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  —184→     —185→     -fol. 301v-     -[fol. 302r]-  

ArribaAbajoSexto y vltimo libro de Galatea

Apenas hauian los rayos del dorado Febo començado a dispuntar por la mas baxa linea de nuestro orizonte, quando el anciano y venerable Thelesio hizo llegar a los oydos de todos los que en el aldea estauan el lastimero son de su bozina, señal que mouio a los que le escucharon a dexar el reposo de los pastorales lechos y acudir a lo que Thelesio pedia. Pero los primeros que en esto tomaron la mano fueron Elicio, Aurelio, Daranio y todos los pastores y pastoras que con ellos estauan, no faltando las hermosas Nisida y Blanca y los venturosos Timbrio y Silerio, con otra cantidad de gallardos pastores y bellas pastoras que a ellos se juntaron y al número de treynta llegarian, entre los quales yuan la sin par Galatea, nueuo milagro de hermosura, y la recien desposada Silueria, la qual lleuaua consigo a la hermosa y zahareña Belisa,   -[fol. 302v]-   por quien el pastor Marsil[i]o tan amorosas y mortales angustias padecia. Auia venido Belisa a visitar a Silueria y darle el parabien del nueuo   —186→   rescibido estado, y quiso ansimesmo hallarse en tan celebres obsequias como esperaua serian las que tantos y tan famosos pastores celebrauan. Salieron, pues, todos juntos de la aldea, fuera de la qual hallaron a Thelesio con otros muchos pastores que le acompañauan, todos vestidos y adornados de manera que bien mostrauan que para triste y lamentable163 negocio hauian sido juntados. Ordenó luego Thelesio, porque con intenciones mas puras y pensamientos mas reposados se hiziessen aquel dia los solemnes sacrificios, que todos los pastores fuessen juntos por su parte y desuiados de las pastoras, y que ellas lo mesmo hiziessen, de que los menos quedaron contentos, y los mas no muy satisfechos, especialmente el apassionado Marsil[i]o, que ya hauia visto a la desamorada Belisa, con cuya vista quedó tan fuera de si y tan suspenso, qual lo conoscieron   -fol. 303r-   bien sus amigos Orompo, Crysio y Orfenio, los quales, viendole tal, se llegaron a el, y Orompo le dixo:

-Esfuerça, amigo Marsil[i]o, esfuerça y no des occasion con tu desmayo a que se descubra el poco valor de tu pecho, ¿que sabes si el cielo, mouido a compassion de tu pena, ha traydo a tal tiempo a estas riberas a la pastora Belisa para que las remedie?

-Antes para mas acabarme, a lo que yo creo -respondio Marsil[i]o-, aura ella venido a este lugar, que de mi ventura esto y mas se deue temer; pero yo hare, Orompo, lo que mandas,   —187→   si a caso puede conmigo en este duro trance mas la razon que mi sentimiento.

Y con esto boluio algo mas en si Marsil[i]o, y luego los pastores por vna parte, y las pastoras por otra, como de Thelesio estaua ordenado, se començaron a encaminar al valle de los Cypreses, lleuando todos vn marauilloso silencio, hasta que, admirado Timbrio de ver la frescura y belleza del claro Tajo, por do caminaua, buelto a Elicio, que al lado le venia, le dixo:

-No poca marauilla me causa, Elicio, la incomparable   -fol. 303v-   belleza destas frescas riberas, y no sin razon, porque quien ha visto, como yo, las espaciosas del nombrado Betis, y las que visten y adornan al famoso Ebro y al conoscido Pisuerga, y en las apartadas tierras ha passeado las del sancto Tyber y las amenas del Po, celebrado por la cayda del atreuido moço, sin dexar de hauer rodeado las frescuras del apascible Sebeto, grande occasion hauia de ser la que a marauilla me mouiesse de ver otras algunas.

-No vas tan fuera de camino en lo que dizes, segun yo creo, discreto Timbrio -respondio Elicio-, que con los ojos no veas la razon que de dezirlo tienes; porque, sin duda, puedes creer que la amenidad y frescura de las riberas deste rio haze notoria y conoscida ventaja a todas las que has nombrado, aunque entrasse en ellas las del apartado Xanto, y del conoscido Anfriso, y el enamorado Alpheo; porque tiene y ha hecho cierto la experiencia que, casi por derecha linea, encima de la mayor parte destas riberas se   —188→   muestra vn cielo luziente   -fol. 304r-   y claro, que, con vn largo mouimiento y con viuo resplandor, parece que combida a regozijo y gusto al coraçon que del está mas ageno. Y si ello es verdad que las estrellas y el sol se mantienen, como algunos dizen, de las aguas de aca baxo164, creo firmemente que las deste rio sean en gran parte occasion de causar la belleza del cielo que le cubre, o creere que Dios, por la mesma razon que dizen que mora en los cielos, en esta parte haga lo mas de su habitacion. La tierra que lo abraça, vestida de mil verdes ornamentos, parece que haze fiesta y se alegra de posseer en si vn don tan raro y agradable, y el dorado rio, como en ca[m]bio, en los abraços della dulcemente entretexiendose, forma como de industria mil entradas y salidas, que a qualquiera que las mira llenan el alma de plazer marauilloso, de donde nasce que, aunque los ojos tornen de nueuo muchas vezes a mirarle, no por esso dexan de hallar en el cosas que les causen nueuo plazer y nueua marauilla. Buelue, pues, los ojos, valeroso Timbrio, y mira quanto   -fol. 304v-   adornan sus riberas las muchas aldeas y ricas caserias que por ellas se ven fundadas. Aqui se vee en qualquiera sazon del año andar la risueña primauera con la hermosa Venus en ábito subcinto y amoroso, y Zefiro que la acompaña, con la madre Flora delante, esparciendo a manos llenas varias y odoriferas flores. Y la industria de sus moradores ha hecho tanto, que la naturaleza, encorporada con el arte, es hecha artifice y connatural   —189→   del arte, y de entrambas a dos se ha hecho vna tercia naturaleza, a la qual no sabre dar nombre. De sus cultiuados jardines, con quien los huertos Esperides y de Alcino pueden callar; de los espessos bosques, de los pacificos oliuos, verdes laureles y acopados mirtos; de sus abundosos pastos, alegres valles y vestidos collados, arroyos y fuentes que en esta ribera se hallan, no se espere que yo diga mas, sino que, si en alguna parte de la tierra los campos Eliseos tienen asiento, es, sin duda, en esta. ¿Que dire de la industria de las altas ruedas, con cuyo continuo   -fol. 305r-   mouimiento sacan las aguas del profundo rio y humedecen abundosamente las eras que por largo espacio estan apartadas? Añadese a todo esto criarse en estas riberas las mas hermosas y discretas pastoras que en la redondez del suelo pueden hallarse, para cuyo testimonio, dexando a parte el que la experiencia nos muestra y lo que tu, Timbrio, ha que estas en ellas y has visto, bastará traer por exemplo a aquella pastora que alli ves, ¡o Timbrio!

