Biografía de Concepción Gimeno de Flaquer
Por M.ª Ángeles Ayala Aracil y Enrique Rubio Cremades
(Universidad de Alicante)
Concepción Gimeno de Flaquer (1850-1919) convive a lo largo de su vida con una serie de generaciones de ilustre tradición literaria y humanística. Su vida transcurre con la existencia de grandes escritoras españolas que ya habían publicado lo más granado de su creación literaria o ensayística, como en el caso, fundamentalmente, de Fernán Caballero (1796-1877), Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873), Concepción Arenal (1820-1893), Carolina Coronado (1820-1911) y Ángela Grassi (1823-1883). Mujeres nacidas en los años veinte, salvo Fernán Caballero, y que sin duda tendrían su repercusión en Gimeno de Flaquer en su etapa de juventud, en el despertar de su vocación como lectora. Relación de escritoras que podría completarse con un listado de mujeres de menor proyección literaria, aunque no por ello admiradas y conocidas en la época de Gimeno de Flaquer, tanto por su presencia en los medios periodísticos como por sus producciones literarias. Sería el caso de Robustiana Armiño (1821-1890), Virginia F. Auber (1825-1897), Amalia Fenollosa (1825-1869), Antonia Díaz Fernández (1827-1892) o Teresa Arróniz (1827-1890). Listado al que se podría añadir un grupo señero de mujeres nacido en las décadas de los años treinta y cuarenta, cuyas creaciones literarias y publicaciones periódicas en general tuvieron una cierta resonancia entre el lectorado de la época en el que convive Gimeno de Flaquer, pues sus obras serían editadas en el momento justo en el que la escritora inicia su andadura periodística y literaria. De este elenco de mujeres cabría destacar a Emilia Calé, Joaquina García Balmaseda, Enriqueta Lozano de Vilchez, Faustina Sáez de Melgar y María del Pilar Sinués.
Gimeno de Flaquer nace en Alcañiz (Teruel), el 11 de diciembre de 1850, tal como se constata en la partida de bautismo (folio 109) de idéntica fecha custodiado en la Iglesia Colegiata de Alcañiz, en el Libro de Bautizos realizados y constatados en dicho documento entre los años 1838 y 1878. Sus padres, Juan Gimeno (1809-1853), militar de alta graduación y defensor a ultranza de la monarquía borbónica, y María Francisca Gil Buizán, natural de Palma de Mallorca, que al fallecer su marido contraería nuevas nupcias en 1855 con José García Marcen, escribano del Juzgado de Zaragoza y Contador de Hipotecas que fallecería en 1863. Su adolescencia y juventud transcurriría en Zaragoza, en una época convulsa, pródiga en sucesos históricos conducentes a la Septembrina, previos a la Revolución del 68, como el pronunciamiento de O’Donnell (1854), la vuelta de Espartero (Bienio Progresista), la Desamortización General de Madoz (1858) y otros sucesos históricos que, sin lugar a dudas, ocuparían un lugar privilegiado en la prensa española durante la juventud de la escritora. Cabría recordar también la Guerra de Marruecos (1859-1860), la caída de Narváez o los conflictos bélicos acaecidos tanto en Europa como en América. No menos interesante sería recordar el resurgir de la gran novela española, las excelentes creaciones literarias debidas a Juan Valera, Benito Pérez Galdós, José María de Pereda, Emilia Pardo Bazán, para entender el panorama literario en el que se desarrolla la vida cultural de Gimeno de Flaquer. Bien es verdad que durante su juventud parte de las creaciones literarias y ensayos críticos debidos a este elenco de novelistas todavía no habían salido a la luz, de ahí que sus referentes literarios más inmediatos en su etapa inicial fueran los escritores considerados o definidos con el marbete de prerrománticos o escritores nacidos entre la línea fronteriza de dicho movimiento y el realismo español, como en el caso del afamado Pedro Antonio de Alarcón, cuyos relatos, crónicas de viaje y novelas le convertirían en el escritor más célebre antes de la aparición de la gran novela galdosiana. Panorama literario en el que también se debe tener en cuenta las novelas de folletín y los relatos históricos-folletinescos que hacían las delicias de un determinado tipo de lectores ensimismado en las aventuras y desventuras de héroes y heroínas cuyas líneas de conducta no estaban muy en consonancia con la realidad presente.
En dicho contexto histórico y literario aparece el primer artículo de Gimeno de Flaquer, «A los impugnadores del bello sexo», publicado en el periódico El Trovador del Ebro (Zaragoza), el 7 de noviembre de 1869. Título harto elocuente en el que asoman ya las directrices y líneas de conducta que van a configurar sus escritos, basados, fundamentalmente, en la ilustración, emancipación e igualdad de la mujer. En 1872 la escritora inicia su andadura periodística en Madrid, en el Correo de la Moda, una de las publicaciones más longevas y señeras de la época. Un total de dieciséis artículos configuran el corpus de sus colaboraciones en dicha revista, entre los cuales destacan aquellos que analizan la conducta de la mujer y asuntos relacionados con la inmoralidad que subyace en las novelas y el teatro contemporáneo. Cabe señalar que por estas fechas Gimeno de Flaquer reside ya en Madrid, pues según el censo madrileño correspondiente al año 1878 la familia de la escritora vive en la calle de la Florida, número catorce, en el barrio de la Beneficencia. En dicho informe se especifica que el domicilio está habitado por la familia de doña María Francisca Gil, viuda, compuesta de sus tres hijos -Concepción, Rosario y Máximo [Maximiliano]- y de la sirvienta Catalina Fernández Sanz. El censo especifica que la familia de Gimeno de Flaquer lleva viviendo ocho años. Es decir, el traslado de Zaragoza a Madrid se lleva a cabo en el año 1870.
