en Presael (Brasil), que está a 300 millas (leguas) de Bonas Ayers, y le nombró un capitán, llamado Consalto Manthossa (Gonzalo de Mendoza) para que mandase el navío, y le encargó que tan luego como llegase a S. Catarina, en Pressel (Brasil), donde estaba el navío, había de cargar su nao con víveres de arroz, mandeoch (fariña?)435 y otra comida más que le pareciese bien.

Con esto el tal capitán Consaillo Mannthossa (Gonzalo Mendoza) pidió a nuestro capitán general Marthin Domenigo Eyolla (Irala)436 que le diese o facilitase 6 compañeros de la gente de guerra, para que pudiese darse vuelta; él se lo prometió; así pues nos llevó a mí y a 5 Españoles consigo, más 20 hombres de la gente de guerra y marineros.

Eso que partimos de Bonas Ayers437 al mes llegamos   —195→   a Sannt Katarina, allí nos encontramos con el susodicho navío, que de Hispania había llegado, y al capitán438 junto con toda su gente; nos alegramos en grande, y nos quedamos 2 meses allí mismo, y cargamos nuestro galeón de arroz, mandeoch (fariña?) y trigo turco (maíz) en mucha cantidad, de suerte que ya no podíamos meter más en los 2 navíos; después de esto nosotros y los 2 navíos y el capitán Aluiso (Cabrera) y toda su gente juntos salimos en viaje de S. Katarina a Bonas Ayers en Inndiam (Indias), y de allí llegamos como a las 20 millas (leguas) y dimos con un agua corriente Parnaw Wassu (Paraná Guazú). Esta agua tiene de ancho en la boca 40 millas (leguas)439 y sigue de este ancho por 80 millas (leguas) de camino440 hasta que uno llega a un puerto llamado S. Gabriel; allí el agua Parnau tiene 8 millas (leguas) de ancho441. Así pues llegamos, como se dijo, a 20 millas (leguas) en esta agua, la víspera de Todos Santos, y arribamos al anochecer a este punto con los dos navíos reunidos; y nos preguntamos el uno al otro si estábamos ya en el agua corriente Pernau; y aunque aseguraba nuestro piloto, que habíamos llegado ya al agua corriente, el otro piloto le decía a su capitán, que estábamos aún a 20 millas (leguas) de distancia de ese punto. Porque en el mar cuando 2, 3 o más navíos andan en compañía   —196→   , siempre se juntan a puestas de sol; entonces se averiguan entre sí cuanto han caminado día y noche, y cual el rumbo a tomar en el siguiente, con arreglo a lo cual poderse reunir.

Después de esto el piloto nuestro volvió a preguntar al otro piloto, si quería seguirlo; mas éste le dijo que ya era casi de noche, y que por eso se quedaría mar afuera hasta la mañana de alba y que no estaba para tomar tierra a esas horas; este piloto era algo más avisado que el nuestro, como se verá más tarde. Así nuestro navío siguió su camino y se separó de la otra nao.

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ArribaAbajoCapítulo XXX

Naufragio cerca de San Gabriel. Los sobrevivientes llegan a Buenos Aires y pasan a La Asunción.


De este modo caminamos nosotros a obscuras y se levantó un recio temporal en la mar; y fue el caso que a eso de las 12 de la noche vimos nosotros la tierra, pero antes que pudiésemos largar nuestra ancla. Después encalló el navío, y nos faltaba una buena milla (legua) de distancia para llegar a tierra. Entonces comprendimos que no nos quedaba más remedio que clamarle a Dios Todopoderoso que nos favorezca y nos tenga misericordia. Y fue en el mismo instante que nuestro navío   —197→   se hizo cien mil pedazos y se ahogaron 15 hombres y 6 indios442; algunos escaparon sobre trozos de madera, yo y 5 compañeros más nos salvamos en el mástil; de las 15 personas no pudimos recoger un solo cuerpo. El Señor Dios nos favorezca, a ellos y a nosotros todos.

Después de esto nos vimos obligados a caminar a pie 10 millas (leguas); habíamos perdido toda nuestra ropa en el navío, y los víveres también; y nos tuvimos que remediar con las raíces y frutillas que hallábamos en el campo, hasta que llegamos a un puerto o ensenada llamada S. Gabrihel443; allí, encontramos al susodicho navío con su capitán, que había llegado 3 días antes que nosotros.