Y, diziendo esto, señaló con el cayado a Galatea, y, sin dezir mas, dexó admirado a Timbrio de ver la discrecion y palabras con que hauia alabado las riberas de Tajo y la hermosura de Galatea. Y respondiendole que no se le podia contradezir ninguna cosa de las dichas, en aquellas y en otras entretenian la pesadumbre del camino, hasta que, llegados a vista del valle de los Cypreses, vieron que del salian casi otros tantos pastores y pastoras como los que con   —190→   ellos yuan. Iuntaronse todos, y, con sossegados passos, començaron a entrar por el sagrado valle,   -fol. 305v-   cuyo sitio era tan estraño y marauilloso, que, aun a los mesmos que muchas vezes le hauian visto, causaua nueua admiracion y gusto. Leuantanse en vna parte de la ribera del famoso Tajo, en quatro differentes y contrapuestas partes, quatro verdes y apazibles collados, como por muros y defensores de vn hermoso valle que en medio contienen, cuya entrada en el por otros quatro lugares es concedida, los quales mesmos collados estrechan de modo, que vienen a formar quatro largas y apazibles calles, a quien hazen pared de todos lados altos e infinitos cypreses, puestos por tal orden y concierto, que hasta las mesmas ramas de los vnos y de los otros paresce que ygualmente van cresciendo, y que ninguna se atreue a passar ni salir vn punto mas de la otra. Cierran y occupan el espacio que entre cypres y cypres se haze, mil olorosos rosales y suaues jazmines, tan juntos y entretexidos como suelen estar en los vallados de las guardadas viñas las espinosas çarças y puntosas cambroneras. De trecho   -fol. 306r-   en trecho destas apazibles entradas, se ven correr por entre la verde y menuda yerua claros y frescos arroyos de limpias y sabrosas aguas, que en las faldas de los mesmos collados tienen su nascimiento. Es el remate y fin destas calles vna ancha y redonda plaça, que los recuestos y los cypreses forman, en medio de la qual está puesta vna artificiosa fuente de blanco y precioso marmol   —191→   fabricada, con tanta industria y artificio hecha, que las vistosas del conoscido Tybuli y las soberuias de la antigua Tynachria no le pueden ser comparadas. Con el agua desta marauillosa fuente se humedecen y sustentan las frescas yeruas de la deleytosa plaça; y, lo que mas haze a este agradable sitio digno de estimacion y reuerencia, es ser preuilegiado de las golosas bocas de los simples corderuelos y mansas ouejas, y de otra qualquier suerte de ganado: que sólo sirue de guardador y thesorero de los honrados huessos de algunos famosos pastores que, por general decreto de todos los que quedan viuos en el   -fol. 306v-   contorno de aquellas riberas, se determina y ordena ser digno[s] y merescedor[es] de tener sepultura en este famoso valle. Por esto se veyan, entre los muchos y diuersos arboles que por las espaldas de los cypreses estauan, en el lugar y distancia que hauia dellos hasta las faldas de los collados, algunas sepulturas, qual de jaspe y qual de marmol fabricada, en cuyas blancas piedras se leyan los nombres de los que en ellas estauan sepultados. Pero la que mas sobre todas resplandecia, y la que mas a los ojos de todos se mostraua, era la del famoso pastor Meliso, la qual, apartada de las otras, a vn lado de la ancha plaça, de lisas y negras piçarras y de blanco y bien labrado alabastro hecha parecia. Y, en el mesmo punto que los ojos de Thelesio la miraron, boluiendo el rostro a toda aquella agradable compañia, con sossegada voz y lamentables accentos les dixo:

  —192→  

-Veys alli, gallardos pastores, discretas y hermosas pastoras; veys alli, digo, la triste sepultura donde reposan los honrados huessos del nombrado   -fol. 307r-   Meliso, honor y gloria de nuestras riberas. Començad, pues, a leuantar al cielo los humildes coraçones, y con puros affectos, abundantes lagrimas y profundos sospiros, entonad los sanctos himnos y deuotas oraciones, y rogalde tenga por bien de acoger en su estrellado assiento la bendita alma del cuerpo que alli yaze.