Sus tempranas colaboraciones en El Correo de la Moda le permitirían formar parte de un círculo social y literario que le introduciría en el mundo de las tertulias denominadas en la época con el calificativo de buen tono, en donde figurarían tanto damas de alta alcurnia con predisposición a la cultura en general, como mujeres cultas, intelectuales, con capacidad de difundir y defender en público sus ideas sobre la emancipación de la mujer y su acceso a los puestos de trabajo cuya exclusividad recaía siempre en el hombre. En El Correo de la Moda establecería relaciones no solo con Ángela Grassi, fundadora de la publicación y autora de casi un centenar de artículos en dicha revista, sino también con Joaquina García Balmaseda, la condesa de Araceli, Concepción Arenal, Robustiana Armiño, Virginia F. Auber, Patrocinio de Biedma, Josefa Esteve, Emilia Calé, Filomena Dato, María Francisca Díaz, Luisa Durán de León, María Antonia González de Nieva, Enriqueta Lozano de Vilchez, Blanca de los Ríos, Faustina Sáez de Melgar, Laura Sinués, Sofía Tartilán, Luisa Torralba, entre otras escritoras. Cabe señalar que solo se ha citado una relación de colaboradoras asiduas, con mayor número de colaboraciones en dicha revista, pues de forma esporádica colaboraron también cerca de un centenar de mujeres cuyos artículos versaban sobre temas literarios o de reivindicación de la mujer. Durante esta década Gimeno de Flaquer publica en otras revistas de gran prestigio, como la titulada El Mundo Ilustrado, editada en Barcelona.
En este contexto de la década de los años setenta, Gimeno de Flaquer conocería lo más granado de la sociedad de su época. Años más tarde, el 20 de mayo de 1888, desde las páginas de El Álbum de la Mujer, recordaría que durante su estancia en Madrid mantuvo relaciones con la burguesía y la aristocracia, siendo la duquesa de la Torre su principal mentora en estas amistades. En sus salones la escritora recitaba con gran brillantez sentidos y emocionados versos de escritores renombrados, fundamentalmente de sus autores preferidos, como el célebre autor de El Trovador, García Gutiérrez, o del no menos afamado dramaturgo y uno de los escritores más representativos del teatro de «alta comedia», Adelardo López de Ayala. Relaciones de amistad con la duquesa de la Torre que le motivarían a confesar en público sus afectuosas atenciones y por haber conocido allí a Juan Valera, al cual trató en Lisboa, en el palacio de Carolina Coronado (p. 163).
Entre los miembros de la alta sociedad era bien conocido el denominado Teatro Ventura, fundado por la duquesa de la Torre en su propio palacio y en el que Gimeno de Flaquer asistiría a sus representaciones acompañada de afamadas escritoras, como en el caso de Emilia Pardo Bazán y Rosario de Acuña, nacidas en 1850 y 1851, respectivamente, ambas de la misma edad que Gimeno de Flaquer, coetáneas y compañeras en numerosos actos culturales celebrados, fundamentalmente, en Madrid. Frecuenta también los salones aristocráticos de la marquesa de Alcañices, casada con el duque de Sesto, mentor de Alfonso XII y claro defensor de la monarquía borbónica en detrimento de la casa de Saboya. Cabe recordar también que su esposa fue quien ideó la famosa «rebelión de las mantillas», en clara oposición a la presencia de Amadeo de Saboya en el trono de España. Para tal fin, las damas madrileñas pertenecientes a la burguesía y a la aristocracia se vistieron a la antigua usanza, a la española, a la manera goyesca, engalanándose con prendas o adornos como la peineta y la mantilla en señal de españolismo, tradicionalismo y amantes de la dinastía de sus antepasados, los borbones. Gimeno de Flaquer, se sitúa en esta línea ideológica, al lado de Cánovas de Castillo. Todo este panorama social vivido por la escritora aparece descrito con primor por Juan Valera en su correspondencia epistolar con su familia, fundamentalmente en las cartas dirigidas a su hermana Sofía. Con no poco gracejo y sorna informa a su hermana de la réplica al desfile de las damas de la alta sociedad vestidas a la antigua usanza y desfilando por Madrid en elegantes carruajes. La oposición, para burlarse de tal comportamiento, apunta Valera, vistió con idénticas prendas a mujeres de dudosa honorabilidad y reputación, del lumpen social madrileño, creándose un ambiente burlesco y harto cómico. El Padre Coloma, en su novela Pequeñeces describe pormenorizadamente todo este ambiente de rivalidad monárquica y en clara defensa a los borbones y en detrimento al recién nombrado monarca Amadeo de Saboya. En esta novela, escrita en clave, podemos situar a Gimeno de Flaquer como un personaje más de esta galería de damas que defendieron a ultranza la restauración borbónica. De hecho, su obra La mujer española. Estudios acerca de su educación y sus facultades intelectuales, publicada en 1877, está dedicada a Alfonso XII. Como dato curioso cabe señalar que al frente de dicha obra figura una carta-prólogo de Leopoldo Augusto de Cueto a Hartzenbusch en el que elogia el modo de recitar y de leer textos literarios debidos a autores célebres con total precisión, perfección y maestría.
