La edición en Costa Rica
Semblanzas sobre editores y editoriales en Costa Rica
En Costa Rica se puede caracterizar una etapa previa a la producción local de libros, ubicada durante el periodo colonial y la primera década posterior a la independencia de España (1821). Esta etapa se caracterizó por la importación y el consumo de obras provenientes de España, México y Guatemala, última que fungió como centro político de la Capitanía General. Los textos eran traídos a la provincia de Costa Rica mayoritariamente por comerciantes, funcionarios civiles, militares y eclesiásticos, y comprendían obras de carácter religioso y secular, que trataban asuntos de política, comercio, derecho y medicina.
En 1830, casi una década después de la independencia de España, se introdujo en el país la primera imprenta, hecho trascendental que estimuló los primeros pasos en la producción local de textos, los cuales generalmente trataban asuntos oficiales encargados por el Estado. Circularon también una cantidad considerable de publicaciones religiosas y escolares, juntamente con la popularización de los periódicos.
En 1856 abrió la primera librería del país, que se estableció como una dependencia de la imprenta de El Álbum, especializada en la venta de obras literarias, especialmente novelas. Para ese momento, el consumo de literatura estaba asociado al simple entretenimiento y diversión, y no eran consideradas obras serias para los consumidores del mercado cultural. Este proceso se dio paralelamente al incremento de las imprentas comerciales y a la expansión de las bibliotecas públicas y privadas, que se localizaron en los principales centros poblacionales del país durante la segunda mitad del siglo XIX.
A pesar de que existió un proceso de expansión del mundo del libro en Costa Rica, el modelo empresarial de las imprentas, al menos hasta las primeras décadas del siglo XX, no se concentró en la producción local de libros, dedicándose más bien a la impresión de otro tipo de materiales (hojas volantes, periódicos, revistas, entre otros). Las librerías se dedicaban principalmente a la venta de libros importados. La producción local se concentró en una pequeña cantidad de talleres ubicados en la ciudad de San José. La Imprenta Nacional y la Casa Alsina, ubicadas en esa ciudad, fueron dos de las empresas más importantes en la región centroamericana en lo que respecta a la publicación de libros.
En las dos últimas décadas del siglo XIX comienzan a editarse cuentos, novelas y poemarios de autores locales. Lo común era que cada autor buscara los medios económicos para la publicación de dichas obras literarias, debido a que las imprentas no asumían el riesgo de editar textos que no tuvieran una venta segura. Estos condicionantes provocaron que las obras literarias fueran mayoritariamente de pequeño formato y extensión corta. Además, se imprimían menos de 500 ejemplares. Por el contrario, durante ese periodo se reprodujeron varios miles de copias cuando se trataba de textos escolares y científicos.
A partir de la década de 1940 surgen en Costa Rica las primeras editoriales, las cuales estuvieron ligadas a agrupaciones políticas específicas. Tal es el caso de la Editorial Surco (fundada en 1942) y de la Editorial Vanguardia (en 1946). La primera respondía a los intereses de una agrupación de jóvenes intelectuales tecnócratas que comenzaba a incursionar en la vida política nacional (Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, CEPN). La segunda editorial estaba adscrita al Partido Comunista.
En 1947 se funda la Editorial Universitaria, considerada la primera editorial de carácter profesional en el país, la cual operó durante más de una década. En 1959 se funda la Editorial Costa Rica (ECR), empresa de carácter estatal surgida a raíz de la expansión de las políticas culturales dentro de la discusión política nacional, y promovida por un grupo de destacados políticos, intelectuales y artistas del país. Esta empresa, considerada una de las más importantes en la historia editorial costarricense, tuvo un predominio claro sobre el resto de las editoriales entre 1960 y 1980, apoyada por un estilo de desarrollo económico implementado a nivel nacional que permitió el crecimiento estatal y la expansión del sistema educativo, situación que estimuló paralelamente la ampliación del mercado del libro en Costa Rica. Hacia la primera mitad de la década de 1970, la ECR ya había publicado más de sesenta títulos, con un tiraje superior a los cien mil ejemplares. Un número alto si se considera que la población del país era inferior a los dos millones de personas en ese momento. Durante dicho periodo también se crearon otras editoriales importantes, entre las que destacan la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA) y el Departamento de Publicaciones del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes (MCJD).
El advenimiento de la crisis de la deuda latinoamericana a comienzos de la década de 1980 tuvo grandes impactos en el desarrollo económico costarricense, ocasionando la disminución del poder de compra de la población y con esto una gran reducción del mercado cultural. Tal situación provocó un giro en la estrategia del mercado editorial, que se volcó en la publicación de textos escolares. A su vez, el proceso de precarización de la institucionalidad pública y estatal provocado por el nuevo modelo de (neo)liberalización económica tuvo impactos directos en la gestión interna de la ECR y en el acceso a su financiamiento, lo que llegó a ocasionar que casi cierre sus puertas. En este contexto, que abarca toda la década de 1980 y la primera mitad de la década de 1990, las editoriales universitarias comienzan a asumir un papel protagonista dentro del mercado editorial, supliendo la demanda de textos de carácter académico y aquellos dirigidos a la población universitaria. Las casas editoriales académicas más importantes son, hasta la actualidad, la Editorial de la Universidad de Costa Rica, la Editorial Universidad Nacional, la Editorial Universidad Estatal a Distancia y la Editorial Tecnológica, que comenzaron a operar desde finales de la década de 1970.
Finalmente, se puede caracterizar un último periodo en la historia de la edición en Costa Rica a partir de la segunda mitad de la década de 1990 hasta la actualidad, donde predominan tanto las editoriales universitarias como las editoriales de carácter privado. Estas últimas comenzaron a concentrar progresivamente una gran parte de la producción local de literatura, estimuladas por el acceso a nuevas tecnologías, a la disminución de los costos de producción, y a nuevas estrategias de mercado. Entre estas se puede mencionar las editoriales Alambique, Perro Azul, Uruk, Lanzallamas y Germinal, entre otras.
David Chavarría Camacho
(Universidad de Costa Rica)
Iván Molina Jiménez
(Universidad de Costa Rica)
Diana Rojas Mejías
(Universidad Nacional)
Imprenta Nacional de Costa Rica (San José, 1922). Archivo Nacional de Costa Rica, foto número 2.068.
Librería Española. Librería e imprenta de María, viuda de Lines (San José, Costa Rica, 1922). Archivo Nacional de Costa Rica, foto número 2.088.
Bibliografía
- CHAVARRÍA CAMACHO, David (2017). Historia de la Editorial Costa Rica (1959-2016). Costa Rica: Editorial Costa Rica.
- CUEVAS MOLINA, Rafael (1996). El punto sobre la i: políticas culturales en Costa Rica, 1948-1990. Costa Rica: Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, Dirección de Publicaciones.
- MOLINA JIMÉNEZ, Iván (1995). El que quiera divertirse: libros y sociedad en Costa Rica (1750-1914). Costa Rica: Editorial Universidad de Costa Rica.
- MOLINA JIMÉNEZ, Iván (2011). Comercio y producción de libros en Costa Rica: una periodización preliminar. Costa Rica: Revista del Archivo Nacional, volumen 75, números 1-12, pp. 101-112.
- ROJAS MEJÍAS, Diana (2016). Leer después del 48 y en la Guerra Fría. Críticos literarios, escritores y Editorial Costa Rica en las construcciones discursivas sobre la literatura costarricense. Costa Rica: Universidad Nacional.
- VELA, David (1960). La imprenta en la colonia. Guatemala: Editorial del Ministerio de Educación Pública «José de Pineda Ibarra».