Y, en diziendo esto, se llegó a vn cypres de aquellos, y cortando algunas ramas, hizo dellas vna funesta guirnalda, con que coronó sus blancas y veneradas sienes, haziendo señal a los demas que lo mesmo hiziessen, de cuyo exemplo mouidos todos, en vn momento se coronaron de las tristes ramas, y, guiados de Thelesio, llegaron a la sepultura, donde, lo primero que Thelesio hizo, fue inclinar las rodillas y besar la dura piedra del sepulchro. Hizieron todos lo mesmo, y algunos huuo que, tiernos con la memoria de Meliso, dexauan regado con lagrimas el blanco marmol que besauan. Hecho esto, mandó Thelesio encender el sacro fuego, y en vn momento al rededor de la sepultura   -fol. 307v-   se hizieron muchas, aunque pequeñas, hogueras, en las quales solas ramas de cypres se quemauan, y el venerable Thelesio, con graues y sossegados passos, començo a rodear la pira y a echar en todos los ardientes fuegos alguna cantidad de sacro y oloroso incienso, diziendo cada vez que lo esparcia alguna breue y deuota oracion a rogar   —193→   por el alma de Meliso encaminada, al fin de la qual leuantaua la tremante voz, y todos los circunstantes, con triste y piadoso accento, respondian: «Amén, amén», tres vezes, a cuyo lamentable sonido resonauan los cercados collados y apartados valles, y las ramas de los altos cypreses y de los otros muchos arboles de que el valle estaua lleno, heridas de vn manso zefiro que soplaua, hazian y formauan vn sordo y tristissimo susurro, casi como en señal de que por su parte ayudauan a la tristeza del funesto sacrificio. Tres vezes rodeó Thelesio la sepultura, y tres vezes dixo las piadosas plegarias, y otras nueue se escucharon los llorosos accentos   -fol. 308r-   del amén, que los pastores repitian. Acabada esta ceremonia, el anciano Thelesio se arrimó a vn subido cypres que a la cabecera de la sepultura de Meliso se leuantaua, y con boluer el rostro a vna y otra parte, hizo que todos los circunstantes estuuiessen atentos a lo que dezir queria, y luego, leuantando la voz todo lo que pudo conceder la antiguedad de sus años, con marauillosa eloquencia començo165 a alabar las virtudes de Meliso, la integridad de su inculpable vida, la alteza de su ingenio, la entereza de su ánimo, la graciosa grauedad de su plática y la excelencia de su poesia, y, sobre todo, la solicitud de su pecho en guardar y cumplir la sancta religion que professado hauia, juntando a estas otras tantas y tales virtudes de Meliso, que, aunque el pastor no fuera tan conoscido de todos los que a Thelesio escuchauan, sólo por lo que el dezia   —194→   quedaran afficionados a amarle si fuera viuo, y a reuerenciarle despues de muerto. Concluyó, pues, el viejo su plática diziendo:

-Si a do llegaron, famosos pastores,   -fol. 308v-   las bondades de Meliso, y adonde llega el desseo que tengo de alabarlas, llegara la baxeza de mi corto entendimiento, y las flacas y pocas fuerças adquiridas de mis tantos y tan cansados años no me acortaran la voz y el aliento, primero este sol que nos alumbra le vierades bañar vna y otra vez en el grande Oceano, que yo cessara de la començada plática; mas, pues esto en mi marchita edad no se permite, suplid vosotros mi falta, y mostraos agradecidos a las frias cenizas de Meliso, celebrandolas en la muerte como os obliga el amor que el os tuuo en la vida. Y puesto que a todos en general nos toca y cabe parte desta obligacion, a quien en particular mas obliga es a los famosos Tyrsi y Damon, como a tan conoscidos amigos y familiares suyos, y assi les ruego, quan encarecidamente puedo, correspondan a esta deuda supliendo y cantando ellos con mas reposada y sonora voz lo que yo he faltado llorando con la trabajosa mia.

No dixo mas Thelesio, ni aun fuera menester dezirlo para   -fol. 309r-   que los pastores se mouiessen a hazer lo que se les rogaua; porque luego, sin replicar cosa alguna, Tyrsi sacó su rabel, y hizo señal a Damon que lo mesmo hiziesse, a quien acompañaron luego Elicio y Lauso y todos los pastores que alli instrumentos tenian, y a poco   —195→   espacio formaron vna tan triste y agradable musica, que, aunque regalaua los oydos, mouia los coraçones a dar señales de tristeza, con lagrimas que los ojos derramauan. Iuntauase a esto la dulce armonia de los pintados y muchos paxarillos que por los ayres cruzauan, y algunos sollozos que las pastoras, ya tiernas y mouidas con el razonamiento de Thelesio y con lo que los pastores hazian, de quando en quando de sus hermosos pechos arrancauan; y era de suerte que, concordandose el son de la triste musica y el de la alegre armonia de los xilguerillos, calandrias y ruyseñores, y el amargo de los profundos gemidos, formaua todo junto vn tan estraño y lastimoso concento, que no ay lengua que encarecerlo pueda. De   -fol. 309v-   alli [a] poco espacio, cessando los demas instrumentos, solos los quatro de Tyrsi, Damon, Elicio y de Lauso se escucharon, los quales, llegandose al sepulchro de Meliso, a los quatro lados del sepulchro, señal por donde todos los presentes entendieron que alguna cosa cantar querian, y assi les prestaron vn marauilloso y sossegado silencio, y luego el famoso Tyrsi, con leuantada, triste y sonora voz, ayudandole Elicio, Damon y Lauso, desta manera començo a cantar:




TYRSI

    Tal qual es la occasion de nuestro llanto,
no sólo nuestro, mas de todo el suelo,
pastores, entonad el triste canto.
—196→


DAMON

    El ayre rompan, lleguen hasta el cielo
los sospiros dolientes, fabricados  5
entre justa piedad y justo duelo.


ELICIO

    Seran de tierno humor siempre bañados
mis ojos, mientras viua la memoria,
Meliso, de tus hechos celebrados.


LAUSO

    Meliso, digno de immortal historia,  10
-fol. 310r-
digno166 que gozes en el cielo sancto
de alegre vida y de perpetua gloria.


TYRSI

    Mientras que a las grandezas me leuanto
de cantar sus hazañas, como pienso,
pastores, entonad el triste canto.  15


DAMON

    Como puedo, Meliso, recompenso
a tu amistad: con lagrimas vertidas,
con ruegos pios y sagrado incienso.
—197→


ELICIO

    Tu muerte tiene en llanto conuertidas
nuestras dulces passadas alegrias,  20
y a tierno sentimiento reduzidas.


LAUSO

    Aquellos claros, venturosos dias
donde el mundo gozó de tu presencia,
se’an buelto en noches miserables frias.


TYRSI

    ¡O muerte, que con presta violencia  25
tal vida en poca tierra reduziste!
¿A quien no alcançará tu diligencia?


DAMON

    Despues, ¡o muerte!, que aquel golpe diste
que hechò por tierra nuestro fuerte arrimo,
de yerua el prado ni de flor se viste.  30


ELICIO

    Con la memoria deste mal reprimo
el bien, si alguno llega a mi sentido,
y con nueua aspereza me lastimo.
—198→
-fol. 310v-


LAUSO

¿Quando suele cobrarse el bien perdido?
¿Quando el mal sin buscarle no se halla?  35
¿Quando ay quietud en el mortal ruydo?