Durante sus inicios literarios en Madrid frecuenta el salón de El Fomento de las Artes, recinto de un feminismo incipiente que, gracias a la protección de la condesa de Priegue y bajo la tutela del Gran Oriente y la logia masónica Hijas del Trabajo de Madrid, posibilita la fundación de la denominada logia Las Hijas del Sol, cuyos objetivos consistían en la educación física, intelectual y moral de la mujer, la caridad, la justicia y la protección mutua. Las amistades de Gimeno de Flaquer pertenecen a esta logia masónica, y las simpatías, afectos y respeto a quienes forman parte de esta logia evidencian su proximidad con las mujeres que componían dichos grupos sociales de indiscutible relevancia, empeñadas siempre en la reivindicación de la mujer. En junio de 1873 Gimeno de Flaquer funda la revista La Ilustración de la Mujer, revista quincenal cuyo subtítulo es harto significativo: Órgano de la Asociación Benéfica de las Señoras «La Estrella de los Pobres». En dicho año publica la novela de corte folletinesco Victorina o heroísmo del corazón, prologada por Ramón Ortega y Frías, celebérrimo y afamado escritor de folletines históricos cuyas novelas se publicaban por entregas en los principales periódicos de la época y en editoriales de gran difusión. Discípulo aventajado de Fernández y González, su fama alcanzaría cotas de gran popularidad gracias a sus novelas El diablo en palacio y El tribunal de la sangre. Él sería sin lugar a dudas, uno de los mentores literarios de la escritora, junto a Wenceslao Ayguals de Izco, pues en sus novelas subyacen temas que tendría en cuenta a la hora de configurar sus relatos, como los desheredados de la fortuna que figuran como seres angelicales, mujeres desamparadas, personajes perversos antónimos de la virtud... Gimeno de Flaquer se alinea en este tipo de novelas en el que aparecen infidelidades conyugales, abandonos de mujeres, conventos que sirven de refugio ante las adversidades mundanas. Incluso, aparece la religión o representantes eclesiásticos modélicos como apoyo moral frente a los reveses y fatalidades de la vida. Lo importante en estos relatos era pulsar las fibras más sensibles de las lectoras o lectores en general a través de recursos literarios de fácil aplicación y reiterativos, como en el caso también de escritoras afamadas no por sus relatos, sino por sus ensayos o estudios sobre la reivindicación de la mujer. Recordemos, en este sentido, las novelas de María del Pilar Sinués -Hija, esposa y madre, La dama elegante, La gitana-, Ángela Grassi -Las riquezas del alma- o Enriqueta Lozano -Clara, Margarita o Juan, hermano de los pobres-, o la no menos célebre escritora Carolina Coronado con su novela La rueda de la desgracia. Manuscrito de un conde.
Al mediar la década de los setenta, Gimeno de Flaquer contrae matrimonio a los 29 años de edad, el 11 de julio de 1879, con don Francisco de Paula Flaquer y Fraise (1833-1889), destinado como secretario del Ayuntamiento en La Habana y presidente de la Academia Administrativa de Barcelona. Licenciado en Derecho, procedía de una afamada familia barcelonesa de jurisconsultos. Durante su destino y estancia en Cuba ocuparía la dirección del periódico La Aurora de Yumuri, portavoz de la burguesía isleña y que proporcionaba un gran material noticioso sobre los asuntos de la Península y Europa. Recién casados, el matrimonio dará constancia de su viaje de novios desde las páginas de la publicación barcelonesa El Mundo Ilustrado. Impresiones de viaje que se inician a su llegada a Lisboa. El artículo «Un verano en Portugal. Cartas a mi querido hermano el distinguido catedrático y eminente jurisconsulto José Flaquer», publicado en el mes de agosto de 1879 en tres entregas y el titulado «La luna de miel», que figura en el número siguiente de dicha revista, aparece un interesante corpus de noticias que permite evaluar su labor como escritora de impresiones de viajes. En El Mundo Ilustrado Gimeno de Flaquer volverá a colaborar años más tarde, fundamentalmente en los inicios de la década de los años ochenta, a raíz de su viaje a París, ciudad que figura en su novela El doctor alemán (1880) al finalizar su redacción. Fechada en París, la escritora la dedicaría a la familia de Mendes Monteiro, tal vez en señal de agradecimiento por la hospitalidad con que acogió Francisco Augusto Mendes Monteiro a la pareja de recién casados en Lisboa, pues era el dueño del afamado palacio denominado Chiado, también conocido con el nombre del Palacio Quintela, en pleno centro de Lisboa. A su propietario, uno de los hombres más ricos de Lisboa, tal como constata el apodo con el que los lisboetas le conocían: Monteiro de los Millones. La novela El doctor alemán es un relato en el que se contrastan dos formas de conceptuar la existencia del ser humano: el hombre que niega la existencia de Dios y la mujer que actúa como contrapunto, sustentándose en el catolicismo, en la fe divina, en el mensaje de Cristo. Dos modelos contrapuestos en el que vence el segundo, el representado por la heroína de ficción. Una novela en la que subyace un claro propósito moralizador en la que se mezcla la moral evangélica con una peculiar filantropía en el que la mujer con inteligencia y habilidad puede convertir a un hombre ateo en un católico convencido. Dos años más tarde, en 1882, la escritora publicaría dos ensayos sobre la mujer en el que con frecuencia aparece un tono costumbrista propio de las colecciones homónimas publicadas en la segunda mitad del siglo XIX. Reivindicación feminista que también asoma en su contenido. Nos referimos a las obras La mujer juzgada por una mujer y La mujer juzgada ante el hombre. Títulos que evidencian un tipo de estudio sobre la mujer que estaba en boga en las colecciones costumbristas españolas de la segunda mitad del siglo XIX y que en caso de Gimeno de Flaquer realiza desde su perspectiva como mujer en clara contraposición a los análisis que de la mujer se llevaban a cabo a través de la mirada del hombre, como en el caso, por ejemplo, de Las españolas pintadas por los españoles (1871-1872) y Las mujeres españolas, portuguesas y americanas (1872, 1873 y 1876). Cabe señalar que la idea de analizar la mujer desde su propia óptica y claro matiz reivindicativo nace con Faustina Sáez de Melgar, con la colección Las mujeres españolas, americanas y lusitanas pintadas por sí mismas (s. a.), la primera y única colección costumbrista española -si exceptuamos el fallido intento del Álbum del Bello Sexo (1843)- escrita íntegramente por mujeres. Colección que reúne a lo más granado de las mujeres escritoras, como Emilia Pardo Bazán, Patrocinio de Biedma, Ángela Grassi, Carolina de Soto y Corro, Blanca de los Ríos, Rosario de Acuña, Faustina Sáez de Melgar, entre otras. Gimeno de Flaquer colaboraría con los artículos «Las heroínas catalanas» (I: 232-244) y «La fidalga (gran dama portuguesa)» (I: 340-347).
