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DANZA DE LA MUERTE.- Juan de Pedraza.

«Farsa llamada Danza de la Muerte, en que se declara cómo a todos los mortales, desde el Papa hasta el que no tiene capa, etc.».


Inserta en la colección de González Pedroso, pág. 41.

El señor Wolf dice, acerca de ella:

«Juzgo notable bajo el aspecto histórico literario esta obra, por ser la única, que yo sepa, destinada para la representación dramática del mito de la Edad Media: la Danza de los Muertos. Ciertamente el poema titulado Danza general en la cual tracta cómo la Muerte avisa a todas las criaturas..., etc. (publicado íntegramente por Ticknor), que trata este argumento en verso y procede de mediados del siglo XIV, es de forma dramática también y se cita en los principios del drama español; pero es un principio todavía muy grosero, y a lo más un canto destinado para acompañamiento de baile mímico (un triste cantar, como en él se dice) en forma dialogada, sin enlace entre las escenas y sin acción propiamente dicha.

Pero la pieza presente es un Auto sacramental con todos los caracteres de este género de autos, y por tanto, aun en su particularidad es interesante para la historia del drama español.

Aquí tenemos, pues, un testimonio auténtico de lo que Schack (t. I, fol. 239 y sig.), por falta de documentos sólo pudo sospechar, a saber: que hacia la mitad del siglo XVI (1551) se habían desarrollado ya las comedias del Santo Sacramento como un género particular de autos, de las comedias religiosas y su sentido moral, con argumento simbólico, con personas alegóricas, y con su aplicación final, casi epigramática, a la fiesta del Corpus. Todos estos caracteres de los autos sacramentales, que Calderón llevó a la perfección, se encuentran en esta farsa. Desde el título se anuncia ya el fin religioso de la pieza (va dirigida a loor del Santísimo Sacramento); la composición está precedida de un prólogo o una loa; y la acción simbólica, que consiste en la salvación de la muerte, mediante el vencimiento de la ira y la ignorancia, bajo la guía de la razón iluminada por la revelación divina, y, por último, la participación en la salvación, mediante el cuerpo de Jesucristo, por los sencillos y pobres, pero humildes y creyentes (Pastor), todo tiene aquí su nudo y su desenlace, bajo la representación de personas alegóricas y con relación a la fiesta del Santo Sacramento.

Tiene, por último, de notable esta pieza, el ofrecer la prueba de que semejantes autos habían salido ya del estrecho círculo de la Iglesia y la liturgia, cosa que Schack sólo pudo presumir (tomo I, fol. 242). La farsa es composición de un lego (un tundidor) y vecino de Segovia, que se alaba él mismo en el prólogo (en la persona del Pastor, cuyo papel desempeñó quizá el autor): que aunque pastor, más sé que un buen sacristán... a lo cual (a la composición de la pieza) he venido ciertamente por el más sabio y prudente de todo nuestro concejo. Fué, pues, probablemente representada la pieza por el gremio de tundidores, muy numeroso y acreditado en Segovia, y por lo menos, de cierto, compuesta por un miembro de este gremio para el día del Corpus. Fué representada fuera de la iglesia, como se infiere del discurso al auditorio, en el prólogo, donde se ruega repetidas veces (ruego y no mando) continuar en silencio (callando) hasta el fin de lo interpuesto (esto es, del entremés o entreacto de la procesión del Corpus), y de las palabras finales: perdón demandando al noble auditorio de la pesadumbre de nuestra engorrencia».


(Traducción del señor Sanz del Río)                


La circunstancia (rarísima en los dramas del Corpus de aquellos tiempos) de llevar la Danza de la Muerte nombre de autor y fecha conocida, da, con efecto, mucha importancia a esta obra, aunque se prescinda de su valor propio, y justifica completamente el detenimiento con que la examina el señor Wolf en los párrafos que acabamos de transcribir. En ellos asienta este crítico, con presencia del drama de Juan de Pedraza, dos principales observaciones históricas, a saber: que en 1551 había dejado ya de pesar exclusivamente sobre el Clero la composición de los autos o farsas con que se celebraban las fiestas del Corpus; y que ya también, por entonces, concurrían en estas obras los elementos necesarios para que propiamente se las pudiese llamar Sacramentales.

Completando las oportunas indicaciones del escritor alemán, advertiremos, respecto del primer punto, que la ingerencia de poetas legos en las representaciones del día del Santísimo resulta acreditada desde medio siglo antes; pues consta que las fiestas del Corpus de 1504 se celebraron en Lisboa con el Auto de San Martín, compuesto por un seglar. En cuanto a la existencia, antes de 1551, de verdaderos autos sacramentales, es decir, de obras cuyo asunto se halla enlazado más o menos hábilmente con la Institución Eucarística, carecemos de textos en que aparezca expresamente consignada; pero nos hace creer en ella la lectura de la farsa del Sacramento de Moselina y de alguna otra que también nos parece anterior al drama de Juan de Pedraza.

Este, al escribir su Farsa, trató el mismo asunto que el autor anónimo de la Danza general, pero con una diferencia que cede en su elogio. La Muerte, en la obra anónima, llama a sus víctimas. En la farsa de Pedraza, va a sorprenderlas. Cuando aparecen y empiezan a hablar los personajes de la Danza general, saben ya su sentencia; en la Danza de la Muerte, por el contrario, se les ve, llenos de vida y de esperanza, entregarse a pensamientos mundanos, que, un instante después, tienen que ceder el puesto, inopinada y terriblemente, a la idea de la eternidad.

Pedraza, además, redujo a sólo cuatro personajes todos los de la farsa antigua, compendiándolos, con grande acierto, en el Papa y el Rey, términos de la escala social en lo eclesiástico y en lo civil; la Dama, que representa toda una mitad del Género humano y el Pastor, en quien se personifica la muchedumbre de los mortales poco favorecidos de la fortuna.

En la Biblioteca Colombina de Sevilla existe inédita la Representación de la parábola de San Mateo a los veinte capítulos de su sagrado Evangelio. De esta representación lo propio que de la Danza de la Muerte, se sabe, por el códice que la contiene, el nombre de su autor y la fecha de su estreno. Compúsola Sebastián de Horozco, también poeta seglar, y se representó en las fiestas del Santísimo de Toledo, año de 1548, tres antes que saliera a luz en Segovia la obra de Juan de Pedraza. Interesante sería comparar entre sí las dos composiciones; pero, por desgracia, ni podemos proporcionar esta satisfacción a los hombres estudiosos, ni la hemos logrado nosotros mismos, a pesar de nuestras gestiones. (Véase: Parábola de San Mateo..., etc.)

Cree La Barrera que Juan de Pedraza, vecino de Segovia, puede ser el Juan de Rodrigo Alonso, por otro nombre llamado de Pedrosa, y también vecino de Segovia, el cual publicó cabalmente en 1551 una comedia de Santa Susana elogiada por Moratín.

Imprimiose la Danza de la Muerte, s. l., 1551, en 4.º, letra gótica, ocho hojas sin folios, signadas de dos en dos. Reimpresa con ilustraciones críticas y notas bibliográficas por don Fernando Wolf, Viena, en la Imprenta imperial. 1852.- Reproducida en la Colección de documentos inéditos para la historia de España, tomo XXII; Madrid, 1853, con todas las ilustraciones de Wolf, traducidas por don Julián Sanz del Río.



DANZA DEL SANTÍSIMO NACIMIENTO.- Pedro Suárez de Robles

«Danza del Santísimo Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, al modo pastoril, compuesta por Pedro Suárez de Robles, clérigo de Evangelio, natural de Ledesma. Son interlocutores un Ángel y ocho Pastores: el primero, se llama Antón.- El segundo, Rebanado.- El tercero, Pascual.- El cuarto, Joval.- El quinto, Pellejón.- El sexto, Pelayo.- El séptimo, Rebollo.- El octavo, Tereso.- San José y Nuestra Señora y el niño Jesús (éste no habla) y otros cuatro ángeles, que estarán con cuatro ciriales junto al nacimiento, y a su tiempo cantarán un villancico».


Al empezar la obra se explica la situación y movimientos de los personajes en esta forma:

«Han de salir los pastores en dos hileras repartidos: delante de ellos el que tañe el psalterio o tamborino; al son irán danzando hasta en medio de la iglesia, y allí harán algunos lazos, y tras de los pastores irán los ángeles con los ciriales, y si hubiere aparejo ocho ángeles que llevan el palio del Santísimo Sacramento, y debajo irá nuestra Señora y San José, y llegarán hasta las gradas del altar mayor, y allí estará una cuna a modo de pesebre, y allí pondrán al niño Jesús, y de rodillas Nuestra Señora y San José, puestas las manos como contemplando; los ángeles repartidos a un lado y a otro, y mirando hacia el niño; y estando de esta manera acabarán los pastores de danzar; y luego saldrá un ángel al púlpito y dirá lo siguiente... y los pastores, oyendo la voz, mostrarán espantarse, mirando para arriba a una y otra parte».