Y se lo habían comunicado a nuestro capitán Marthín Domenigo Eyolla (Irala) en Bonas Ayers444; él en persona se afligió sobremanera por nosotros y creyó que habíamos perecido, y por ello mandó decirnos algunas misas.

Y después que nosotros llegamos a Bonas Ayers, nuestro capitán Marthín Doménigo Eyolla (Irala)445 hizo llamar a nuestro capitán y al piloto o timonel; y a no ser los grandes empeños446 que por él se   —198→   hicieron, lo hubiese hecho ahorcar al piloto; así y todo tuvo que pasar 4 años largos en la barquilla pergentin (bergantín)447.

Ahora ya que estaba toda la gente reunida en Bonas Ayers448 mandó en seguida nuestro capitán general, que se aprontasen los pergantín (bergantines), y reunió toda la gente y quemó los navíos grandes y reservó la ferretería; y después navegamos nosotros aguas arriba del Parnau y al antedicho asiento Nostra Singnora de Sunssión; allí permanecimos 2 años largos esperando que la Cesárea Majestad otra cosa proveyese449.



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ArribaAbajoCapítulo XXXI

Llega Alvar Núñez Cabeza de Vaca a Santa Catalina y pasa a La Asunción


Mientras esto llegó un capitán general de Hispania, que se llamaba Albernuso Capesa de Wacha450; al tal capitán lo había nombrado la Majestad Cesárea y venía con 400 hombres y 30 caballos en 4 navíos, de los que 2 eran mayores y 2 Karabella (carabelas); y cuando él arribó con esta gente a un puerto o bahía en Presel, que se llama Wilsey (Mbiaçá?)451 mas este puerto se llama también S. Katarinna; allí quiso él cargar bastimento o víveres; y cuando el capitán despachó 2 carabelas unas 8 millas (leguas) del dicho puerto a buscar víveres, les sobrevino tal tempestad, que las 2 tuvieron que quedar en el mar o piélago y lo único que de ellas volvió fue la tripulación que en ellas había452; cuando el capitán general se impuso de la tal cosa, ya no se quiso exponer con sus 2 navíos mayores al viaje por agua; acaso porque no sería mucha la gana que tenía es que se recelaba   —200→   de la cosa; y pasó por tierra hasta el Río delle Platta, y llegó hasta nosotros en el asiento Nostra Singnora en El Paraboe y lo condujeron 300 de los 400 hombres; los demás habían perecido de hambre y de enfermedad.

Este capitán demoró 8 meses de tiempo en el camino453 y hay 500 millas (leguas) de la ciudad Nostra Singnora hasta este pueblo o bahía de S. Katarina454. Traía pues consigo de Hispania su gubernazión (provisión?) de la Cesárea Majestad, y decía que Marthín Domenigo Eyolla (Irala), nuestro capitán, tenía que entregarte su gubernazión (gobernación) y que toda la gente había de acatarlo.

A todo esto el capitán Marthín Domenigo Eyolla (Irala) y toda la gente se declaró estar pronta y obediente, pero con esta salvedad, que él Albe(r)nuso Capossa d[e] Wacha le mostrase algo como que él había obtenido y recibido la tal provisión de la susodicha Cesárea Majestad; misterio este que el común de la gente no pudo esclarecer, sino que los sacerdotes y 2 o 3 de los oficiales455 lo verificaron y con ellos él, Albernuss Capossa etc. , mandó y gobernó. Pero de cómo le fue es lo que se contará más tarde456.



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ArribaAbajoCapítulo XXXII

Cabeza de Vaca manda una expedición a los suruchacuiss y otros indios


Ahora este dicho Capessa etc.457 hizo pasar revista de toda la gente; y así halló él que eran 800 hombres por toda cuenta; también por este tiempo hizo él hermandad con Marthín Domenigo Eyolla (Irala) y se juraron fraternidad, así que este tenía que hacer y que entender con la gente no menos que antes.