El año 1883 da inicio a una de las etapas más significativas en la vida de Gimeno de Flaquer, pues tanto sus estudios y ensayos sobre la mujer como sus creaciones literarias, vivencias y relaciones con personajes de gran relevancia intelectual y social constatan una vida plena, de éxito y reconocimiento público. En dicho año tiene lugar su llegada a México, tal como informa el periódico El Nacional el 16 de junio de 1883. A los pocos meses, en septiembre de dicho año, Gimeno de Flaquer funda la revista ilustrada El Álbum de la Mujer, finalizando su andadura periodística el 29 de junio de 1890. La estructuración de dicha publicación la lleva a cabo la propia escritora, estableciendo una serie de líneas temáticas que contribuirán a dar un sello personal al contenido que figura en El Álbum de la Mujer. Cabe señalar que brilla por su ausencia el tema político, ajustándose a los parámetros establecidos por el fundador de esta modalidad periodística Mesonero Romanos gracias a la fundación del Semanario Pintoresco Español, la publicación más longeva de su tiempo y que propiciaría este carácter apolítico a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX. En El Álbum de la Mujer aparece también el término galería, muy del gusto de la prensa romántica, para designar el contenido de determinadas secciones, de ahí que la ordenación o agrupación de contenidos más sustanciosos se lleve a cabo mediante este marbete, como Galería de Mujeres Célebres o Galería de Hombres Notables. No faltan tampoco otras secciones cuyo enunciado actúa como una especie de cajón de sastre en donde aparecen creaciones literarias que se ajustan a las dimensiones del periódico y a su periodicidad, como los relatos breves o novelas que figuraban en la sección de folletines de los periódicos o revistas coetáneas a la publicación de Gimeno de Flaquer. Incluso adopta una nomenclatura parecida para designar específicos géneros literarios, comunicados de interés cultural y social, como las secciones Poesías, Avisos y Crónicas, respectivamente. Una publicación con excelentes ilustraciones y dirigida a toda la familia, como en las ya citadas publicaciones el Semanario Pintoresco Español o El Museo de la Familias y otros semanarios de la segunda mitad del siglo XIX. De contenido, pues, misceláneo cuya principal idea era propiciar entre el lectorado la educación de la mujer a través de la cultura, de la instrucción, del aprendizaje de conocimientos múltiples a fin de encontrar un puesto de trabajo de responsabilidad en las estructuras administrativas del Estado. Gimeno de Flaquer colabora con cerca de un centenar de artículos cuyo punto de partida es siempre la mujer, tanto desde una perspectiva histórica como actual, con especial detenimiento en figuras señeras de épocas pasadas, desde el Antiguo Egipto y época greco-latina hasta la Baja Edad Media, Renacimiento, Barroco, Neoclasicismo, Romanticismo y Realismo. No faltan tampoco artículos que abordan la conducta de la mujer ante las bellas artes y la poesía, al igual que analiza el comportamiento de las mujeres perteneciente a diversos países, como la mujer francesa, norteamericana y mejicana, o, simplemente, analizada a través del prisma de eruditos o historiadores extranjeros. Perspectivas sobre la mujer que también se analiza desde la profesión del marido o desde su carácter y temperamento. No faltan tampoco artículos encaminados a formar un tipo de conducta reivindicativo en mujeres adolescentes. La reivindicación de la mujer está presente en todo este corpus periodístico, al igual que sus colaboraciones en publicaciones periódicas anteriores a El Álbum de la Mujer, como El Cádiz, Semanario del Pacífico, El Mundo Ilustrado, La Familia, Flores y Perlas, El Diario del Hogar, La Ilustración, entre otras. Colaboraciones que si bien son de carácter esporádico durante su andadura periodística, no por ello dejan de ser interesantes para corroborar su permanente credo ideológico y reivindicativo.