Moratín describe así la traza de la obra:

«El orden con que está dispuesto el diálogo, la danza y música, es éste: anuncia el ángel el nacimiento de Jesucristo a los pastores y desaparece; los ángeles del nacimiento cantan un villancico en alabanza del Hijo de Dios; oyen los pastores aquella música y determinan ir a adorar al recién nacido, y se van danzando adonde está el pesebre; sigue después un villancico entre los ángeles y los pastores; llegan éstos y San José les da la bienvenida; cada uno de ellos dice un par de coplas, ofrece su presente al niño, y danza: San José agradece sus dones; la Virgen ruega a su Hijo que favorezca a aquellos pastores, y ella por su parte les promete ampararlos y ser abogada suya. Concluye la fiesta con otro villancico en que cantan y bailan los ángeles y los pastores, alternando las coplas con este estribillo:


Acá en Belén nace nuestro Dios;
Nace de María para bien de nós».


(Moratín, Orígenes)                




DAÑOS (LOS DE LA SOBERBIA).

V. Premio (El) de la humildad.



DAVID PERSEGUIDO.

Auto alegórico al Nacimiento por el padre Mtro. fray Juan de Avellaneda, religioso de la Orden de San Jerónimo. Se halla en un códice de fines del siglo XVII, propio del señor Sancho Rayón, titulado Ocio entretenido de la juventud en varios festexos cómicos hasta oy no impresos. Tomo II, 4.º Colección hecha para la librería de don Ambrosio de Cuesta.

(Adiciones mss. de La Barrera)



DEFENSA DEL ALMA (Farsa. Sacramental de la).- Anónimo.

Inclusa por La Barrera en su Catálogo de autos, pero es obra en tres jornadas. Al manuscrito en que se conserva le faltan varias hojas; en ninguna de las que subsisten se hallan rasgos que justifiquen el dictado de Sacramental que lleva esta farsa.

En la primera hoja se halla la firma: Pedro de Cuerva. Pero esta firma, puesta en lo alto de la página y repetida en otro lugar del cuaderno, no parece haber sido estampada por el autor, sino meramente por algún desocupado.

De todos modos, es lástima que no exista completa la Defensa del Alma. La parte que de ella queda está bien pensada y correctamente escrita.

Manuscrito de principios del siglo XVII, propio del señor Sancho Rayón.



DEGOLAÇAO DE S. JOAO BAPTISTA (Ha mortes que dão mais vida)..

Lisboa: na officina de Francisco Borge, de Sousa, 1763 (4.º)

Dice el señor Inocencio José de Silva que posee un ejemplar de esta edición, bastante rara, pero que ignora si existe alguna otra más antigua.

(Adiciones mss. de La Barrera)



DEGOLLACIÓN (LA) DE LOS INOCENTES.- Gaspar Fernández de Ávila.

Ocupa el octavo lugar entre los diez coloquios de este autor, publicados bajo el título general de la Infancia de Jesucristo, Málaga, siglo XVIII, en 4.º

Citado por La Barrera.



DEGOLLACIÓN (LA) DE SAN JUAN BAUTISTA.- Anónimo. Auto sacramental en dos jornadas.

«Figuras: San Juan.- El Rey.- Herodías.- La Infanta.- Dos vasallos.- Dos convidados.- Un mayordomo.- Un carcelero.- Un Capitán.- La Tentación.- La Inspiración.- Dos músicos».



Obra con fecha de 1590, escrita en parte en octavas. He aquí una muestra:



   ¿Piensas que por tener cetro en la mano
ha de ser tu muger la de tu hermano?
Dos veces te lo he dicho ya con ésta:
una en secreto, agora en compañía,
porque sea tu culpa manifiesta
y sientan tus vasallos tu porfía.
Olvida esa amistad que no es honesta;
no me entretengas de uno en otro día,
si no quies que tu culpa loca y vana
la dé a entender en público mañana.


REY

   Pues, Juan, ¿no hay con el Rey otro respeto?
¿Así a mi autoridad te descomides?
Fuera razón hablarme allá en secreto,
cuando fuera muy justo lo que pides.



E.:

SAN JUAN.
Pésame Rey que las razones mías.


A.:

y luego dos lagrimitas.


BN, Mss., 14.864, fol. 1.



DEGOLLACIÓN (LA) DE SANT JUAN BAPTISTA.- Anónimo.

«Figuras: El Rey Herodes.- Cornelio.- Sant Juan.- Un paje.- Herodías.- Su hija.- Un Alguacil.- Un verdugo.- Sant Andrés.- Sant Tiago».




   Dime, bestia insacïable,
generación de serpiente;
di, Tetrarca abominable,
la tierra ¿cómo consiente
tu vicio tan detestable?...
Mira que eres pernicioso
para gobernar tu grey:
mira, Herodes malicioso,
que con los vicios del rey
se hace el pueblo vicioso.



A estas reconvenciones, responde el Rey mandando encarcelar al Bautista. Represéntase en breves escenas el festín de Herodes, y el baile de la hija de Herodías, y se decapita a San Juan, también delante del público. Herodías se recrea en contemplar la truncada cabeza. Instado luego el Rey por San Andrés y Santiago, a fin de que permita sepultar los restos del santo Precursor, viene en ello, diciendo cortésmente:


Notable congregación,
yo consiento que llevéis
el cuerpo dese varón,
para que le sepultéis
con toda veneración.



En consecuencia, se llevan el cadáver los dos Apóstoles cantando un De profundis.

Obra más antigua que la precedente.

E.:

Cesen las angustias mías.


A.:

Domine, exaudi orationem meam.


BN, Mss., 14.711, fol. 158.

Publicado por Rouanet en la Colección de autos, farsas..., etc.



DEL PAN Y DEL PALO.- Lope de Vega.

En las Fiestas al Santísimo Sacramento..., etc. Zaragoza, 1644.



DELICADO Y MUY SUBIDO DE BUENA Y SANTA DOCTRINA.- Anónimo.

Auto sacramental y comedia... con fecha de 1590.

«Interlocutores: La divina Fe y el cuerpo en hábito de labrador.- El Alma en hábito de doncella.- El Mundo.- La Razón.- La Curiosidad.- La Opinión.- La Justicia».



«Anse de poner dos mesas. La una ha de poner la divina fe y ha de poner en ella un cáliz con una figura de Hostia y unas disciplinas y una cruz y una calavera.- La otra mesa ha de ser para el mundo por parte que ha de estar muy proveída de pan y carne y frutas y con sus garrafas de vino blanco y tinto. Y estas dos mesas han de ser para la jornada segunda, cuando salga el hombre, que es el comprador, a comprar pan».



E.:

FE.
Destierra el llanto y gemir.


A.:

y comience a caminar.


BN, Mss., 14.864, fol. 129.



DEMONIO (EL) MUDO.

V. Diablo (El) mudo.



DESAFÍO DEL HOMBRE. (Farsa sacramental llamada).- Anónimo.

«Figuras: Lucifer.- Soberbia.- Mentira.- Simplicidad.- Ángel de la Guarda.- Iglesia.- Oración.- Penitencia».



Enfurecido Lucifer contra el Hombre (la Simplicidad cristiana), le envía un cartel de desafío, que llevan la Soberbia y la Mentira. La Simplicidad acepta el combate, fiando en el Ángel de su Guarda, la Iglesia, la Penitencia y la Oración, todos los cuales acuden a prepararla debidamente para pelear. Nutrida con el pan eucarístico, y armada con el escudo de la fe y la espada de la palabra divina, entra la Simplicidad en batalla y vence a su adversario. En premio, recibe de la Iglesia una corona, y por conclusión se canta:


   ¡Ávalas, que prendadas iban!
¡Avalas, que prendadas van!



La Iglesia expone muy bien en esta correcta obra el misterio de la Eucaristía.

La loa está escrita en octavas reales. Existe otro manuscrito de esta obra con diverso título y muchas variantes.

Véase: Santísimo Sacramento.

BN, Mss., 14.711, fol. 415.

Publicado por Rouanet en la Colección de autos, farsas..., etc.



DESAGRAVIOS DE CRISTO.- Calderón.

Lista de los autos sacramentales de Calderón, formada por Vera Tasis e inserta en el tomo I de comedias de aquel ingenio. Madrid, 1685.

No hay otra noticia de tal composición.

Con el título de Desagravios de Cristo (Jerusalén destruida por Tito y Vespasiano), existe una comedia de Cubillo.



DESCENDIMIENTO DE CRISTO, SEÑOR NUESTRO, DE LA CRUZ.- Don Francisco Olivares.

«Auto sacramental», etc. «compuesto por don Francisco Olivares, Regidor perpetuo de la Ciudad de Villena». No es sacramental.

La licencia otorgada por Pilatos para el descendimiento está llena de fórmulas curialescas, concluyendo así:

«Y para memoria de la posteridad, damos las presentes letras, selladas con el sello de nuestras armas. Datis en el palacio de la Archisidencia de Jerusalén, a quince de Luna del dicho mes».



La escena principal de la obra recuerda, aunque remotamente, la del auto viejo del Descendimiento de la Cruz.

Suelto, Salamanca, Nicolás Villagordo, calle de las Mazas.

Siglo XVIII.



DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ.- Anónimo.

«Figuras: Jeremías.- Nuestra Señora.- Sant Juan.- La Magdalena.- Josef.- Abarimatia.- Pilato.- Centurio.- Nicodemus».



Jeremías enumera en una larga relación, que sirve de loa, todos los personajes del Testamento Viejo, que figuraron al redentor del mundo, y no vuelve a presentarse. La Virgen Santísima, San Juan y la Magdalena lloran al pie de la Cruz. Josef de Arimatea solicita y alcanza de Pilatos (ya arrepentido) licencia para sepultar el cuerpo, de Nuestro Señor, y acompañado de Nicodemus se dirige al Calvario, hablando de los terribles acontecimientos de aquel día.