En seguida él, Albernaso Capessa de Wacha mandó aprestar 9 navecillas pergentín (bergantines)458 y quiso navegar el Paraboe aguas arriba, hasta donde se pudiese; y así por este tiempo, mientras se alistaban los navíos, envió 3 bergentín (bergantines) con 115 hombres459, que deberían subir hasta donde pudiesen y hallasen indios que por allí tuviesen manndeoch (mandioca o fariña) y algo de trigo turco, esto es, maíz; y nombró para que los mandasen a 2 capitanes llamados Anthoni Gabrero (Antonio Cabrera) y Tigo Tobellino (Diego Tabellino?); y llegaron primero a una nación   —202→   que se llaman suruchakuiss; (cacocies chaneses?)460 estos tienen algo de trigo turco (maíz) y mandeoch (fariña)461 y otras raíces, como manduies (maní) que se parece a las avellanas, ítem pescado y carne. Los hombres usan en los labios una piedra lisa y grande como ficha de damas; las mujeres andan con las vergüenzas por adorno462.

Con los de esta nación dejamos nuestras navecillas y algunos de nuestros compañeros en ellas para su resguardo, y en seguida nosotros nos metimos tierra adentro463 unos 4 días de camino; así hallarnos un pueblo que era de los caríos, los que más o menos eran fuertes de 300 hombres; también tomamos nosotros noticia de la tierra y ellos nos dieron buenos informes. Después de esto volvimos nosotros a las navecillas y navegamos el Paraboe aguas abajo y llegamos a una nación llamada los [a] cherery; allí encontrarnos una carta de nuestro capitán general Albernuso Capessa de Bacha; esta carta decía, que había que ahorcar464 al indio principal de allí, Achere465. Nuestro capitán obedeció la tal orden sin perder un momento; por ello y en seguida se armó una guerra grande, como se oirá después. Ya que esto   —203→   se había cumplido, a saber que el dicho indio había tenido que recibir la muerte de esta manera, emprendimos nosotros viaje aguas abajo al asiento Nostra Singnora de Sunssión, y anunciamos a nuestro capitán general Albernuiso Capessa de Bacha lo que nosotros en este viaje habíamos hecho y visto466.




ArribaAbajoCapítulo XXXIII

Guerra contra Tabaré. Éste es vencido


Después de esto, dijo él al principal de los indios que estaba en el asiento Nostra Singnora que tenía que facilitarle 2.000 indios y marchar con los cristianos aguas arriba; los indios se ofrecieron de buena gana y prometieron obedecerle, y agregaron esto más, que él, nuestro capitán general, debería pensarlo bien primero y no lanzarse así no más tierra adentro; porque toda a provincia Dabre (Tabaré)467 de los carios estaba alzada con todo su poder y se disponían a marchar contra los cristianos; porque este Dabre (Tabaré) era hermano468 del Acheres (Aracaré) que había sido ahorcado, por eso quería él vengar aquella muerte.

  —204→  

Así pues, nuestro capitán general tuvo que dejarse de este viaje y a causa de esto prepararse y marchar contra sus enemigos. En seguida mandó469 de acuerdo con su hermano de adopción Marthin Domenigo Eyolla (Irala), que tomase 400 hombres470 y 2.000 indios y marchase contra los susodichos daberes (tabarés) o carios y que a todos ellos juntos los expulsase o destruyese. Marthin Doménigo Eyolla (Irala) obedeció la tal orden471 y marchó con esta gente de la ciudad Nostra Singnora y avanzó contra los enemigos, y primero hizo requerir al Dabero (Tabaré) de parte de la Cesárea Majestad. Mas este Dabere (Tabaré) no quiso ceder ni prestarse; tenía mucha gente reunida y su pueblo bien fortificado con palizadas472 que es un muro hecho de maderos; de estos muros tenía el pueblo 3 a la redonda y zanjas muy anchas, como consta en el capítulo XXI; mas nosotros ya desde antes sabíamos qué valor darles a las tales cosas.

Así acampamos hasta el cuarto día en que ganamos la primera ventaja, y 3 horas antes de amanecer entramos al pueblo y matamos a todos los que encontramos y tomamos a muchas mujeres; que nos sirvieron de mucho después. En la tal escaramuza 18473 cristianos murieron y muchísimos de los nuestros fueron heridos; ítem sucumbieron   —205→   muchos de nuestros indios; pero no nos llevaron mucha ventaja, porque de la parte de ellos los muertos de los canibelless474 (antropófagos) alcanzaron a los 3.000.

No se pasó mucho tiempo sin que viniesen Dabere (Tabaré) con su gente a pedirnos perdón y nos rogaron que les quisiésemos devolver sus mujeres e hijos, porque así también él, Dabere (Tabaré), y su gente nos servirían a los cristianos y serían nuestros súbditos. Lo cual tuvo que prometerle nuestro Capitán según las instrucciones de la Cesárea Majestad475.