TYRSI

¿Quando de la mortal fiera batalla
triumphó la vida, y quando contra el tiempo
se oppuso o fuerte arnes o dura malla?


DAMON

Es nuestra vida vn sueño, vn passatiempo,  40
vn vano encanto, que desaparece
quando mas firme parecio en su tiempo.


ELICIO

Dia que al medio curso se escuresce,
y le succede noche tenebrosa,
embuelta en sombras qu’el temor offrece.  45


LAUSO

Mas tu, pastor famoso, en venturosa
hora passaste deste mar insano
a la dulce region marauillosa.
—199→


TYRSI

Despues que en el aprisco veneciano
las causas y demandas decidiste  50
del gran pastor del ancho suelo hispano.


DAMON

Despues tambien que con valor sufriste
el trance de fortuna acelerado
que a Italia hizo, y aun a España, triste.


ELICIO

Y despues que, en sossiego reposado,  55
con las nueue donzellas solamente
-fol. 311r-
tanto tiempo estuuiste retirado.


LAUSO

    Sin que las fieras armas del oriente
ni la francesa furia inquietasse
tu leuantada y sossegada mente.  60


TYRSI

    Entonces quiso el cielo que llegasse
la fria mano de la muerte ayrada,
y en tu vida el bien nuestro arrebatasse.
—200→


DAMON

    Quedó tu suerte entonces mejorada,
quedó la nuestra a vn triste amargo lloro  65
perpetua, eternamente condemnada.


ELICIO

    Viose el sacro virgineo hermoso coro
de aquellas moradoras de Parnaso
romper llorando sus cabellos de oro.


LAUSO

    A lagrimas mouio el doliente caso  70
al gran competidor del niño ciego,
que entonces de dar luz se mostro escasso.


TYRSI

    No entre las armas y el ardiente fuego
los tristes teucros tanto se afligieron
con el engaño del astuto griego,  75

    como lloraron, como repitieron
el nombre de Meliso los pastores,
quando informados de su muerte fueron.


DAMON

    No de olorosas variadas flores
-fol. 311v-
adornaron sus frentes, ni cantaron  80
con voz suaue algun cantar de amores.
—201→

    De funesto cypres se coronaron,
y en triste repetido amargo llanto
lamentables canciones entonaron.


ELICIO

    Y assi, pues oy el aspero quebranto  85
y la memoria amarga se renueua,
pastores, entonad el triste canto,

    qu’el duro caso que a doler nos lleua
es tal, que será pecho de diamante
el que a llorar en el no se conmueua.  90


LAUSO

    El firme pecho, el ánimo constante
qu’en las aduersidades siempre tuuo
este pastor por mil lenguas se cante,

    como al desden que de contino huuo
en el pecho de Filis indignado  95
qual firme roca contra el mar estuuo.


TYRSI

    Repitanse los versos que ha cantado,
queden en la memoria de las gentes
por muestras de su ingenio leuantado.


DAMON

    Por tierras de las nuestras differentes,  100
lleue su nombre la parlera fama
con passos prestos y alas diligentes.
—202→
-fol. 312r-


ELICIO

    Y de su casta y amorosa llama
exemplo tome el mas lasciuo pecho
y el que en ardor menos cabal se inflama.  105


LAUSO

    ¡Venturoso Meliso, que, a despecho
de mil contrastes fieros de fortuna,
viues aora alegre y satisfecho!


TYRSI

    Poco te cansa, poco te importuna
esta mortal baxeza que dexaste,  110
llena de mas mudanças que la luna.


DAMON

    Por firme alteza la humildad trocaste,
por bien el mal, la muerte por la vida
tan seguro temiste y esperaste.


ELICIO

    Desta mortal, al parecer, cayda,  115
quien viue bien, al cabo se leuanta,
qual tu, Meliso, a la region florida

    donde por mas de vna immortal garganta
se despide la voz, que gloria suena,
gloria repite, dulce gloria canta;  120
—203→

    donde la hermosa clara faz serena
se ve; en cuya vision se goza y mira
la summa gloria mas perfecta y buena.

    Mi flaca voz a tu alabança aspira,
y tanto quanto mas cresce el desseo,  125
-fol. 312v-
tanto, Meliso, el miedo le retira.

    Que aquello que contemplo agora, y veo
con el entendimiento leuantado,
del sacro tuyo sobrehumano arreo,

    tiene mi entendimiento acouardado,  130
y sólo paro en leuantar las cejas
y en recoger los labios de admirado.


LAUSO

    Con tu partida, en triste llanto dexas
quantos con tu presencia se alegrauan,
y el mal se acerca, porque tu te alexas.  135


TYRSI

    En tu sabiduria se enseñauan
los rusticos pastores, y, en vn punto,
con nueuo ingenio y discrecion quedauan.

    Pero llegóse aquel forçoso punto
donde tu te partiste y do quedamos  140
con poco ingenio y coraçon difunto.

    Esta amarga memoria celebramos
los que en la vida te quisimos tanto,
quanto aora en la muerte te lloramos.
—204→

   Por esto, al son de tan confuso llanto,  145
cobrando de contino nueuo aliento,
pastores, entonad el triste canto.

    Lleguen do llega el duro sentimiento
-fol. 313r-
las lagrimas vertidas y sospiros,
con quien se augmenta el pressuroso viento.  150

    Poco os encargo, poco se pediros;
mas haueys de sentir, que quanto aora
puede mi atada lengua referiros.

    Mas, pues Febo se ausenta, y descolora
la tierra, que se cubre en negro manto,  155
hasta que venga la esperada aurora,
pastores, cessad ya del triste canto.