Llegados al pie de la cruz piden permiso a Nuestra Señora para realizar su propósito, y en seguida se procede al descendimiento.

Embalsaman y envuelven el sacratísimo cuerpo, y concluye el auto con la siguiente nota: «Llévanle al sepulcro cantando este villancico: Miserere mei Deus, secundum magnam misericordiam tuam».

Llamar villancico al Miserere, y aplicar este salmo penitencial al Inocente que borró con su sangre los pecados del mundo, son impropiedades que puede corregir cualquier estudiante. Pero escribir escenas como la del descendimiento que contiene este auto, sólo puede hacerlo un poeta.

BN, Mss., 14.711, fol. 430.



DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ.- Auto en forma de comedia por don Francisco de la Torre y Sevil.

(Adiciones mss. de La Barrera)

En el Catálogo de Huerta y en el impreso de La Barrera figura este auto atribuido a Lorenzo de Torres.



DESCENDIMIENTO DEL SACRO CUERPO DE CRISTO, NUESTRO REDENTOR, DE LA CRUZ, EL VIERNES SANTO POR LA TARDE.- Fray Juan de Mojica.

Impreso en Madrid, 1725, en 8.º Catálogo de La Barrera.



DESCENSIÓN (LA) DE NUESTRA SEÑORA EN LA SANTA IGLESIA DE TOLEDO.- Valdivielso.

«Auto famoso de la descensión de nuestra Señora en la Santa Iglesia de Toledo, cuando trujo la casulla al gloriosísimo San Ilefonso, su santo arzobispo y patrón nuestro.- Compuesto por mi señor y grande amigo el maestro Josef de Valdivieso, que haya gloria, y trasladado por mí el licenciado Francisco de Rojas, para mayor honra y gloria de Dios, y de su benditísima Madre, Virgen antes del parto, en el parto y después del parto, y siempre Virgen: Virgen concebida sin pecado original, a pesar de los hereges traidores».



«Personas: Nuestra Señora.- Santa Leocadia.- San Ildefonso.- Un Ángel.- El Rey.- Un paje.- Florindo.- Braulio.- Pelagio.- Una vieja.- Moscón.- Un ciego pobre.- Un mudo pobre.- Un manco pobre.- La Justicia.- Dos alabarderos.- Un Capitán, niño».



Visitando San Ildefonso, con el Rey y otras personas, el sepulcro de Santa Leocadia, aparéceseles ésta, y da parabienes al venerable Arzobispo por sus escritos en loor de Nuestra Señora. Dos herejes, testigos del milagro, se arrepienten de haber impugnado el dogma de la virginidad de María; pero Pelagio insiste, por el contrario, en sus errores, y en pena de ellos es arrojado a las llamas del abismo por la Justicia divina. Llega la noche, víspera de la Expectación de Nuestra Señora: San Ildefonso quiere celebrar dignamente esta festividad, y para que asista a maitines, se ocupan algunos criados en disponer la iglesia; mas los ahuyenta despavoridos un estrépito de truenos que de pronto estalla, tras de los cuales se deja ver la Madre de Dios, con Santa Leocadia, en una nube rodeada de ángeles. Al rumor de la fuga de sus sirvientes, acude San Ildefonso; la Virgen Santísima, dirigiéndole tiernas palabras de reconocimiento, pone una casulla sobre sus hombros; abraza luego en el altar su propia imagen, para comunicarla sobrenatural esplendor, y se vuelve al Cielo.

Esta es, reducida a muy incompleto compendio, la parte seria y maravillosa de la obra, con la cual va mezclada una buena porción de aquellos risueños rasgos que por do quiera prodigaba la amena fantasía de Valdivielso. Hay entre los personajes de este auto un gracioso que a veces habla latín macarrónico, un sacristán, una nube de pobres que acude a las puertas del Arzobispo, una compañía de niños armada para defender la pureza de la Virgen, y una vieja que, entusiasmándose al verlos, quiere también convertirse en soldado, y que, presenciando luego la aparición de Nuestra Señora, pide una vela a los ángeles para alumbrar aquel maravilloso espectáculo.

Todo ello está hablado en el lenguaje propio de este amabilísimo ingenio.

La escena entre el ciego, el manco y el moscón, recuerda en algunos rasgos, otra más antigua perteneciente al auto titulado: Parabola Caenae.

Concluye así el manuscrito:

«En 21 de marzo, sábado, cerca de la una del medio día, año de 1643, día del glorioso San Benito, le acabé de trasladar».



BN, Vitr. 18, núm. 9.

Publicado por L. Rouanet en el Homenaje a Menéndez y Pelayo. Tomo I, pág. 57.



DESENGAÑO (EL) DEL HOMBRE.- Anónimo.

«Repartimiento de las representaciones que se han de hacer este día de Santísimo Sacramento deste presente año de 617 [...].- La primera representación se ha de hacer a S. M. de todos cuatro autos [...] y el último, el Desengaño del Hombre, que hace Pinedo».


(Papel del Archivo Municipal de Madrid.- 2.ª, 196, 27)                




DESENGAÑO (EL) DEL MUNDO.- Anónimo.

«Figuras: El buen genio.- El mal genio.- El Hombre.- El Apetito.- El Cuidado.- Cristo.- Lascibia.- San Miguel.- La Avaricia.- Babilonia.- El Alma en el cielo.- La María.- La Ambición.- La Alma en el infierno.- La Gula.- La Venganza.- La Envidia.- La Hermosura.- La Alma en el Purgatorio.- El Fuego.- La Soberbia.- El Mundo.- El Demonio».



E.:

B. GENIO.
Todo lo piensas mandar.


A.:

y gloria en la vida eterna.


Copia de 1612.

BN, Mss., 16.852.

Catálogo de Huerta.

La Barrera cita: Los desengaños del mundo.



DESPEDIMIENTO DE CRISTO DE SU MADRE.- Anónimo.

«Figuras: Sant Pedro.- Sant Juan.- Nuestra Señora.- La Magdalena.- Santa Marta.- Un Ángel.- Adán.- Sant Lázaro».



Sin loa.

Con esta obra tienen estrecho parentesco el Aucto anónimo de las donas y el Lucero de nuestra salvación, de Inocencio de Salceda. El pensamiento fundamental de los tres autos es presentar a la Virgen Santísima, afligida al saber que se halla próxima la Pasión de su Divino Hijo, y alentada, en medio de sus dolores, por nuestro común padre Adán. Lo mismo en el Despedimiento que en el Aucto de las donas interviene San Lázaro, ya como emisario, ya como compañero del primer hombre. Todo ello demuestra que la manera de entender y tratar este asunto era cosa popular y tradicional en el siglo XVI, y no invención de un poeta determinado.

La parte que pudiera llamarse preliminar en el desarrollo del pensamiento ya expuesto es más larga en la obra presente que en las otras dos. San Pedro, San Juan, Marta, Magdalena y la Virgen Santísima (desconsolada ya por la ausencia de su Hijo y los peligros que le amenazan) deciden suplicarle que celebre la Pascua en Betania. Pero Jesús declara su propósito de ir a Jerusalén, y aquí entra la escena del Despedimiento con que principia el Lucero de nuestra salvación. Es minucioso por todo extremo el relato que de sus futuros padecimientos hace Nuestro Señor a la Virgen María. Sola ya ésta, aparece primero un ángel para confortarla; preséntase luego Adán sosteniendo a cuestas una cruz, y acompañado de Lázaro; ruega a la Madre de Dios que lleve a bien tantas amarguras por la grande utilidad que han de reportar a la raza humana, y resignada, aunque triste, pónese María en marcha para Jerusalén.

Hasta en los pormenores hay parecido entre estas obras. Al separarse Jesús y la Virgen Santísima, pide cada uno al otro que le bendiga.

BN, Mss., 14.711, fol. 249 vto.

Publicado por Rouanet en la Colección de autos, farsas..., etc.



DESPEDIMIENTO DE CRISTO Y DE SU BENDITA MADRE.- Doctor Ceballos.

Véase: Lucero de nuestra salvación, por Ausias Izquierdo Cebrero.



DESPOSADO (EL) EN MANTILLAS.- Auto de Juan Nuño Sedeño.

«Figuras: Octaviano, emperador.- Claudio y Torcato, caballeros romanos.- Mireno, Velflora, Carmo, Tirteo, pastores.- Luzbel.- La Idolatría.- María.- Joseph.- La Misericordia.- La Justicia.- El Placer».



E.:

OCT.
No más aparatos, Roma.


A.:

el fin a los desposorios
del niño en mantillas puesto.


Autógrafo firmado y fechado en Pinto a 12 de noviembre de 1613. Aprobaciones de fray Domingo de los Reyes y del doctor Gutiérrez de Cetina, del mismo año.

En la segunda hoja y de letra de la época dice: «De Quevedo».

BN, Mss., V.ª 18, núm. 7.



DESPOSORIO ESPIRITUAL.- Juan Pérez Ramírez.

«Desposorio espiritual de la Iglesia mexicana y el pastor Pedro. Égloga representada el día de la consagración del obispo de México, don Pedro de Moya Contreras, que fué el 5 de diciembre de 1574. [...] Su autor, Juan Pérez Ramírez, clérigo presbítero».



