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Expulsión y exilio de los jesuitas de los dominios de Carlos III

Catálogo: Selección de textos

Carta de Manuel de Roda, secretario de Gracia y Justicia, al Marqués de Grimaldi, secretario de Estado, informándole del nombramiento de dos comisarios reales para el control de los jesuitas expulsados.

Roda a Grimaldi, Palacio, 11 de julio de 1767

A consulta del Consejo Extraordinario ha resuelto el Rey nombrar dos Comisarios Reales que pasen a Córcega y demás partes a donde fueren conducidos los Jesuitas españoles expulsos de estos Reinos para que, además de los Comisarios de Víveres que tiene S.M. nombrados, y procediendo de acuerdo con ellos, puedan con el conocimiento de nuestro idioma y de los Regulares extrañados atender a otros fines, como es percibir y avisar la conducta de dichos Regulares, ejecutar las órdenes e instrucciones que por el mismo Consejo Extraordinario se les comunican, y las que en los casos ocurrentes se les comunicarán en adelante, revistar los Jesuitas existentes, y los que por muerte o ausencia voluntaria pierdan el derecho a la pensión asignada cuidando de saber su paradero o destino, siendo estos Comisarios el medio y conducta por donde deberán escribir y recibir las cartas que por una grave necesidad, o en los casos determinados se les permitan, y responder a los interrogatorios en punto de haciendas, efectos y créditos activos y pasivos para aclarar las dudas que se ofrezcan a los Jueces subdelegados del Consejo Extraordinario, o a éste mismo en el discurso de la ocupación y régimen de sus temporalidades; y así mismo para que cuiden de examinar si algún Jesuita esparce por sí o por otras personas escritos, o si declama o conmueve, haciendo información sobre ello y recogiendo los escritos que formaren el cuerpo del delito, procurando saber si vienen Jesuitas de otras Provincias o parajes a habitar o mezclarse con los españoles, sin poner impedimento pero informándose menudamente de quienes son y el fin de su venida, y lo mismo deberán practicar sobre los Jesuitas naturales o domiciliados en el País, y de si algún vasallo español, secular, eclesiástico o regular, de cualquier condición que sea, aportare o quisiere tratar con los extrañados sin embargo de la prohibición de la Pragmática, en cuya observancia, y de la Instrucción particular que se les entregará por el Consejo Extraordinario, pondrán la mayor vigilancia, como de guardar con los dichos Regulares la mayor indiferencia, humanidad y decoro.

En consecuencia de esta resolución ha nombrado el Rey a D. Pedro de Laforcada por primer Comisario, con sueldo y honores de Oidor de la Real Chancillería de Granada; por segundo a D. Fernando Coronel, con el título y sueldo de Comisario de Guerra; y para acreditar sus personas en las Cortes de París y Génova, a fin de que se hallen en estado de llevar con decoro las funciones de su encargo, quiere S.M. se pasen oficios a dichas Cortes por medio de los Ministros de S.M. residentes en ellas, y que ha dichos Comisarios se les expidan letras credenciales, así para el Comandante General de las tropas francesas que manda en los Presidios que guarnecen en Córcega, como para el Comisario General de la República de Génova en sus respectivos puertos, y para los demás que convenga y pueda ofrecérseles. Todo lo cual me manda S.M. participar a V.E. para su inteligencia y cumplimiento.

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