ArribaAbajoCapítulo XXXIV

Cabeza de Vaca sube a San Fernando a los payaguá, guasarapos y sacocíes


Después que estas paces se ajustaron volvimos a tomar aguas abajo del Paraboe (Paraguay) a reunirnos con el capitán general de todos476, A[l]bernuso de Bacha y le hicimos relación de como nos había ido; así pues, resolvió él realizar su ya pensado viaje de marras, y pidió a Dabere (Tabaré), que ya estaba pacificado, 2.000 indios armados   —206→   que marchasen con él; y manifestaron su buena voluntad, y prometieron que siempre la tendrían; también mandó él que ellos, [los] carios cargasen 9 navecillas bergentin (bergantines). Eso que todo estuvo dispuesto, de los 800 hombres cristianos tomó él 500477 y a los 300 los dejó él, en la ciudad Nostra Singnora de Sunssión, nombró un capitán llamado Jan Salleysser (Juan de Salazar)478, en seguida emprendió la marcha aguas arriba del Paraboe con los 500 cristianos y 2.000 indios.

Los carios tenían 83 conanen (canoas) o esquifes479 y nosotros los cristianos teníamos 9 navíos bergentin (bergantines), y en cada uno de ellos 2 caballos480; pero a estos se los hizo caminar por tierra 100 millas (leguas), y nosotros marchamos por agua hasta llegar a un cerro llamado Sannt Ferdinandt481, allí se embarcaron los caballos y de allí caminamos y llegamos a los payenbas (Payaguá), enemigos nuestros; mas ellos no se dejaron estar sino que huyeron presto de allí con mujeres e hijos después de haber quemado sus casas. En seguida caminamos unas 100 millas (leguas) más de marcha, en que no encontramos gente alguna;   —207→   y después llegamos a una nación llamada baschereposs (guaxarapos)482, tienen pescado y carne; es una gran nación y se extiende por unas 100 millas (leguas) y tienen hartas khannean (canoas), y baste con lo dicho de esto; sus mujeres se tapan las vergüenzas, no quisieron saber nada con nosotros, sino que huyeron de allí. De estos llegamos a otra nación, llamada de los sueruekuessis483 (sacocíes)484, donde en aquella ocasión estuvieron los 3 antedichos navíos; está a las 90 millas (leguas) de los basherepass (guaxarapos); nos recibieron muy de a buenas, cada cual tiene casa sola para sí con su mujer e hijos. Los hombres tienen una rodelita de madera como ficha de damero colgada en el lóbulo de la oreja; las mujeres tienen una piedra gris de cristal que les cuelga de los labios, es del largo y grueso de un dedo485, son hermosas y andan en cueros vivos como nacieron. Item tienen algo de trigo turco (maíz), manndeoch (mandioca o fariña), manduiss (maní), padades (batatas), pescado y carne en abundancia; es una gran nación; nuestro capitán les hizo preguntar de una nación llamada   —208→   karkhareiss486, Carcará, iten más de los caríos487,pero ellos no le pudieron dar noticias de los karckhareiss, pero en cuanto a los carios dijeron ellos, que estos estaban aun en sus casas; mas esto no era así488.

Después de lo cual489, nuestro capitán mandó que se aprestasen; él quería marchar tierra adentro y dejó 150 hombres490 allí con los navíos y víveres para 2 años y se llevó los 350 hombres cristianos491 más los 18 caballos y los 2.000 carios, que con nosotros salieron de la ciudad de Nostra Singnora de Sanssión, y se metió tierra adentro; pero poco fue el provecho que él sacó, porque no era el hombre para tanta empresa; a esto se agregaba que los capitanes y caballeros todos eran sus enemigos; a tal grado de demasía había llegado él en su modo de portarse con la gente de guerra492.

Así pues, caminamos durante 18 días, en que no hallamos ni carios ni otra población493 alguna y no eran muchos los víveres [que nos quedaban], así que por eso nuestro capitán tuvo que contramarchar   —209→   a los navíos494, y cuando dimos la vuelta nosotros envió él a un Español llamado Francisco Rieffere (Ribera)495 con otros 10 españoles armados para que pasasen adelante un buen trecho, les encargó que caminasen por 10 días, y si fuese el caso que durante este tiempo no diesen con gente alguna habían de volver atrás a buscarnos en los navíos, donde nosotros los esperaríamos. Allí encontraron ellos una gran nación de los indios, que también tienen algo de trigo turco (maíz), manderoch (mandioca)496 y otras raíces más. Los españoles no se atrevieron a dejarse ver y se volvieron a nuestro real y dieron relación de ello al capitán general. Así pues, no hubo más sino que él en persona había de marchar tierra adentro, y se vio obligado a desistir por causa de las aguas que se lo impedían.