Academia de la Historia. Códice de piezas dramáticas, representadas en los colegios de la Compañía de Jesús.



DESPOSORIOS DE CRISTO (Obra llamada los).- Joan Timoneda.

Se representó en Valencia, delante del Arzobispo de la diócesis, años de 1572 a 1575. Parece escrito con presencia de algún otro auto viejo.

«Segundo Ternario Sacramental, que contiene tres auctos, etc.». Valencia, 1575.

Colección de González Pedroso, pág. 104.



DESPOSORIOS DE ISAC (Auto de los).- Anónimo.

«Figuras: Abrahán.- -Eliacer.- Rebeca.- Batuel.- Labán.- El Alegría.- La Moralidad.- La Letra.- Délbora».



(Falta Isaac en esta lista. Délbora es la nodriza de Rebeca)

Auto viejo, precedido de un argumento, y notable por su estructura, de la cual no se halla otro ejemplo en todo el teatro sacramental. Divídese, con efecto, en dos partes, de géneros muy diferentes: la primera, historial por su asunto y humana por sus personajes (Isaac, Abrahán, etc.); la segunda de asunto eucarístico y personajes alegóricos (La Moralidad, La Letra y el Alegría).- La una sirve de comentario a la otra. En la primera se exponen los sucesos narrados en el Génesis, desde la partida de Eliacer, hasta su feliz regreso a Canaan. La segunda mitad contiene la interpretación de aquellos acaecimientos, enseñando en resumen que el matrimonio de Isaac con Rebeca representa la unión de Jesucristo con el Alma, mediante el agua de la Gracia (la fuente de Nacor), o más claramente aún, mediante el Santísimo Sacramento.

Esta obra tiene carácter más moderno que la citada en el artículo precedente. Carece de bobo, y está escrita más correctamente y con mejor entonación.

El autor retrata los sentimientos de Isaac con un excelente rasgo, haciendo que al ponerse en camino el emisario de su padre, le salga al encuentro.

Concluye loando La Letra y La Moralidad el Santísimo Sacramento.

Al fin de una escena de la primera parte, dice una nota: «Aquí ha de haber un entremés».

No puede negarse que el rumbo seguido en los Desposorios de Isaac, era el más juicioso y regular de cuantos se adoptaron para llevar de frente con la enseñanza religiosa los hechos, ora históricos, ora novelescos, en que se fundaban las fábulas dramático-sacramentales. A pesar de la predisposición desfavorable con que ahora son miradas aquellas composiciones, hoy mismo bajaría mucho de punto el clamoreo de sus adversarios, si fuera posible destruir en los autos la mezcla de lo profano y lo divino, repartiendo el texto en dos mitades, que contuvieran con plena separación todo lo relativo al argumento alegórico, y todo lo concerniente al argumento alegorizado. Pero no hay que extrañar, aun siendo así, que el desconocido autor de Los Desposorios de Isaac, se quedara sin imitadores. Esto de sacar en las últimas escenas personajes nuevos sin ningún quehacer propio, ni más oficio que explicar los actos de los precedentes, podía ser muy sensato; pero, hecho con repetición, hubiera extremado hasta los últimos límites la monotonía de unas obras ya tan monótonas por lo invariable de su sagrado tema. Por otra parte, si con semejante método era dable declarar el sentido general de un argumento alegórico, rayaba en lo imposible, a menos de ir repitiendo la representación, ilustrarla debidamente en todos sus pormenores. De manera que el arbitrio adoptado en los Desposorios de Isaac, de puro reverente y puesto en razón, dejaba de ser útil. Por eso prefirieron los poetas eucarísticos acudir con la luz de la verdad, en el momento en que lo reclamaba lo tenebroso de sus figuras y alegorías, y reunieron en un mismo personaje, en una misma escena, lo falso con lo verdadero, seguros como estaban del candor del público, y más dados a conseguir su principal objeto que a observar las leyes del bien parecer y de la conveniencia artística.

BN, Mss., 14.711, fol. 25.

Publicado por Rouanet en la Colección de autos, farsas..., etc.



DESPOSORIOS DE ISAAC (Aucto de los).- Anónimo.

«Figuras: Abrahán.- Eliacer.- Un villano.- Un mozo.- Batuel.- Rebeca.- Una criada suya.- Un hatero.- Un sordo.- Labán.- Isaac.- Un criado suyo».



Precede una loa o introito, en romance, que probablemente se cantaría.

En esta obra, puramente historial, se sigue paso a paso la narración bíblica.

Contiene la partida del emisario de Abrahán; su llegada a las puertas de Nacor; la escena con Rebeca, junto al pozo; los conciertos matrimoniales ajustados por Batuel y Eliacer; el regreso de éste con la desposada, y el encuentro de Rebeca e Isaac, los cuales se retiran a su aposento (la tienda de Sara, según la Biblia). El final pudiera pertenecer a una obra profana.

Además del mozo, que se expresa agudamente, hay dos graciosos en la obra: un bobo, o villano, criado de Abrahán, y un sordo, de la casa de Batuel.

Auto en quintillas, que parece de los más antiguos.

BN, Mss., 14.711, fol. 33.

Publicado por Rouanet en la Colección de autos, farsas..., etc.



DESPOSORIOS DE JOSEF (Aucto de los).- Anónimo.

E.:

Sacerdocio sublimado.


A.:

Y toquen las chirimías.


BN, Mss., 14.711, núm. 20.

Colección de González Pedroso, pág. 54.



DESPOSORIOS DE LA VIRGEN.- Caxesi7.

«Auto famoso de los Desposorios de la Virgen, compuesto por el licenciado Juan de Caxesi».



«Personas: El Regocijo.- La Sucesión humana.- San Joseph.- Vato, villano.- Simeón, sacerdote.- Isacar, sacerdote.- La Virgen.- La Virginidad.- -Sirena.- Tierra.- Lebí.- Eliacer.- Jorán.- El Amor divino.- Un Ángel».



E.:

REGOC.
Muros de aquella imperial.


A.:

que nos dé su gloria a todos.


Salvá poseía el manuscrito, firmado por el autor y con la licencia para la representación, dada por el vicario general doctor Gutierre de Cetina, fecha en Madrid a 11 y 13 de agosto de 1609.

La versificación es bastante buena.

No habla Nicolás Antonio de este escritor, ni su auto se halla mencionado en el Índice de Medel. La Barrera lo cita refiriéndose al Catálogo de Salvá, edición de Paris, 1834.

BN, Mss., 15.216.



DESPOSORIOS (LOS) DE LA VIRGEN Y NACIMIENTO DE CRISTO.- Auto sacramental.

«Personas: San Joaquín.- San Joseph.- Nuestra Señora.- Un Ángel.- Lauro, pastor.- Antón, pastor.- Berrueco, pastor.- Laura, pastora.- Pascual, pastor.- Menandro, villano.- Un alguacil.- Dios Padre.- Un mesonero».



E.:

JOAQ.
Con qué lengua ¡Dios mío!


A.:

del sagrado nacimiento.


S. XVII.

De mano de Pedro Bermejo, vecino de Serranillos. Con muchas enmiendas.

BN, Mss., 17.240.



DESPOSORIOS DE MOYSÉN (Auto de los).- Anónimo.

«Figuras: Moysen.- Un bobo.- Dos villanos, un viejo y otro mozo.- Séfora.- Jetrona.- Y Jetrón, su padre».



Prófugo Moisés de Egipto, llega al pozo en que van a tomar agua para sus ganados las hijas de Jetró, y defiende a éstas contra los villanos que las amenazan. Sábelo Jetró, y saliendo en su busca, le ofrece y da por mujer a Séfora.

Auto viejo escrito enteramente en prosa. Precédele una loa en quintillas, y concluye con una octava que hace de villancico. Antes de que salga Jetró, y al alejarse sus hijas del pozo, dice una acotación: «Aquí ha de haber un entremés».

Fuera de esto, hay en el auto algunas escenas jocosas.

BN, Mss., 14.711, núm. 49.

Museo literario de Tapia, tomo I, pág. 41.

Publicado por Rouanet en la Colección de autos, farsas..., etc.



DESPOSORIOS (LOS) DE NUESTRA SEÑORA.- Anónimo.

Catálogos de Huerta y otros.



DESTIERRO DE AGAR (Aucto del).- Anónimo.

«Figuras: Abrahán.- Sarra.- Un ángel.- Dos pastores.- Agar.- Ismael.- Voluntad.- Deseo.- Cuidado.- Amor».



Con loa.

Movido de las quejas de Sara, y obediente a la voz divina, vence Abrahán la repugnancia que le cuesta echar de su casa a Ismael y Agar. Vagan por el desierto madre e hijo, hasta que, acosándoles la sed, resuelve Agar separarse de su criatura, por no verla morir: pero, alentada por un ángel, torna en busca de Ismael y lo lleva a una fuente, cuyo camino la muestran la Voluntad, el Deseo, el Cuidado y el Amor.

Los dos pastores son dos bobos, criados de Abrahán, que sólo aparecen en una escena de entremés.

BN, Mss., 14.711, núm. 2.

Publicado por Rouanet en la Colección de autos, farsas..., etc.



DESTIERRO DE JESÚS.

Véase: Huida de Egipto.



DESTRUICIÓN DE JERUSALÉN (Aucto de la).- Anónimo.