Durante su estancia en México, Gimeno de Flaquer se rodea de un elenco de mujeres pertenecientes a la burguesía y a la cultura en general. La prensa mejicana de la época da cumplida noticia de los salones frecuentados por la escritora, así como también informa de las amistades y círculos sociales frecuentados por ella, desde los relacionados con el mundo de la diplomacia hasta el de los poderes fácticos y del Estado. Un tejido social en el que tampoco faltan ilustres poetas o escritores afamados que cantan las excelencias de la escritora en tertulias y veladas literarias. La prensa mejicana de la época da noticias de las relaciones sociales de Gimeno de Flaquer, asidua asistente a los estrenos teatrales y acompañada siempre de un elenco de mujeres que representan la sociedad del llamado «buen tono» de la época. Así, El Diario del Hogar, 30 de abril de 1884, señala que la compañía de actores contratada por el Teatro Hidalgo dedicó su representación a las afamadas escritoras Gimeno de Flaquer, baronesa de Wilson y Laureana Wright. Elenco de mujeres representantes de la burguesía y aristocracia. Cabe recordar que dicho anfiteatro tuvo como mentor y promotor de su edificación al general Porfirio Díaz. Edificio que en su época albergó lo más granado de la sociedad mejicana, celebrándose en su recinto toda suerte de espectáculos, bailes, ceremonias de carácter civil y eventos de gran importancia en general. Porfirio Díaz, presidente de la República de México, compartiría estrecha amistad con el matrimonio Flaquer, al igual que su esposa, con quien mantuvo una estrecha relación. Desde el inicio de su estancia en México, Gimeno de Flaquer se interesa profundamente por su cultura, tanto de la existente en la época precolombina como en la propiciada por los españoles. Estudio e interpretación sobre la transcendencia de personajes históricos realizados por la escritora que levantaron en ciertos momentos un clima de controversia entre la propia autora y determinados eruditos mejicanos. El análisis que la escritora llevó a cabo sobre Malinche, también conocida con los nombres de Malinalli, Malintzin o doña Marina, provocó una polémica entre los lectores de El Álbum de la Mujer, pues en su artículo «La inspiradora de Hernán Cortés» la considera como una mujer sagaz, sutil, astuta e inteligente, un eslabón fundamental en la historia de México. Mujer que, en su opinión, fue tratada por Cortés, de forma ingrata y egoísta, a pesar de actuar como intérprete, consejera e intermediaria en numerosas ocasiones durante la conquista. Como es bien sabido por la historiografía la imagen mítica de Malinche es para un sector de la sociedad mejicana el estereotipo de la traición, aunque también la víctima por excelencia del enfrentamiento entre dos culturas diametralmente opuestas y el símbolo de la nueva cultura mestiza. Evidentemente Gimeno de Flaquer elogia a Malinche, una gran mujer cuya conducta fue siempre juzgada por el hombre, cargado siempre de argumentos parciales y en detrimento de la mujer inteligente y capaz de influir con su conducta en la historia de México. Cabe recordar que sus consejos a Hernán Cortés fueron, en ocasiones, determinantes y que los códices aztecas, como el Lienzo de Tlaxcala siempre la muestran junto a Cortés.
En 1884 Gimeno de Flaquer publica su obra Madres de hombres célebres y en 1895 se vuelve a reeditar con una biografía de la propia escritora llevada a cabo por Tomás Salvany. En dicha monografía la autora analiza la vida y comportamiento de mujeres célebres cuyos hijos han sido considerados de transcendental importancia en la historia de la humanidad. Chateaubriand, Constantino, Rafael, San Fernando, Washington, Napoleón, Schiller, Goethe, Lord Byron, Lamartine, entre otros, configuran este elenco de personas afamadas por sus hechos tanto humanitarios como militares o literarios. Como es habitual en los escritos de Gimeno de Flaquer se patentiza la influencia de las madres en los hábitos y comportamientos de los hijos desde múltiples puntos de vista, desde los políticos o religiosos hasta los literarios y humanísticos en general. Tampoco debe olvidarse que en dicho comportamiento de la mujer subyace también su instrucción, su cultura, sus conocimientos, pues solo a través de su formación puede influir en los hijos. Es decir: instrucción, acceso a la cultura frente al analfabetismo, a la ignorancia. Lo realmente interesante es destacar que su reivindicación feminista, su permanente empeño en defender la incorporación de la mujer a la cultura, a la instrucción pública, propició que muchas mujeres mejicanas siguieran su ejemplo o afianzaran sus deseos tanto de emancipación como de su incorporación al mundo laboral o educativo que por aquel entonces estaba reservado exclusivamente al hombre, como en el caso de Refugio Barragán, Enriqueta y Ernestina Larráinzar, Esther Tapia, Beatriz Portugal de Salinas, Rosa Carretero, Soledad Manero, Dolores Correa, Laura Méndez, Laureana Wright, Refugio Argumedo, Francisca Cuéllar, Camerina Pavón, Concepción Luz Trillanes... Un elenco de mujeres escritoras que representaban no solo la incorporación de la mujer a la cultura, sino que también se identificaban con su ideario y forma de ejercer su periodismo contra los críticos frívolos y maldicientes, pues los refutaba con pertinentes argumentaciones, inteligencia y con pleno conocimiento de causa gracias a la instrucción, a la cultura. Cabe recordar, de igual forma, que la escritora incorporaría a su regreso a España a numerosas escritoras mejicanas como colaboradoras de El Álbum Ibero-Americano.
En la década de los años ochenta se edita también en México su novela Suplicio de una coqueta, relato publicado en 1885 y que en 1890 cambiaría su título por el de ¿Culpa o expiación? Se trata de un relato cuyo contenido y fuente literaria se asemeja al difundido por el célebre escritor francés, Scribe, en décadas anteriores. Mujeres coquetas que alardean de una modernidad equívoca, de una superficialidad en clara contradicción a los valores tradicionales y honestos que deben predominar en una mujer honrada. Dramas de la vida que encuentran perfecto acomodo en el teatro denominado por la crítica de alta comedia o realista en donde se airean los sentimientos amorosos, los galanteos y conductas de dudosa moralidad. Amor que actúa como un resorte vital y condiciona el comportamiento de quienes reciben o rechazan el requiebro amoroso. Matrimonios por interés, amantes despechados, adulterios no siempre materializados, desenlaces funestos en los que prima la expiación de la culpa de la persona causante de una desgracia amorosa. En el teatro, fundamentalmente en el debido a Bretón, Gorostiza, López de Ayala, Tamayo y Baus, entre otros, se advierte ya los motivos temáticos que aparecen en la novela Suplicio de una coqueta, al igual que determinados relatos folletinescos dirigidos, fundamentalmente, a la mujer. Es evidente que la gran novela realista-naturalista española, la debida a Benito Pérez Galdós, Pardo Bazán o Clarín, discurre por otros caminos. Lo evidente es que Gimeno de Flaquer utiliza el género narrativo para defender o censurar determinados comportamientos de la mujer, un feminismo que, si bien no es radical, intenta condicionar conductas equívocas que provocan la infelicidad en la mujer.