Tyrsi, que començado hauia la triste y dolorosa elegia, fue el que la puso fin, sin que le pusiessen por vn buen espacio a las lagrimas todos los que el lamentable canto escuchado hauian. Mas, a esta sazon, el venerable Thelesio les dixo:

-Pues hauemos cumplido en parte gallardos y comedidos pastores, con la obligacion que al venturoso Meliso tenemos, poned por agora silencio a vuestras tiernas lagrimas, y dad algun vado a vuestros dolientes sospiros, pues ni por ellas ni ellos podemos cobrar la pérdida que lloramos; y puesto que el humano sentimiento   -fol. 313v-   no pueda dexar de mostrarle en los aduersos acaecimientos, todavia es menester templar la demasia de sus accidentes con la razon que al discreto acompaña; y, aunque las lagrimas y sospiros sean señales del amor que se   —205→   tiene al que se llora, mas prouecho consiguen las almas por quien se derraman con los pios sacrificios y deuotas oraciones que por ellas se hazen, que si todo el mar Occeano por los ojos de todo el mundo hecho lagrimas se destilasse. Y por esta razon, y por la que tenemos de dar algun aliuio a nuestros cansados cuerpos, será bien que, dexando lo que nos resta de hazer para el venidero dia, por agora, visiteys vuestros çurrones, y cumplays con lo que naturaleza os obliga.

Y, en diziendo esto, dio orden como todas las pastoras estuuiessen a vna parte del valle, junto a la sepultura de Meliso, dexando con ellas seys de los mas ancianos pastores que alli auia, y los demas, poco desuiados dellas, en otra parte se estuuieron; y luego, con lo que en los çurrones trayan, y con el agua de la clara fuente, satisfizieron a la comun necessidad   -fol. 314r-   de la hambre, acabando a tiempo que ya la noche vestia de vna mesma color todas las cosas debaxo de nuestro orizonte contenidas, y la luziente luna mostraua su rostro hermoso y claro en toda la entereza que tiene quando mas el ruuio hermano sus rayos le comunica. Pero, de alli a poco rato, leuantandose vn alterado viento, se començaron a ver algunas negras nuues, que algun tanto la luz de la casta diosa encubrian, haziendo sombras en la tierra, señales por donde algunos pastores que alli estauan, en la rustica astrologia maestros, algun venidero turbion y borrasca esperauan; mas todo paró en no mas de quedar   —206→   la noche parda y serena, y en acomodarse ellos a descansar sobre la fresca yerua, entregando los ojos al dulce y reposado sueño, como lo hizieron todos, si no algunos que repartieron como en centinelas la guarda de las pastoras, y la167 de algunas antorchas que al rededor de la sepultura de Meliso ardiendo quedauan. Pero ya que el sossegado silencio se estendio por todo aquel sagrado valle, y ya que el   -fol. 314v-   pereçoso Morfeo hauia con el bañado ramo168 toca(n)do las sienes y parpados de todos los presentes, a tiempo que a la redonda de nuestro polo buena parte las errantes estrellas andado hauian, señalando los puntuales cursos de la noche, en aquel instante, de la mesma sepultura de Meliso se leuantó vn grande y marauilloso fuego, tan luziente y claro, que en vn momento todo el escuro valle quedó con tanta claridad como si el mesmo sol le alumbrara; por la qual improuisa marauilla, los pastores que despiertos junto a la sepultura estauan, cayeron atonitos en el suelo, deslumbrados y ciegos con la luz del transparente fuego, el qual hizo contrario effecto en los demas que durmiendo estauan, porque, heridos de sus rayos, huyó dellos el pesado sueño, y, aunque con difficultad alguna, abrieron los dormidos ojos, y, viendo la estrañeza de la luz que se les mostraua, confusos y admirados quedaron; y assi, qual en pie, qual recostado, y qual sobre las rodillas puesto, cada vno, con admiracion y espanto, el   -fol. 315r-   claro fuego miraua, todo lo qual visto por Thelesio, adornandose   —207→   en vn punto de las sacras vestiduras, acompañado de Elicio, Tyrsi, Damon, Lauso y de otros animosos pastores, poco a poco se començo a llegar al fuego, con intencion de, con algunos licitos y acomodados exorcismos, procurar deshazer o entender de do procedia la estraña vision que se les mostraua. Pero, ya que llegauan cerca de las encendidas llamas, vieron que, diuidiendose en dos partes, en medio dellas parecia vna tan hermosa y agraciada nimpha, que en mayor admiracion les puso que la vista del ardiente fuego. Mostraua estar vestida de vna rica y sotil tela de plata, recogida y retirada a la cintura, de modo que la mitad de las piernas se descubrian, adornadas con vnos co(n)turnos o calçado justo dorados, llenos de infinitos lazos de listones de differentes colores; sobre la tela de plata traya otra vestidura de verde y delicado cendal, que, lleuado a vna y a otra parte por vn ventezillo que mansamente soplaua, estremadamente   -fol. 315v-   parecia; por las espaldas traya esparzidos los mas luengos y rubios cabellos que jamas ojos humanos vieron, y sobre ellos vna guirnalda sólo de verde laurel compuesta; la mano derecha occupaua con vn alto ramo de amarilla y vencedora palma, y la yzquierda con otro de verde y pacifica oliba, con los quales ornamentos tan hermosa y admirable se mostraua, que a todos los que la mirauan tenia colgados de su vista; de tal manera, que, desechando de si el temor primero, con seguros passos al rededor del fuego se llegaron,   —208→   persuadiendose que, de tan hermosa vision, ningun daño podia succederles. Y estando, como se ha dicho, todos transportados en mirarla, la bella nimpha abrio los braços a vna y a otra parte, y hizo que las apartadas llamas mas se apartassen y diuidiessen, para dar lugar a que mejor pudiesse ser mirada, y luego, leuantando el sereno rostro, con gracia y grauedad estraña, a semejantes razones dio principio:

-Por los effectos que mi improuisa vista ha causado en vuestros coraçones,   -fol. 316r-   discreta y agradable compañia, podeys considerar que no en virtud de malignos espiritus ha sido formada esta figura mia que aqui se os representa, porque vna de las razones por do se conosce ser vna vision buena o mala, es por los effectos que haze en el ánimo de quien la mira; porque la buena, aunque cause en el admiracion y sobresalto, el tal sobresalto y admiracion viene mezclado con vn gustoso alboroto, que a poco rato le sossiega y satisfaze; al reues de lo que causa la vision peruersa, la qual sobresalta, descontenta, atemoriza y jamas assegura. Esta verdad os aclarará la experiencia quando me conozcays y yo os diga quien soy y la occasion que me ha mouido a venir de mis remotas moradas a visitaros. Y porque no quiero teneros colgados del desseo que teneys de saber quien yo sea, sabed, discretos pastores y bellas pastoras, que yo soy vna de las nueue donzellas que en las altas y sagradas cumbres de Parnaso169 tienen su propria y conoscida morada. Mi nombre es Caliope;   —209→   mi officio y condicion   -fol. 316v-   es fauorescer y ayudar a los diuinos espiritus, cuyo loable exercicio es occuparse en la marauillosa y jamas como deue alabada sciencia de la poesia; yo soy la que hize cobrar eterna fama al antiguo ciego natural de Esmirna, por el solamente famosa; la que hara viuir el mantuano Tytiro por todos los siglos venideros, hasta que el tiempo se acabe; y la que haze que se tengan en cuenta, desde la passada hasta la edad presente, los escriptos tan asperos como discretos del antiquissimo Enio. En fin, soy quien fauorescio a Catulo, la que nombró a Oracio, eternizó a Propercio, y soy la que con immortal fama tiene conseruada la memoria del conoscido Petrarca, y la que hizo baxar a los escuros infiernos y subir a los claros cielos al famoso Dante; soy la que ayudó a texer al diuino Ariosto la variada y hermosa tela que compuso; la que en esta patria vuestra tuuo familiar amistad con el agudo Boscan170 y con el famoso Garcilaso171, con el docto(r) y sabio Castillejo172 y el artificioso Torres Naharro173,   -fol. 317r-   con cuyos ingenios, y con los frutos dellos, quedó vuestra patria enriquescida y yo satisfecha; yo soy la que moui la pluma del celebrado Aldana174, y la que no dexó jamas el lado de don Fernando de Acuña175, y la que me precio de la estrecha amistad y conuersacion que siempre tuue con la bendita alma del cuerpo que en esta sepultura yaze, cuyas obsequias, por vosotros celebradas, no sólo han alegrado su espiritu, que ya por la region eterna se passea, sino que a mi   —210→   me han satisfecho de suerte que, forçada, he venido a agradeceros tan loable y piadosa costumbre como es la que entre vosotros se vsa; y assi, os prometo, con las veras que de mi virtud pueden esperarse, que, en pago del beneficio que a las cenizas de mi querido y amado Meliso haueys hecho, de hazer siempre que en vuestras riberas jamas falten pastores que en la alegre sciencia de la poesia a todos los de las otras riberas se auentajen; fauorescere ansimesmo siempre vuestros consejos, y guiaré vuestros entendimientos, de   -fol. 317v-   manera que nunca deys torcido voto quando decreteys quien es merescedor de enterrarse en este sagrado valle; porque no será bien que, de honra tan particular y señalada, y que sólo es merescida de los blancos y canoros cysnes, la vengan a gozar los negros y roncos cueruos. Y assi, me parece que será bien daros alguna noticia agora de algunos señalados varones que en esta vuestra España viuen, y algunos en las apartadas Indias a ella subjetas, los quales, si todos o alguno dellos su buena ventura le truxere a acabar el curso de sus dias en estas riberas, sin duda alguna le podeys conceder sepultura en este famoso sitio. Junto con esto, os quiero aduertir que no entendays que los primeros que nombrare son dignos de mas honra que los postreros, porque en esto no pienso guardar orden alguna: que, puesto que yo alcanço la differencia que el vno al otro y los otros a los otros hazen, quiero dexar esta declaracion en duda, porque vuestros ingenios   —211→   en entender la differencia de los suyos tengan en que exercitarse,   -fol. 318r-   de los quales daran testimonio sus obras. Yrelos nombrando como se me vinieren a la memoria, sin que ninguno se atribuya a que ha sido fauor que yo le he hecho en auerme acordado del primero que de otro, porque, como digo, a vosotros, discretos pastores, dexo que despues les deys el lugar que os paresciere que de justicia se les deue. Y para que con menos pesadumbre y trabajo a mi larga relacion esteys atentos, harela de suerte que sólo sintays disgusto por la breuedad della.

Calló diziendo esto la bella nimpha, y luego tomó vna harpa que junto a si tenia, que hasta entonces de ninguno hauia sido vista, y, en començandola a tocar, parece que començo a esclarecerse el cielo, y que la luna, con nueuo y no vsado resplandor, alumbraua la tierra; los arboles, a despecho de vn blando zefiro que soplaua, tuuieron quedas las ramas; y los ojos de todos los que alli estauan no se atreuian a abaxar los parpados, porque, aquel breue punto que se tardauan en alçarlos, no se priuassen de la gloria que   -fol. 318v-   en mirar la hermosura de la nimpha gozauan; y aun quisieran todos que todos sus cinco sentidos se conuirtieran en el del oyr solamente: con tal estrañeza, con tal dulçura, con tanta suauidad tocaua la harpa la bella musa, la qual, despues de hauer tañido vn poco, con la mas sonora voz que imaginarse puede, en semejantes versos dio principio:

  —212→  


CANTO DE CALIOPE176


    Al dulce son de mi templada lira
prestad, pastores, el oydo atento:
oyreys cómo en mi voz y en el respira
de mis hermanas el sagrado aliento.
Vereys cómo os suspende, y os admira,  5
y colma vuestras almas de contento,
quando os de relacion, aqui en el suelo,
de los ingenios que ya son del cielo.

   Pienso cantar de aquellos solamente
a quien la Parca el hilo aun no ha cortado,  10
-fol. 319r-
de aquellos que son dignos justamente
d’en tal lugar tenerle señalado,
donde, a pesar del tiempo diligente,
por el laudable officio acostumbrado
vuestro, viuan mil siglos sus renombres,  15
sus claras obras, sus famosos nombres.

    Y el que con justo título meresce
gozar de alta y honrosa preeminencia,
vn don Alonso es, en quien floresce
del sacro Apolo la diuina sciencia;  20
y en quien con alta lumbre resplandece
de Marte el brio y sin ygual potencia,
de Leyua177 tiene el sobrenombre illustre,
que a Italia ha dado, y aun a España, lustre.