«Figuras: Vespasiano.- Dos pajes.- Un Senescal.- Un judío.- La mujer Verónica.- Pilato.- El rey Arquelao.- Un criado.- Clemente.- Dos Dueñas.- Algunos soldados».



Cubierto de lepra Vespasiano, oye hablar de la maravillosa vida y muerte del Redentor y envía en busca de alguna santa reliquia suya que le devuelva la salud. El emisario regresa de Jerusalén con la Verónica, la cual sana al Emperador aplicándole al cuerpo la imagen de Jesucristo. Lleno de gratitud, y airado, por otra parte, contra Jerusalén, que se resiste a pagarle tributos, marcha Vespasiano a destruir la ciudad deicida, en la que presiden el rey Arquelao y Pilatos. Dase batería a los muros a vista del público; las madres discurren por la escena, llevando en brazos los cadáveres de sus hijos; una se come al suyo, asado y sin pan, como dice Arquelao; éste se mata, por sustraerse al inexorable enojo del Emperador; tráganse los judíos su dinero, creyendo burlar así la codicia del ejército enemigo, y al fin, caen Jerusalén y Pilatos en poder de Vespasiano. Entonces se ve a la soldadesca, apoderada de los hebreos, pregonarlos como vil mercancía o abrirles el vientre para sacar los tesoros que allí llevan escondidos. Un soldado dice esta chistosa quintilla:


   ¿Quién quiere comprar judíos?
¡Ea, que vendellos quiero!
¡Ea, señores, servíos
de aquestos esclavos míos!
¡Treinta doy por un dinero!



Para redondear la composición, Vespasiano concluye convirtiéndose a la Religión verdadera.

BN, Mss., 14.711, núm. 2.

Publicado por Rouanet en la Colección de autos, farsas..., etc.



DESTRUYCIÓN DE JERUSALEM POR NABUCODONOSOR.- Vasco Díaz Tanco.

El mismo Vasco Díaz, en su prólogo al Jardín del alma cristiana, 1552.

Podría ser el auto anterior.



DESTRUYCIÓN DE TROYA.

Véase: El Robo de Elena.



DEVOCIÓN (LA) DE LA MISA.- Calderón.

E.:

ALMANZ.
A sangre y fuego soldados.


A.:

de su devoción.


BN, Mss., 16.28210.

Impreso en la parte 4.ª de Autos.

Colección de Pando y Mier.- Idem de Apontes.



DEVOCIÓN (LA) DEL ROSARIO.

Véase: Terceros (Los) para el cielo.



DÍA DO JUIZIO.

Lisboa, 1609.

Lisboa, por Bernardo da Costa de Carvalho, 1718, 4. Lisboa, por Francisco Borges de Sousa, 1785, 4.º Impreso en Madrid, 1790.

Prohibido en el Índice expurgatorio de la Inquisición de España.

(Adiciones mss. de La Barrera)



DÍA (EL) MAYOR DE LOS DÍAS.- Calderón.

E.:

Aunque del Señor son todos.


A.:

pan de ángeles es.


BN, Mss., 16.2796.

Impreso en la parte 6.ª de Autos.

El padre Manuel Filguera en el papel titulado: «Si sea lícito hacer los autos sacramentales en las iglesias», le cita con el título de El Día mejor de los días, refiriéndose a la impresión suelta de 1678.

Colección de Pando y Mier.- Idem de Apontes.



DIABLO (EL) MUDO.- Calderón.

E.:

HOMBRE.
Primer delito en quien.


A.:

fee y penitencia.


BN, Mss., 14.8466.

Impreso en la parte 6.ª de Autos.

Colección de Pando y Mier.- Idem de Apontes.

El manuscrito de la Biblioteca Nacional, 16.2802 de este auto, lleva el título de: El Demonio mudo; y acaba: le darán voz y oído la penitencia.



DIABLO (EL) PROFETA.- Anónimo.

Catálogo de Huerta y otros.



DIÁLOGO que se representó en la colocación del Santo Sacramento al retablo nuevo en el convento de la Victoria, de Madrid, en la noche del Nacimiento del Hijo de Dios, el año de 1684. De don Pedro Lanini Sagredo.

«Personas: Música.- Mágico.- Europa.- América.- Asia.- La Simplicidad».



E.:

Moradores del orbe, parad.


A.:

en la noche que el sol nace.


BN, Mss., 15.185.

Autógrafo, excepto las dos últimas hojas.



DICTADOR.

Auto en verso.

«Figuras: San Juan Bautista.- Zacarías.- San Gabriel.- El Pecado original».



E.:

Resuenen los ecos.


A.:

cuando habla Juan es justo callen todos.


Siglo XVIII.

BN, Mss., 4.048, fol. 18.



DIONISIO SANISO.- Sor Juana Inés de la Cruz.

Así en el Catálogo de Mesonero. Debe de ser el Divino Narciso.



DIOS NIÑO.- Anónimo.

Catálogos de Huerta y otros.



DIVINA (LA) ESPOSA.- Anónimo.

«Figuras: Cristo.- La Iglesia.- España.- La Infanta, que es la divina esposa.- Los cinco sentidos, pajes mayores todos.- El Entendimiento.- Memoria.- Voluntad.- El Príncipe Luzerno.- Soberbia.- Gula.- Lujuria.- Penitencia».



E.:

LUZER.
El retrato es peregrino.


A.:

fin a la divina esposa.


Manuscrito del siglo XVI, con enmiendas de mano de don Francisco de Rojas.

BN, Mss., 16.424.

Citado como anónimo en el Catálogo de Huerta y en otros.



DIVINA FILOMENA.- Anónimo.

Representado en Sevilla durante las fiestas del Corpus de 1613, según el expediente que existe en el archivo de aquella ciudad, y cuyo extracto ha publicado el señor don José Velázquez y Sánchez.

«El carro de la Divina Filomena (dice el señor Velázquez, enumerando las condiciones con que ajustó su pintura el maestro Campos), debía tener igual división que el de la Segaderuela. En un foro, la historia que denotase el texto, pintándose en otra casa las penas infernales, con aptitud para buen numero de ruedas giratorias de fuegos de artificio; todo cubierto, hasta la oportuna aparición, con unas cortinas disimuladas y de buena visualidad. En el segundo foro un cenáculo, mesa donde estuviese Cristo con el Cáliz y el sagrado Pan en sus manos, una silla y dos bufetes pintados al natural, escalera en medio de la escena, por donde se subiera al cenáculo, y bufete con su cajón que saliese afuera, donde un mecanismo permitiera colocar una cabeza de niño entre dos platos».



En 1.º de junio hicieron los farsantes ensayo de sus autos ante la Comisión de festejos, «y Balbin (autor de compañías) dio muestra del apólogo sacro Progne y Filomena, con todo el vestuario y figuraciones conducentes». Concluidas las fiestas, acordó la expresada comisión dar seis ducados de propina «a Cristóbal Suárez, primer galán en el auto de Progne y Filomena, por el aplauso de su trabajo». Y otros seis, respectivamente, «a Alonso Fernández y Ana Cabello, su muger, por haberse distinguido en la representación del auto mencionado» (Revista de Ciencias, Literatura y Artes, tomo VI, entr. 4.ª Sevilla, 1860).



DIVINA FILOTEA.

Véase: Amar y ser amado.



DIVINA MARGARITA.

Véase: Gran casa de Austria.



DIVINO (EL) ALCIDES.

Auto sacramental alegórico.

«Personas: Hércules, Cristo.- Anteo, El Demonio.- Euristheo, El Mundo.- Musas: Euterpe, La Esperanza; Urania, La Fe; Thalía, La Caridad.- Ayole, La Naturaleza humana.- Cibeles, La Culpa.- La Inocencia, Villano.- Espirides: Egle, El Entendimiento; Arethusa, La Memoria; Erithia, La Voluntad».



E.:

Al monte, al valle, al llano, a la ribera.


A.:

En la mayor de las glorias de Alcides.


Siglo XVII.

Consta de 274 versos.

BN, Mss., 12.97440.



DIVINO AQUILES.- Don Melchor Fernández de León.

«Acordóse se haga consulta a Su Majestad para que se sirva de elegir los autos que se han de representar este presente año, proponiendo en ella dos autos de los que dejó escriptos Don Pedro Calderón [...] y el Divino Aquiles que dejó escripto Don Merchor de León».


(Expediente del Archivo de Madrid, año 1687.- 2.ª, 199, 3)                


Recayó sabré otros autos la elección del Rey, y no tenemos noticia de que el Divino Aquiles se haya representado ni impreso.



DIVINO ARTÍFICE.- Zamora.

«Autos sacramentales que se han representado en esta villa...- 1698: Se hicieron de don Antonio de Zamora el Divino Artífice y Las Piedras de David».


(Documento del archivo de Madrid.- 2.ª, 200, 5)                


Es el auto titulado El Templo vivo de Dios.



DIVINO (EL) CARLOMAGNO.

Véase: Mesa (La) redonda.



DIVINO CAZADOR.

Auto sacramental, precedido de la loa El Juicio de Paris, de don Manuel Arriaga Feijóo y Ribadeneira.

«Personas: El Género humano.- El Albedrío.- La Culpa.- El Príncipe.- El Rey.- El Agua.- La Tierra.- El Aire.- El Fuego.- El Bautismo.- La Confirmación.- La Penitencia.- Comunión.- Extremaunción.- Orden.- Matrimonio.- Músicos».