ArribaAbajoCapítulo XXXV

Viaje de Hernando Ribera a los orejones «sueruchuessis» y a los «acharés»


Mandó empero y ordenó disponer un navío497 con 80 hombres498, y nos nombró un capitán, llamado   —210→   Ernando Rieffere (Ribera) y nos despachó aguas arriba del Paraboe a descubrir una nación llamada Scheruess (Xarayes)499, de allí precisamente [deberíamos] meternos tierra adentro unos 2 días de camino, y no más, trayéndole en seguida relación de la tierra y de los mismos indios. Y fue que en el primer día que nos separamos de ellos, a las 4 millas (leguas)500 llegamos nosotros a otra nación llamada de los sueruckuessis (orejones)501 y situada en la otra tierra; ellos viven en una isla, [de] casi 30 millas (leguas) de ancho y la rodea el agua corriente Paraboe, tienen para comer mannderoch (mandioca)502, meiss (maíz), manduischs (maní), padat[e]s (patatas), mandepore [mandeoch], porpy, buchakhu y otras raíces más, ítem pescado y carne, son los hombres y las mujeres precisamente como entre los antedichos sueruekuissy (sacocíes)503. Nos quedamos este día con ellos y al otro volvimos a partir; y nos llevamos 10 kannanen (canoas) o esquifes de estos indios para que nos mostrasen el camino, cazaban salvajinas del campo dos veces por día, como también pescaban y con ello nos obsequiaban. En este viaje demoramos nosotros 9 días de tiempo y en seguida llegamos a una nación llamada de los acheress (vacaré)504   —211→   . Hay muchas poblaciones unas cerca de otras; es gente alta y gruesa, hombres y mujeres, que los iguale nada he visto en todo el Río delle Plata. Estos achares (yacarés) están a 36 millas (leguas) de los dichos sueruekuessis más inmediatos; no tienen más de comer que pescado y carne; las mujeres no se tapan las vergüenzas505. Con estos acheress nos quedamos un día entero506. Aquí los dichos sueruekuessis se volvieron otra vez con sus 10 cannanen (canoas) a su pueblo. En seguida Ernando Rieffere (Ribera), nuestro capitán, les hizo saber a los acheres (yacaré) que tenían que mostrarnos el camino a los scherues (jarayes), y se prestaron ellos gustosos, y nos acompañaron de su pueblo con 8 cananen (canoas) y nos procuraban, dos veces por día, pescado y carne, con lo que nosotros teníamos de comer en abundancia.

Por qué esta nación se llama acheres (yacaré), es la razón (esta): achere507 es un pez que tiene el cuero tan duro que uno no lo puede herir con un cuchillo, ni menos penetrarle una flecha de los indios; es un pez grande, y les hace mucho mal a los demás peces; ítem sus huevas u ovas, que de suyo pone en tierra, a unos dos o tres pasos del agua, saben como a almizcle; es bueno para comer,   —212→   la cola es lo mejor; lo demás también no es dañoso; vive siempre en el agua. Ítem aquí en nuestra Alemania se lo tiene por una bestia dañosa y asquerosa y lo llaman basiliesckh (basilisco) y se cuenta, que si uno lo mira a este pescado de suerte que éste le haga llegar el aliento, por fuerza tiene él que morir, lo que es una verdad sin vuelta, porque el hombre tiene que morir y nada es más sabido. También se cuenta que si uno de éstos se cría y es visto en un pozo, que no hay más medio de acabar con este pez que el de mostrarle un espejo y tenérselo por delante, para que allí él mismo se mire, porque así al ver allí su propia fealdad tendrá que caer muerto al punto.508 Pero las tales consejas del dicho pez son pura fábula y sin valor; porque de ser verdad, cien veces debería haberme muerto, porque más de 3.000 de estos peces he cogido y comido yo; no hubiese escrito tanto acerca de este pez si yo no hubiese tenido una razón conocida: en Munich, en la casa de campo del duque Alberto, nuestro finado señor [...]509.

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