En la década de los años ochenta los círculos sociales más representativos mejicanos elogian su fecunda labor creadora y ensayística. Sus viajes por América constatan esta admiración, celebrándose actos en su honor. Por estas fechas visita las repúblicas de Venezuela, Guatemala, El Salvador. El 16 de enero de 1887 el matrimonio Flaquer parte rumbo a Cuba desde México, permaneciendo en La Habana hasta el 24 de febrero de dicho año, fecha en que parten hacia Veracruz. Concepción Gimeno de Flaquer es agasajada por los círculos sociales cubanos más importantes. El Centro Catalán de La Habana y el Círculo Habanero homenajean a la escritora. Las veladas literarias en su honor y las lisonjas a su figura y obra ocupan la mayor parte del tiempo durante su estancia en La Habana. En 1887 su primeriza novela, Victorina o heroísmo del corazón, publicada en 1873, aparece por entregas en el Álbum de la Mujer, y su obra La mujer juzgada por una mujer se reedita en el año 1887 por quinta vez en la tipografía mejicana Secretaría de Fomento. En 1888 publica por entregas su novela Maura en el Álbum de la Mujer entre el periodo correspondiente del 1 de enero al 22 de abril. Meses más tarde publica también por entregas la novela Sofía en dicha revista, desde el 1 de julio hasta el 14 de octubre de dicho año. Ambientada en México, es un relato que utiliza elementos naturalistas superficiales muy del gusto de la época. Una especie de cientificismo canalizado a través de la figura del médico que posibilitará la trama de corte sentimental al enamorarse de una mujer casada, con una hija enferma y desdeñada por su marido, un rico hombre de negocios que lo único que le preocupa es acrecentar su fortuna. Clásico triángulo amoroso en el que la protagonista, Sofía, pese a enamorarse del galeno no cometerá adulterio, solo la muerte del marido y también la de su hija harán posible el enlace amoroso. La primera novela, Maura, ofrece, a diferencia de la anterior, un final trágico en el que la muerte trunca todo viso de felicidad, pues la protagonista, la mulata Maura, asediada por un despreciable tratante de negros, se enamora de su hijo. Amor mutuo entre ambos truncado por la muerte de la protagonista. La dualidad de personajes es clara, como en los relatos folletinescos, pues por un lado están los despreciables, los maltratadores, los perversos; por otro, los que tienen un alto concepto de la honra. A través del comportamiento de los personajes se observa y percibe la reivindicación social propugnada por la escritora, la del respeto humano, el trabajo como medio de independencia familiar y la abolición de la esclavitud.
El 4 de mayo de 1890 Gimeno de Flaquer emprende su viaje desde Veracruz a España. La prensa periódica tanto mejicana como española sitúa a la escritora a finales de dicho mes en Madrid, en un momento de gran confusión política. Cabe recordar que en la víspera de su llegada a España se sabía en los círculos sociales que el general Martínez Campos anunciaba el inmediato regreso del político conservador Cánovas al Gobierno. La causa no era otra que los informes que Romero Robledo había difundido sobre los turbios negocios realizados por la esposa de Sagasta. A raíz de este suceso, la monarquía pidió su dimisión a fin de evitar el escándalo. Gimeno de Flaquer es también testigo presencial de la impopularidad de Cánovas en Madrid a raíz de su nombramiento como jefe de Gobierno el 8 de julio de 1890, tal como constata la prensa. Cabe recordar al respecto la célebre manifestación organizada por el Círculo de la Unión Mercantil de Madrid, que recorrería las calles de la capital a los gritos de «¡Abajo Cánovas! ¡Fuera el Gobierno! ¡Vivan los hombres honrados!». Impopularidad de Cánovas que provocaría el desmoronamiento de su partido y pondría punto final al archiconocido turno pacífico entre partidos.
En este preciso marco histórico Gimeno de Flaquer publica la monografía Civilización de los antiguos pueblos mexicanos, disertación histórica que la propia autora leyó el 17 de junio de 1890 en el Ateneo de Madrid y que sería dedicada al general Porfirio Díaz, presidente de la República. El 7 de agosto de dicho año funda la publicación El Álbum Ibero-Americano y cuya andadura periodística duraría hasta el 30 de diciembre de 1909. En el momento de su aparición la revista convive con el hebdomadario de mayor prestigio de la época, La Ilustración Española y Americana (1869-1921), sustentada por el rigor y calidad de sus colaboradores y por su erudición en la elaboración de sus artículos tanto en los referidos a los temas científicos como humanísticos. El Álbum Ibero-Americano coincide también con un nutrido grupo de revistas culturales burguesas cuyos rasgos más significativos están imbricados, por regla general, con proyectos reivindicativos, con las humanidades, con la regeneración del país, con el sistema educativo, como, entre otras, El Ateneo, Boletín de la Institución de Libre Enseñanza, La Lectura, Revista Crítica de Historia y Literatura, Blanco y Negro, Madrid Cómico, La Caricatura, Vida Nueva, La Vida Literaria, Revista Nueva y, evidentemente, la revista fundada por José Lázaro Galdiano, La España Moderna, fundada un año antes de la aparición de El Álbum Ibero-Americano.