E.:

GÉN.
Verde, apacible esfera.


A.:

perdón, ya que no alabanzas.


BN, Mss., 15.134.

Algunos le han atribuido malamente a Calderón, según Fajardo. (Disertación ms.)



DIVINO (EL) COLMENERO.

Auto sacramental en tres estancias.

«Personas: El Placer.- El Colmenero.- La abeja.- Las tres Potencias.- El Cuerpo.- El oso.- El Mundo.- Música».



E.:

Habitadores del valle.


A.:

a tiempo y vine al momento.


Principios del siglo XVIII.

No citado por La Barrera.

BN, Mss., 17.396.



DIVINO (EL) HÉRCULES.- Rojas.

Primera hoja: «Auto Sacramental, El Divino Hércules, escrito por un ingenio de esta corte».- Segunda: «De don Francisco de Roxas, acto del Divino Hércules».- Tercera: «Auto Sacramental para la villa de Madrid».

«Personas: La Tierra.- Anteo.- Deyanira.- Aquelóo, hijo del mar.- Neso, centauro.- Licas.- Hércules».


Sírvenle de asunto las aventuras de Deyanira con Neso, las luchas de Hércules con Anteo y la Hidra y la muerte de aquel semidiós. Hércules representó a Cristo; Deyanira, al Alma; Neso, al Demonio; Anteo, al Hombre; Licas, al Desengaño, y Aquelóo, al Mundo.

La traza de este auto es en extremo desconcertada; pero el estilo, por lo regular, tiene claridad y llaneza, diferenciándose mucho el Divino Hércules, por este concepto, de otros autos del mismo ingenio, como El Gran Palacio o el Galán discreto y valiente.

A lo mejor se olvidan Hércules y Deyanira de que son personajes mitológicos, y entablan coloquios místicos, como el siguiente:




DEYANIRA

   ¿Por qué no castigas luego
aquel que luego te ofende?


HÉRCULES

   Si, del mundo en la presencia,
luego al justo me llevara,
sin duda el hombre pensara
que no había Providencia.
Si luego mi Omnipotencia,
que justa y divina es,
a aquel que pecando ves
pecando le condenara,
que no había se pensara
un juicio para después.
Mas mi providente amor
que a todo y en todo está,
méritos al justo da,
y da tiempo al pecador.
Conozca el uno su error,
si me quisiere buscar;
dos tiempos les quiero dar,
que uno solo viene a ser,
a aquél para merecer,
y a éste para escarmentar.


DEYANIRA

   No te hallaron mis enojos,
y en el agua te busqué.


HÉRCULES

   Deyanira, ya te hallé
en el agua de tus ojos...
Esa agua es la que yo quiero:
vid soy, y fruto daré;
pero no produciré
si no me riegan primero.


No eran inútiles, ciertamente, lecciones como las que acabamos de copiar, aunque las recibiese el auditorio de labios tan desautorizados como los de Hércules, y en obras tan descabelladas como el presente auto. Mal por mal, entre valerse de los personajes ¡mitológicos para difundir la verdadera enseñanza evangélica, e invocar, por el contrario, el Evangelio para inculcar ideas y sentimientos paganos, según suelen hacerlo famosos dramaturgos de nuestro siglo, estamos resueltamente por lo primero.

La siguiente relación, puesta en boca de Lucas, tiene exactitud, utilidad y gracia:


   Allí un logrero prolijo
de hinchado quiere expirar,
y se quiere condenar,
porque se salve su hijo.
Restituye, y no te impida
tu hijo tu feliz suerte,
y no te des mala muerte,
porque él se dé buena vida...
Aquel que estaba precito
por mal ministro, ahora advierto
que andan diciendo que ha muerto
todos como un pajarito.
Y no he de contradecir
la verdad que el mundo aliña,
que si era ave de rapiña,
¿cómo había de morir?
Aquel rico por mil modos,
cuando con los pobres habla,
mil necedades entabla
y se las celebran todos:
y a aquel que a tiempo oportuno
«n todas las ocasiones
dice dos mil discreciones,
no se las oye ninguno...
Raros nombres la maldad
que ha puesto al delito vi:
uno hurtó una joya allí
y lo llaman mocedad:
otro allí, con mal deseo,
aquella casa escaló,
a una doncella llevó,
y lo llaman galanteo.


Representose este auto en Madrid, en las fiestas del Corpus de 1639, según lo declara un expediente del archivo de la Villa (2.ª, 468, 1).

«Los cuatro autos desta fiesta hicieron Manuel de Vallejo y Antonio de Rueda, autores de comedias; y fueron los dos que hizo Manuel Vallejo intitulados La Cárcel del mundo que le escribió don Antonio Coello, y el otro de Hércules, que le escribió don Francisco de Rojas».


(Manuscrito suelto, propio del señor Durán, letra del siglo XVII, con acotaciones y enmiendas de segunda mano)                




DIVINO IMPERIO DE AMOR.- Doña Juana Josefa de Meneses, condesa de la Ericeira.

En 1747, existía esta obra inédita en poder del Marqués de Lourizal.

Figura como auto en la sección segunda del Índice de títulos, del señor La Barrera; pero en el Índice de autores del mismo Catálogo va en concepto de comedia.



DIVINO (EL) ISAC.- Doctor Felipe Godínez.

«Personas: Abraham.- Isac.- San Miguel.- Luzbel.- Abimelec.- El Discurso.- Eliecer.- El Pueblo Judaico.- Rebeca.- David.- Ficol».



E.:

ISAAC.
Supremo Abraham, en quien


A.:

Su carro el Isaac divino.


Abraham (Dios Padre), e Isac (Dios Hijo) resuelven comunicar a otros el bien de que gozan. Y aquí dice una acotación:

«En el medio carro se forma un monte con las circunstancias que se irán declarando. La primera es que entre una nube que está en lo más alto, abiertos algunos gajos, se parece San Miguel, de tal modo, que después baje en la misma nube; y a otra parte un escotillón dado de azul con estrellas, que se ha de hundir, y parezca Luzbel sobre él, vestido de blanco, porque es antes de haber caído».



Esta breve cita demuestra, por sí sola, cuán anfibológica y confusa es la traza del auto presente. Abraham e Isac, ejerciendo imperio sobre los ángeles, y preexistiendo a la caída de Luzbel, no son personajes bíblicos, sino personas de la Santísima Trinidad; no la figura, sino lo figurado.

Síguense a esto la rebelión del espíritu maléfico y la Redención del género humano presentadas en una escena de juego.


   Cada uno
ha de desear ser algo
que no es agora, y dar luego
la razón de desearlo.



Isac desea ser un hombre muy llano y darse a los demás en comida. Al oírlo, sublévase Luzbel, por no adorar al hombre, y dice que desea poner su solio sobre los astros.

«Aquí desenvaina la espada San Miguel, y se hunde el escotillón con Luzbel, y caen algunas estrellas y hay ruido de trueno».



Hablan después el Pueblo Judaico y Abimelec, que representa al pueblo gentil. El uno desea ser rico, porque espera un rey con majestad y aparato: el otro pide muchos dioses. No teniendo ninguno prenda que dar por sus yerros, paga por ellos Isac: el Pueblo Judaico le echa encima una cruz, y el gentil le ayuda a llevarla.

«En el monte que se ha dicho, ha de haber una subida corno de peña y ha de estar hecho un descanso donde quepan Abraham y Isac; Abraham venda los ojos a Isac, y representando el sacrificio, baja a su tiempo San Miguel, que está en la nube, desgajándose la nube misma, y a un lado se aparece una cruz tosca, mal formada, a modo de árbol, cuyas ramas y hojas son espinas, y arrimado en la cruz, no perfectamente crucificado, un cordero que de las mismas espinas forme sobre la cabeza una corona, digo un modo que alude a corona y no lo sea formada de todo punto».



Comienza aquí lo que pudiéramos llamar segunda parte de la obra, donde se trata de las vicisitudes por que ha pasado la Iglesia. Rebeca la representa. Acompañada de Isac, entra primero en Jerusalén, en medio de aclamaciones populares; y después comparecen los dos ante Abimelec, fingiéndose hermanos en vez de esposos, como lo hicieron Abraham y Sara. Pero Abimelec, que desde una ventana los ve abrazarse, saca por consecuencia la verdad, con tan buenos raciocinios que el Discurso le proclama pueblo cristiano, en vez de pueblo gentil, diciendo entre otras cosas:


   Busque así todo infiel
luz de Dios, con voluntad
de averiguar la verdad,
aunque sea contra él.
Juzgue con afección pía;
no con ánimo dispuesto
de hallar color al incesto
o apariencia a la herejía.



Verifícase, pues, la entrada en el pueblo gentil, ocupando la Iglesia con su esposo una carroza, sobre cuya proa canta David:


   Levántese Dios y mueran
los contrarios de la fee:
vimos el triunfo de Dios,
vimos la entrada del Rey.
   Currus Dei, Currus Dei;
millia laetantium Dominus in eis.
   Vente entrar en el pueblo gentil:
danle todos el parabién;
y tirando del carro ven
serafines de mil en mil
y millares de diez en diez.
   Currus Dei, Currus Dei;
millia laetantium Dominus in eis.