    Otro del mesmo nombre, que de Arauco  25
cantó las guerras y el valor de España,
el qual los reynos donde abita Glauco
passó y sintio la embrauescida saña,
no fue su voz, no fue su accento rauco,
que vno y otro fue de gracia estraña,  30
y tal, que Ercil[l]a178, en este hermoso assiento,
-fol. 319v-
meresce eterno y sacro monumento.
—213→

    Del famoso don Iuan de Silua179 os digo
que toda gloria y todo honor meresce,
assi por serle Febo tan amigo,  35
como por el valor que en el floresce.
Seran desto sus obras buen testigo,
en las quales su ingenio resplandece
con claridad que al ignorante alumbra
y al sabio agudo a vezes le deslumbra.  40

    Crezca el número rico desta cuenta
aquel con quien la tiene tal el cielo,
que con febeo aliento le sustenta,
y con valor de Marte aca en el suelo.
A Omero yguala si a escreuir intenta,  45
y a tanto llega de su pluma el buelo,
quanto es verdad que a todos es notorio
el alto ingenio de don Diego Osorio180.

    Por quantas vias la parlera fama
puede loar vn cauallero illustre,  50
por tantas su valor claro derrama,
-fol. 320r-
dando sus hechos a su nombre lustre.
Su viuo ingenio, su virtud inflama
mas de vna lengua a que, de lustre en lustre,
sin que cursos de tiempos las espanten,  55
de don Francisco de Mendoça181 canten.

    ¡Feliz don Diego de Sarmiento, illustre,
y Caruajal182, famoso, produzido
de nuestro coro y de Ipocrene lustre,
moço en la edad, anciano en el sentido,  60
de siglo en siglo yra, de lustre en lustre,
a pesar de las aguas del oluido,
tu nombre, con tus obras excelentes,
de lengua en lengua y de gente en gentes!

    Quieros mostrar por cosa soberana,  65
en tierna edad, maduro entendimiento,
destreza y gallardia sobrehumana,
cortesia, valor, comedimiento,
—214→
y quien puede mostrar en la toscana
como en su propria lengua aquel talento  70
que mostro el que cantó la casa d’Este:
vn don Gutierre Caruajal183es este.
-fol. 320v-

    Tu, don Luys de Vargas184, en quien veo
maduro ingenio en verdes pocos dias,
procura de alcançar aquel tropheo  75
que te prometen las hermanas mias;
mas tan cerca estás del, que, a lo que creo,
ya triumphas, pues procuras por mil vias
virtuosas y sabias que tu fama
resplandezca con viua y clara llama.  80

    Del claro Tajo la ribera hermosa
adornan mil espiritus diuinos,
que hazen nuestra edad mas venturosa
que aquella de los griegos y latinos.
Dellos pienso dezir sola vna cosa:  85
que son de vuestro valle y honra dignos
tanto quanto sus obras nos lo muestran,
que al camino del cielo nos adiestran.

    Dos famosos doctores, presidentes
en las sciencias de Apolo, se me offrescen,  90
que no mas que en la edad son differentes,
y en el trato e ingenio se parecen.
Admiranlos ausentes y presentes,
-fol. 321r-
y entre vnos y otros tanto resplandecen
con su saber altissimo y profundo,  95
que presto han de admirar a todo el mundo.

    Y el nombre que me viene mas a mano
destos dos que a loar aqui me atreuo,
es del doctor famoso Campuçano185,
a quien podeys llamar segundo Febo.  100
El alto ingenio suyo, el sobrehumano
discurso nos descubre vn mundo nueuo,
de tan mejores Indias y excelencias,
quanto mejor qu’el oro son las sciencias.
—215→

    Es el doctor Suarez, que de Sosa186  105
el sobrenombre tiene, el que se sigue,
que de vna y otra lengua artificiosa
lo mas cendrado y lo mejor consigue.
Qualquiera que en la fuente milagrosa,
qual el la mitigó, la sed mitigue,  110
no tendra que embidiar al docto griego,
ni a aquel que nos cantó el troyano fuego.

    Del doctor Baca187, si dezir pudiera
-fol. 321v-
lo que yo siento del, sin duda creo
que quantos aqui estays os suspendiera:  115
tal es su sciencia, su virtud y arreo.
Yo he sido en ensalçarle la primera
del sacro coro, y soy la que desseo
eternizar su nombre en quanto al suelo
diere su luz el gran señor de Delo.  120

    Si la fama os truxere a los oydos,
de algun famoso ingenio marauillas,
conceptos bien dispuestos y subidos,
y sciencias que os assombren en oyllas,
cosas que paran sólo en los sentidos  125
y la lengua no puede referillas,
el dar salida a todo dubio y traça,
sabed que es el licenciado Daça188.

    Del maestro Garay189 las dulces obras
me incitan sobre todos a alabarle;  130
tu, Fama, que al ligero tiempo sobras,
ten por heroyca empresa el celebrarle.
Verás cómo en el mas fama cobras,
Fama, que está la tuya en ensalçarle,
-fol. 322r-
que hablando desta fama, en verdadera  135
has de trocar la fama de parlera.

    Aquel ingenio que al mayor humano
se dexa atras, y aspira al que es diuino,
y, dexando a vna parte el castellano,
sigue el heroyco verso del latino;  140
—216→
el nueuo Omero, el nueuo mantuano,
es el maestro Cordoua190, que es digno
de celebrarse en la dichosa España,
y en quanto el sol alumbra y el mar baña.

    De ti, el doctor Francisco Diaz191, puedo  145
assegurar a estos mis pastores
que, con seguro coraçon y ledo,
pueden auentajarse en tus loores.
Y si en ellos yo agora corta quedo,
deuiendose a tu ingenio los mayores,  150
es porque el tiempo es breue, y no me atreuo,
a poderte pagar lo que te deuo.

    Luxan192, que con la toga merescida
honras el proprio y el ageno suelo,
-fol. 322v-
y con tu dulce musa conoscida  155
subes tu fama hasta el mas alto cielo,
yo te dare despues de muerto vida,
haziendo que, en ligero y presto buelo
la fama de tu ingenio vnico, solo,
vaya del nuestro hasta el contrario polo.  160

    El alto ingenio y su valor declara
vn licenciado tan amigo vuestro
quanto ya sabeys que es Juan de Vergara193,
honra del siglo venturoso nuestro.
Por la senda que el sigue, abierta y clara,  165
yo mesma el passo y el ingenio adiestro,
y, a donde el llega, de llegar me pago,
y en su ingenio y virtud me satisfago.