La revista ofrece al público numerosas ilustraciones sobre motivos relacionados con las humanidades, con la pintura, con monumentos o edificios emblemáticos. La mayoría de ellos firmados por M. Moreno. El contenido versa sobre noticias o crónicas sobre España, América y Europa en general. Aparecen también artículos de opinión, crítica literaria, biografías de personajes ilustres de todas las épocas y países diversos, relaciones, cuentos, novelas cortas, epigramas, composiciones poéticas, crónicas, impresiones de viaje, entre otros múltiples contenidos. Gimeno de Flaquer inicia su andadura periodística en el mismo año de su publicación, 1890, con un breve artículo dedicado a la Reina Regente, doña María Cristina de Habsburgo, durante la minoría de edad de Alfonso XIII, y finaliza sus colaboraciones en 1909, en el mismo año del cese de la publicación. Son años de fecunda actividad periodista, pues el número de artículos que escribe para El Álbum Ibero-Americano sobrepasa la cifra de cuatrocientos artículos. La temática de sus colaboraciones es muy diversa, aunque el foco fundamental, esencial, es la mujer. Ella es la auténtica protagonista desde los orígenes más remotos hasta el momento actual en el que se redactan sus colaboraciones. La historia, la literatura, las artes plásticas, las costumbres y tradiciones de mujeres de todo el mundo, sus hábitos, creencias y un sinfín de aspectos referidos a la mujer desde la perspectiva de su edad, condición social y hábitat forman parte de este rico corpus periodístico. La instrucción a la mujer, su acceso a la cultura, la censura a los obstáculos e impedimentos sociales existentes sobre la mujer y su defensa y aptitudes de la misma para su incorporación tanto a la ciencia como a las humanidades serán también temas de transcendental importancia desarrollados por Gimeno de Flaquer desde las páginas de El Álbum Ibero-Americano. Revista literaria que da prueba, de igual forma, del interés de la escritora por el relato breve, por su adscripción al género literario cuento, pues en sus páginas podemos leer varias muestras de narraciones cortas escritas en diversas épocas o etapas del semanario, como las tituladas «Por no amar» (1895), «El secreto» (1897), «El beso subastado» (1889) y «Los tres velos» (1907).
Su estancia en Madrid permite a la escritora relacionarse con los círculos culturales más importantes del momento, compaginando la dirección y publicación de sus artículos en El Álbum Ibero-Americano con su labor defensora en los derechos de la mujer. Ensayos, conferencias, discursos, disertaciones, lecciones en foros culturales y otras actividades eruditas y creadoras dan fe de esta incansable actividad de la escritora hasta el final de sus días. Gimeno de Flaquer lleva una vida intelectual plena. Sus relaciones sociales durante su estancia en Madrid le permiten frecuentar los salones y tertulias más importantes desde el punto de vista literario y político. Ocupa también puestos de relevancia en las instituciones de la época, como su nombramiento como vicepresidenta de la Unión Iberoamericana. Mantiene estrecha amistad con diplomáticos americanos y actúa como anfitriona de ilustres escritores procedentes de dichas repúblicas en Madrid. Su presencia en foros culturales dedicados a la ilustración de la mujer es habitual en esta época y sus publicaciones denotan también esta incansable labor como escritora. Sirva de ejemplo la relación de monografías publicadas por estas fechas, algunas de ellas configuradas por conferencias dictadas por Gimeno de Flaquer en el Ateneo de Madrid o en el Círculo de Bellas Artes y en la Unión Ibero-Americana de Madrid, como, por ejemplo, Civilización de los antiguos pueblos mexicanos (1890), Mujeres de la Revolución francesa (1891), Mujeres. Vidas paralelas (1893), Ventajas de instruir a la mujer y sus aptitudes para instruirse (1896), En el salón y en el tocador. Vida social. Cortesía. Arte de ser agradable. Belleza moral y física. Elegancia y coquetería (1898), Evangelios de la mujer (1900), La mujer intelectual (1901), El problema feminista (1903), «Opinión sobre el divorcio en España» (1904), Mujeres de raza latina (1904), La Virgen Madre y sus advocaciones (1907), Mujeres de regia estirpe (1907), Iniciativas de la mujer en higiene moral social (1908), Una Eva moderna (1909).
Una gran actividad como escritora que no le impediría llevar a cabo diversos viajes por Europa a raíz de su regreso a España en 1890. Recordemos, por ejemplo, sus viajes a Berlín y París en 1891. Su estancia en la capital francesa se repetiría años más tarde, pues residiría en dicha ciudad desde el mes de septiembre de 1898 hasta febrero de 1899. Nuevo viaje a París en 1900 a fin de asistir al Primer Congreso Internacional de Mujeres para la Paz. En 1906 marcha a Italia para asistir al Congreso de la Paz en Milán tal como se constata en su crónica publicada en El Álbum Ibero-Americano (1906, XXIV: 434). En dicho año la Asociación de la Prensa Italiana le invita a participar en el congreso literario en Roma. El 3 de mayo de 1906 pronuncia una conferencia titulada «La mujer italiana en el arte y en la historia». A raíz de su éxito en la capital italiana la Sociedad Ópera Educativa la nombrará miembro de honor. Sus impresiones de viaje se plasman de nuevo en sus crónicas publicadas en El Álbum Ibero-Americano, desde su llegada a Francia hasta pasar la frontera camino a Génova. Las sutiles y detalladas descripciones de las principales ciudades de la Riviera francesa e italianas constituyen la esencia, el argumento, de sus artículos publicados entre el 22 de mayo y el 22 de junio de 1906. Viajes que se podrían considerar como bocetos literarios para el desarrollo y ambientación de su relato breve Una Eva Moderna.