Expulso Isac de Palestina, pronuncia estas bellísimas palabras:


   Vamos, esposa, de aquí
no lejos, que yo me quedo
lo más cercano que puedo
al que me arroja de sí:
como el sol, si no le dieren
puerta abierta, no entrará;
pero allí cerca se está,
para entrar cuando le abrieren.



Corre el tiempo, y Rebeca no encuentra reposo ni aun en el pueblo a que se ha refugiado. Enuméranse las persecuciones de diversa especie suscitadas contra la Iglesia desde Nerón hasta Enrique VIII. Abimelec, que es a un tiempo tantas personas como pueblos hay en el mundo, aparece vestido de inglés. Pero la música suscita en contraposición el recuerdo de España:


   Si quiere el amor sembrar
y coger uno por mil,
en todo el pueblo gentil
hay tierras de panllevar.
    En todas el enemigo
mezcla entre el trigo cizaña,
por eso Dios en España
tiene una mies toda trigo.
   Siembre y coja, que a pesar
de tanta cizaña vil,
en todo el pueblo gentil
hay tierras de panllevar.



Al acabar este cántico, sale el rey Abimelec, ya como español; acompáñanle Ficol, figurando el apóstol Santiago; Eliecer en traje glorioso de San Juan Bautista, y el Discurso, que dice de sí mismo:


   Discurso con fe española,
razón hago y verdad digo.



Postrado el Rey a los pies de Isac, pénele éste a los hombros el collar del toisón y le convida a comer, dándose él mismo en comida.




REY

   Como español, determino
ser siempre vuestro.


REBECA

      Bien sabe
la Iglesia que sois muy fino.


ISAC

   Cantad y con esto acabe
su carro el Isac divino.



Daremos alguna muestra más del estilo de Godínez. Dice el Discurso a Abimelec:


   Tú eres palestino agora,
mas también eres gitano
cuando eres supersticioso;
árabe, cuando eres mago;
asirlo, cuando soberbio;
y caldeo, cuando sabio;
romano, cuando valiente;
alemán, cuando gallardo;
bretón, cuando boquirrubio;
inglés, cuando temerario;
francés, cuando impetuoso;
tudesco, cuando das palos;
griego, cuando escribes culto,
y chino, cuando eres calvo.
Pero cuando eres constante
y sufridor de trabajos,
entonces español eres.



Vestido Abimelec en hábito de cismático; se expresa así:


   Yo daré al aire mi queja
inútilmente, que en vano
me asiste el Discurso humano,
si el divino Isac me deja.
Al bello sol que se aleja
sucede la sombra obscura:
si avara de su luz pura
esconde sus hebras de oro,
al cielo niega el decoro,
quita al mundo la hermosura.
Sin fuerza está la justicia,
sin crédito la verdad;
encógese la bondad,
descúbrese la malicia,
pierde el freno la codicia,
vése el vicio introducido,
el ejemplo desvalido,
con valimiento el pecado
y el pueblo escandalizado:
claro está que Dios se ha ido.
Quedó la fe despreciada,
la herejía satisfecha,
la conformidad deshecha
y la disensión lograda;
la Religión profanada,
castigado el inocente,
el pecador insolente,
burlada la penitencia:
no hay virtud, no hay obediencia,
sin duda está Dios ausente.
[...]
   Placer, que duras tan poco,
¿qué imaginación activa
me representa tan viva
gloria que tan muerta toco?
Tal vez imagino, loco,
que veo al placer divino
en el vicio a que me inclino:
mas ¡oh engañado deseo!
Imagino que lo veo,
y veo que lo imagino.
Yo soy el que antiguamente,
cuando tuve Dios y fee,
tan segura imaginé
mi dicha, como evidente.
Ya infiero del mal presente
que no tuve en ese estado
por mi bien el bien pasado,
sino porque fué forzoso
haber sido tan dichoso
para ser tan desdichado.



La obra no lleva otro título que el siguiente:

«Acto sacramental.= Salen el divino Abraham, de blanco y con barba larga, y el divino Isac, &.ª- Al final se lee, de otra letra: "Laus Deo et Deiparae Virgini Mariae.= Sub correctione Sanctae Matris Eclesiae Catholicae Apostolicae Romanae.= D.or Philippe Godinez"». (Firma autógrafa)

BN, Mss., v. 18, n.º 1.

(Impreso suelto)



DIVINO (EL) JANO.- Anónimo.

Auto sacramental, historial, alegórico, precedido de la loa titulada Los números en certamen.

«Personas: Numa Pompilio, rey.- Egeria, ninfa.- La Sabiduría.- El Entendimiento.- El Consejo.- La Fortaleza.- La Ciencia.- La Piedad.- El Amor de Dios.- El Amor divino.- Las tres gracias.- Carlos V.- Felipe IV.- Carlos II.- Otros personajes.- Música».



E.:

UNOS.
¡Viva el rey Numa Pompilio!


A.:

la Eucaristía.


Siglo XVIII.

BN, Mss., 15119.



DIVINO (EL) JASÓN.- Calderón.

«Auto famoso El divino Jason, de don Pedro Calderón.- Representóse en Madrid.- Personas que hablan en él: Jason, que es Cristo.- Hércules, San Pedro.- Teseo, San Andrés.- Argos, Amor divino.- Orfeo, San Juan Bautista.- Rey de tinieblas, el Mundo.- Idolatría, Luzbel.- Medea, que es el Alma.- Músicos».



En un bajel fabricado por Argos (el Amor divino), embárcanse Jasón, Orfeo, Teseo, Hércules y otros, hasta el número de 12 principales y 72 más, en demanda del vellocino de oro, que sobre la copa de un árbol guardan en Colcos innumerables monstruos, regidos por la hechicera Medea (el Alma). Pese a estos formidables preparativos, Medea, que pensaba fingir amores, se enamora realmente de Jasón, y des pues de entretenerse con los argonautas en uno de los ingeniosos juegos de colores que tanto abundan en las obras de aquel tiempo, pónese de acuerdo con su amado para allanarle el logro de lo que medita. En vano procura el Rey de la isla detener a Jasón, repitiendo la escena de la tentación en el desierto: el caudillo de los argonautas sube «donde estará un árbol con manzanas de oro, y en la copa el vellocino, que es una corderilla blanca, y al pie del árbol un dragón, y un toro, y otros animales que bramen y se meneen horribles». Alcanzada la cordera, tómala Jasón al hombro, y cantando con sus prosélitos, retírase a la nave, en tanto que la Idolatría prorrumpe desde la playa en acentos de despecho. Entonces aparecen encima del árbol «un cordero corriendo sangre, un cáliz y una hostia; y en lugar de manzanas, ángeles y serafines. Han de haber quitado las fieras».- Húndese la Idolatría, y cantan todos:


   El hombre, que era mortal,
alientos de vida tome;
que eterno será si come
ese cordero legal.



Siéntese, al leer El Divino Jason, el desagradable efecto que produce la mezcla de lo mitológico con lo sagrado. Si los personajes no se llamaran Jasón, Medea, Hércules, etc., nada habría que reparar, y sí mucho que aplaudir en el argumento del presente auto; si por el contrario, ya que llevasen aquellos nombres, se dejase al espectador adivinar su significación alegórica, el espectáculo, aunque más difícil de entender, sería más agradable. Pero se necesita un espíritu candoroso, de que carecen los hombres de nuestro siglo, para oír a los argonautas hablar del Cordero legal, y ver a Teseo ornarse con el Toisón de Oro, como pudiera el mismo San Andrés, patrón de la Orden.

Publicose el Divino Jasón en 1664. Bastantes años después escribía Calderón la memoria de sus autos sacramentales para el Duque de Veragua, y no mentaba allí esta obra. ¿Sería porque realmente no le perteneciese, a pesar de haber salido a luz con su nombre? ¿O pretendería acaso Calderón desentenderse de ella, como lo hizo de varias comedias de su mocedad, también publicadas? Parécenos que, para resolver si perteneció o no al príncipe de nuestros dramáticos El Divino Jasón, basta pasar una ojeada por los trozos más característicos de este auto.

En nuestro concepto, Calderón hubo de escribir esta obra en su juventud, y después se olvidaría de ella, o por alguna otra razón difícil de averiguar, dejaría de incluirla en la lista de sus autos.

BN, Mss., 16.2791.

En el libro: Navidad y Corpus Christi, &. Madrid, 1664 Copiado en la Parte séptima, mss. de autos de Calderón, que compiló don Juan Isidro Fajardo, y perteneció al señor Sancho Rayón.



DIVINO MERCURIO.- Manuel de Acosta y Silva.

Impreso en Lisboa, por Antonio Craesbeck de Mello. 1678, 4.º

Barbosa atribuye sucesivamente este auto a Acosta Silva y a José Correa de Brito, lisbonense.

Catálogo de Barrera.

¿Será el siguiente?



DIVINO MERCURIO (El gran auto sacramental, alegórico y moral, de el).- Anónimo.

«Personas: Argos.- Io, dama.- Mercurio, joven galán.- Músicos».



Mercurio representa al Redentor, Argos, al Demonio; Io, al Alma. Hácese padecer al protagonista pasión y muerte, transmigrando continuamente el asunto (si así puede decirse) de la historia a la fábula, y de la fábula a la historia. Vestido Mercurio en traje de resurrección preséntase a las puertas del infierno, adormece con sus cánticos al carcelero de Io, liberta a ésta, e instituye el Sacramento de la Eucaristía.

Parece obra de fines del siglo XVII, escrita para un lugar de cortos recursos, pues no requiere carros, ni sus personajes, como se ha visto, pasan de tres.

Manuscrito suelto, propio del señor Durán.



DIVINO NARCISO.- Sor Juana Inés de la Cruz.

Catálogo de Moratín.



DIVINO ORFEO.- Calderón.

Autos sacramentales, alegóricos e historiales, dedicados a Christo Señor Nvestro Sacramentado (edición príncipe). Madrid, 1677, en la Imprenta imperial.

Reimpresión del antecedente: Madrid, por García Infanzón, 1690.

Colección de Pando y Mier.- Idem de Apontes.

Reimpresa la edición príncipe en Madrid, 1715, por Ángel Pascual Rubio (Fajardo, Disertación).



DIVINO ORFEO (2.ª parte).- Calderón.

Comprendido en la parte 8.ª (mss.) de autos de Calderón, que coleccionó en 1747 don Juan Isidro Fajardo, y poseía don José Sancho Rayón.

Citado en el Catálogo de La Barrera.



DIVINO PASTOR.- Lope de Vega.

«Son las figuras siguientes: Divino Pastor.- Pastor ingrato.- Locura del mundo.- Avaricia.- Pretensión.- Ambición.- -Mundo.- Ingratitud.- Riqueza.- Amor propio.- Músicos».



Es, con algunos nombres cambiados, el auto del Niño Pastor.- Véase.

BN, Mss., 15.577.

(Impr. en Fiestas al Sant. Sacr., 1644)

Huerta cita en su Catálogo, como anónimo, un Auto de este mismo título.



DIVINO PÓLUX.- Anónimo.

«Auto sacramental nuevo deste año de 1680». (Estos números aparecen enmendados, y convertidos en los siguientes: 1716)

«Figuras que hablan en él: Júpiter.- Pólux.- Castor.- El Cuerpo.- -El Apetito.- El Arcángel San Miguel.- El Alma.- La Pobreza.- La Perfidia.- El Demonio.- La Riqueza».



Faltan en esta lista La Ignorancia y La Muerte, y sobra Castor, pues el autor, habiendo mudado, sin duda, de parecer, puso al Alma en lugar de aquel personaje.

También se designa al Alma en una acotación con el nombre de Artemisa. En cuanto a Pólux (que representa al Verbo Divino), suele ser llamado Pan, y lo mismo pudiera llevar otro nombre, pues no hace absolutamente nada por donde se asemeje a las citadas figuras mitológicas.

Pólux desciende del Cielo para salvar al Alma, a quien requieren de amores las Potencias del Mundo, a saber: la Riqueza, la Ignorancia y la Perfidia, figuras estas últimas de la Gentilidad y el Hebraísmo, así como la primera lo es de Aman, según lo advierte una nota. Pero el Alma, guardando fidelidad a Pólux, abandona su Cuerpo a la saña de los tres despechados amantes y de Luzbel, cuya caída del Cielo sirve de introducción al auto. Pólux, después de haber reñido con la Muerte, precipitándola en los abismos, cae en poder de sus adversarios; llévanle; sale la Pobreza a referir las circunstancias con que se ha consumado el misterio de la Redención, y en tanto que Lucifer se hunde y discurren aturdidos por el escenario los demás personajes malévolos, preséntase el Alma ante el sepulcro de su amado, transformada en Artemisa. «Quitan la losa: descúbrese Pólux muerto: hincan la rodilla».- El Alma pretende encerrar al difunto en su propio pecho.- «Vuélvese la caja en que está Pólux, que desaparece, y queda un cáliz y una hostia».

Esta obra es un centón mal compaginado de ideas y situaciones, ya para entonces expuestas muchas veces en el teatro sacramental. Padece suma pobreza de estilo. Sirve, sin embargo, para demostrar por la milésima vez lo difundidos que se hallaban en aquellos días ciertos conocimientos primordiales, cuya importancia nadie pondrá en duda.

La escena de introducción que pudiera ser magníficamente tratada por un poeta eminente, presenta al Creador decretando el misterio de la Redención en los providentísimos consejos de su augusta Trinidad. Luzbel toma a desprecio de la naturaleza angélica el acuerdo en cuya virtud ha de unirse al Verbo con la vil naturaleza humana; rebelase con sus secuaces, y después de alborotada pelea, queda vencido por los ángeles buenos. Hoy, como hace dos siglos, saben todos que Luzbel se rebeló por soberbia: pero, ¿con qué ocasión brotó su ensoberbecimiento? Muchos de los que ponderan la ignorancia antigua, adelantarían algo leyendo sobre el particular el infeliz auto de Pólux.

Del mismo impenetrable misterio de la Trinidad, sin el cual nada se explica, expónense los fundamentos racionales en estas palabras del Hijo al Padre:


   Por mí se sigue que tú
Dios solitario no seas...
Por ti Isaías dirá:
-Dios que dio al Hombre, a la fiera,
facultad para engendrar,
¿acaso el mesmo no engendra...?
Siendo tú bien infinito,
pides por naturaleza
comunicarte, y no puedes
criar sujeto que sea
capaz.



Manuscrito perteneciente al señor Sancho Rayón.



DIVINO PORTUGUÉS SAN ANTONIO DE PADUA.- Bernardino de Obregón.

Citado por el barón de Shack. Existía ms. esta obra en la librería del señor Durán, con la fecha de 1623.

La Barrera dice que es la comedia de Montalbán, a pesar de ir atribuida a Obregón en dicho ms.8.



DOLORES (LOS) DE LA VIRGEN.- Don José de Anso y Flores.

Catálogo de La Barrera.



DONAS QUE ENVIÓ ADÁN A NUESTRA SEÑORA CON SANT LÁZARO (Aucto de las).- Anónimo.

Es dudoso que se hiciera para las fiestas del Sacramento.

Algunos versos de este auto se hallan repetidos en el Lucero de nuestra salvación, de Salceda. La escena principal, sumamente patética, tiene, en cuanto al género, profunda analogía con la del Descendimiento de Cristo en el auto viejo de este nombre.

BN, Mss., 14.711, núm. 53.

Colección de González Pedroso, pág. 22.



DOS (LAS) CIUDADES OPUESTAS.

Auto sacramental alegórico de don Manuel de Arriaga Feijóo y Rivadeneira.

«Personas: Luzbel.- Judaísmo.- La Culpa.- Emanuel.- Idolatría.- Gentilismo.- La Fe.- Pobreza.- Apostasía.- Envidia.- La Gracia.- Justicia».



E.:

LUZBEL.
Da fondo timonel.
JUST.
Abate el vuelo.


A.:

perdonad lo mal escrito.


Según expediente del Archivo Municipal de Madrid, ya estaba escrito en 1693. Algunos lo han atribuido a Calderón. (Fajardo. Disertación ms.)

BN, Mss., 14.840, núm. 11.



DOS ESTRELLAS DE FRANCIA.- Calderón. BN, Mss., 16.2786.

Incluso por Vera Tasis en su lista de autos de Calderón. Poseíale el señor Sancho Rayón en la Parte séptima manuscritos de autos de aquel ingenio, compilada por don Juan Isidro Fajardo en 1718.

Hay comedia del mismo titulo escrita por don Melchor Fernández de León. Sus protagonistas son San Juan de Mata y San Félix de Valois.



DOS (LOS) INGENIOS Y ESCLAVOS DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO.- Lope.

BN, Mss., 15.315.

(La sílaba in de la palabra ingenios, está tachada en este manuscrito)

(Impreso en el tomo III de las Obras... publicadas por la Real Academia Española)



DOS (LOS) PRIMEROS HERMANOS.

Auto sacramental del licenciado Juan Caxés.

«Figuras: La Providencia divina.- Adán.- Eva.- La Culpa, en traje de villana.- La Envidia, en traje de dama.- La Justicia.- Caín.- Abel».



E.:

PROV.
El terrenal paraíso.


A.:

de ella saldrá triunfante el justo y santo.


Ejemplar en parte autógrafo y firmado por el autor en Madrid a 14 de abril de 1610.

BN, V.ª 20, núm. 5.

Publicado en la Revue Hispanique, tomo VIII, pág. 139.



DOS VIRTUDES TRIUNFANTES.

Coloquio alegórico para el Carnaval.

Manuscrito sin nombre ni indicación de autor de mediados del siglo XVIII, de la colección de La Barrera, citado por el mismo en las adiciones mss. a su Catálogo.



DOTE (EL) DEL ROSARIO.

Auto sacramental de Andrés de Claramonte.

«Figuras: Zelio.- Julio.- Donato.- Merencia.- Fabia.- La María.- Filipo.- Aberto, duque.- Pamucio, lacayo.- Músicos y jardineros.- Dos demonios.- Dionisio, viejo.- Cuatro Grandes.- Tres alguaciles».



E.:

DION.
Es imposible llegar.


A.:

este milagroso caso.


BN, Mss., 15.254. (Autógrafo)

Impreso suelto.



DUELO (EL) DE LOS PASTORES.- Calderón.

Auto natalicio. No tiene trazas de ser de Calderón.

Suelto, sin lugar ni años, siglo XVIII.

Otra edición, suelta, siglo XVIII, Salamanca, por Foxar.