El día 3 de febrero del año 1911 parte desde Barcelona a Argentina. Gracias a la fundación y creación de las publicaciones El Álbum de la Mujer y El Álbum Ibero-Americano Gimeno de Flaquer pudo mantener correspondencia con numerosas escritoras americanas, especialmente mejicanas. Correspondencia que le permitiría establecer estrechos contactos con los círculos sociales frecuentados por mujeres con idénticos ideales que ella y que a su vez posibilitarían a la escritora su acceso al mundo editorial y cultural. Precisamente, a las pocas semanas de su estancia en Buenos Aires, pronunciaría, el 25 de abril de 1911, una conferencia sobre el feminismo que sería reseñada desde las páginas de la publicación la Unión Ibero-Americana el 30 de junio de dicho año, y el 31 de mayo recibirá la medalla de oro de la Asociación del Consejo Nacional de Mujeres tras haber pronunciado otra conferencia en defensa de los derechos de la mujer. Precisamente en dicha publicación Gimeno de Flaquer colaborará a partir del 1 de marzo de 1913 con varios artículos, como los titulados «Un matrimonio de intelectuales», «Psicología de las calles bonaerenses», «Vida intelectual argentina. El Consejo Nacional de Mujeres de Buenos Aires y su Presidenta», «Iniciativas de la mujer argentina. La Asociación Nacional Pro Patria y su fundadora» y «Los grandes estadistas. Excmo. Sr. D. Manuel Estrada Cabrera».
El periplo viajero de Gimeno de Flaquer por diversas repúblicas americanas es ininterrumpido. En el año 1913 la escritora se encuentra en Bolivia, siendo agasajada en la velada celebrada en junio de dicho año en el Teatro Municipal de La Paz, tal como constata la Unión Ibero-Americana. En la Universidad Mayor de San Andrés pronunció varias conferencias sobre la defensa de los derechos inalienables de la mujer, como su capacidad intelectual idéntica a la del hombre, no inferior a la de él; su acceso a la cultura, a la enseñanza y a la instrucción en general; a una digna remuneración salarial en su trabajo. Reivindicaciones feministas emitidas por Gimeno de Flaquer con prudencia, con argumentaciones inteligentes y razonadas. En 1915, la escritora se encuentra en Guatemala, en donde se relaciona con las esferas sociales más importantes del país. Desde las páginas de la Unión Ibero-Americana realiza un panegírico sobre el presidente de la República, Manuel Estrada Cabrera, tal vez condicionado por las buenas relaciones que dicho mandatario mantenía con España, pues en realidad su comportamiento era más propio de un dictador que de un político ejemplar. Miguel Ángel Asturias, guatemalteco y premio Nobel de Literatura, publicaría décadas más tarde, en 1946, una novela sobre su figura en la que denuncia todas sus tropelías y vilezas durante su mandato como presidente de Guatemala. La revista Centro Gallego, editada en Montevideo, nos informa de su estancia en La Asunción (Paraguay) como conferenciante durante el mes de noviembre de 1917. El 15 de diciembre de 1917 la misma revista, comunica a los lectores que la escritora ha sido invitada por varias asociaciones feministas y por la Universidad de la República para disertar sobre el feminismo. Conferencias pronunciadas en la época del prestigioso jurista Emilio Barbaroux, rector por aquel entonces de dicha universidad. Tras abandonar Paraguay y Uruguay, la escritora emprende un nuevo viaje por tierras americanas. El nuevo destino será Chile, en cuya capital existía un grupo de mujeres muy concienciadas y defensoras del ideal que defendía Gimeno de Flaquer. El Club Social de Señoras y El Círculo Artístico Femenino de Santiago actuarían de anfitriones durante su estancia en la capital chilena, siendo siempre respaldada su presencia por los sectores más influyentes de la cultura, incluida la del rector de la Universidad de Santiago de Chile, Domingo Amunátegui, conocido jurista y político que además de ocupar varios ministerios en su época mantuvo un gran interés por las materias que Gimeno de Flaquer solía incluir en sus conferencias, como la Instrucción Pública y la Pedagogía.
Recorrido por las repúblicas americanas citadas con anterioridad en estas páginas que puede extenderse también a otros países si tenemos en cuenta su estancia en México desde el año 1883 a 1890. Periplo viajero que también puede completarse por las referencias de periodistas, que desde sus países dieron noticia de su estancia en la prensa periódica. A las ya citadas repúblicas sudamericanas cabría señalar las correspondientes a Perú, Bolivia, Venezuela, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador. La vida de Gimeno de Flaquer fue riquísima en experiencias, en conocimientos, en aventuras insospechadas, en incidentes imprevisibles. La personalidad de Gimeno de Flaquer no se entiende si no captamos la esencia del viaje en su formación, en sus conocimientos, en la amplísima visión de las cosas desde múltiples puntos de vista. Viajera incansable y siempre defensora de sus ideales en los foros más importantes del feminismo europeo y americano. Una mujer culta, ilustrada, que supo aunar la formación libresca con la que proporciona el viaje, el conocimiento de nuevas culturas. Su fallecimiento, un año después de la muerte de su marido, se produciría lejos de su patria, en Argentina, en Buenos Aires, el 11 de abril de 1919.