    Otros (os) quiero nombrar, porque se estime
y tenga en precio mi atreuido canto,  170
el qual hara que aora mas le anime,
y llegue alli donde el desseo leuanto.
Y es este que me fuerça y que me oprime
a dezir sólo del y cantar quanto
canto de los ingenios mas cabales:  175
-fol. 323r-
el licenciado Alonso de Morales194.
—217→

    Por la difficil cumbre va subiendo
al temp[l]o de la Fama, y se adelanta,
vn generoso moço, el qual, rompiendo
por la difficultad que mas espanta,  180
tan presto ha de llegar alla, que entiendo
que en prophecia ya la fama canta
del lauro que le tiene aparejado
al licenciado Hernando Maldonado195.

    La sabia frente de196 laurel honroso  185
adornada vereys de aquel que ha sido
en todas sciencias y artes tan famoso,
que es ya por todo el orbe conoscido.
Edad dorada, siglo venturoso
que gozar de tal hombre has merescido:  190
¿qual siglo, qual edad aora te llega,
si en ti está Marco Antonio de la Vega197?

    Vn Diego se me viene a la memoria,
que de Mendoça198 es cierto que se llama,
digno que solo del se hiziera historia  195
-fol. 323v-
tal, que llegara alli donde su fama.
Su sciencia y su virtud, que es tan notoria,
que ya por todo el orbe se derrama,
admira los ausentes y presentes
de las remotas y cercanas gentes.  200

    Vn conoscido el alto Febo tiene,
¿que digo vn conoscido?, vn verdadero
amigo, con quien sólo se entretiene,
que es de toda sciencia thesorero.
Y es este que de industria se detiene  205
a no comunicar su bien entero,
Diego Duran199, en quien contino dura
y durará el valor200, ser y cordura.

    ¿Quien pensays que es aquel que en voz sonora
sus ansias canta regaladamente,  210
aquel en cuyo pecho Febo mora,
el docto Orfeo y Arion prudente?
—218→
Aquel que, de los reynos del aurora
hasta los apartados de occidente,
es conoscido, amado y estimado  215
por el famoso Lopez Maldonado201.
-fol. 324r-

    ¿Quien pudiera loaros, mis pastores,
vn pastor vuestro amado y conoscido,
pastor mejor de quantos son mejores,
que de Filida tiene el apellido?  220
La habi[li]dad, la sciencia, los primores,
el raro ingenio y el valor subido
de Luys de Montaluo202, le asseguran
gloria y honor mientras los cielos duran.

    El sacro Ybero, de dorado acanto,  225
de siempre verde yedra y blanca oliua
su frente adorne, y en alegre canto
su gloria y fama para siempre viua,
pues su antiguo valor ensalça tanto,
que al fertil Nilo de su nombre priua,  230
de Pedro de Liñan203 la sotil pluma,
de todo el bien de Apolo cifra y suma.

    De Alonso de Baldes204 me está incitando
el raro y alto ingenio a que del cante,
y que os vaya, pastores, declarando  235
que a los mas raros passa, y va adelante.
Halo mostrado ya, y lo va mostrando
-fol. 324v-
en el facil estilo y elegante
con que descubre el lastimado pecho
y alaba el mal qu’el fiero amor l’a hecho.  240

    Admireos vn ingenio en quien se encierra
todo quanto pedir puede el desseo,
ingenio que, aunque viue aca en la tierra,
del alto cielo es su caudal y arreo.
Ora trate de paz, ora de guerra,  245
todo quanto yo miro, escucho y leo
del celebrado Pedro de Padilla205,
me causa nueuo gusto y marauilla.
—219→

    Tu, famoso Gaspar Alfonso206, ordenas,
segun aspiras a immortal subida,  250
que yo no pueda celebrarte a penas,
si te he de dar loor a tu medida.
Las plantas fertilissimas amenas
que nuestro celebrado monte anída,
todas offrescen ricas laureolas  255
para ceñir y honrar tus sienes solas.

    De Christoual de Mesa207 os digo cierto
-fol. 325r-
que puede honrrar vuestro sagrado valle;
no sólo en vida, mas despues de muerto
podeys con justo título alaballe.  260
De sus heroycos versos el concierto,
su graue y alto estilo, pueden dalle
alto y honroso nombre, aunque callara
la fama del, y yo no me acordara.

    Pues sabeys quanto adorna y enriquece  265
vuestras riberas Pedro de Ribera208,
dalde el honor, pastores, que meresce,
que yo sere en honrarle la primera.
Su dulce musa, su virtud, offresce
vn subjeto cabal donde pudiera  270
la fama y cien mil famas occuparse,
y en solos sus loores estremarse.

    Tu, que de Luso el sin ygual thesoro
truxiste en nueua forma a la ribera
del fertil rio a quien el lecho de oro  275
tan famoso le haze adonde quiera:
con el deuido aplauso y el decoro
deuido a ti, Benito de Caldera209,
-fol. 325v-
y a tu ingenio sin par, prometo honrarte,
y de lauro y de yedra coronarte.  280

    De aquel que la christiana poesia
tan en su punto ha puesto en tanta gloria,
haga la fama y la memoria mia
famosa para siempre su memoria.
—220→
De donde nasce adonde muere el dia,  285
la sciencia sea y la bondad notoria
del gran Francisco de Guzman210, qu’el arte
de Febo sabe, ansi como el de Marte.

    Del capitan Salzedo211 está bien claro
que llega su diuino entendimiento  290
al punto mas subido, agudo y raro
que puede imaginar el pensamiento.
Si le comparo, a el mesmo le comparo,
que no ay comparacion que llegue a cuento
de tamaño valor, que la medida  295
ha de mostrar ser falta o ser torcida.

    Por la curiosidad y entendimiento
de Thomas de Gracian212, dadme licencia
-fol. 326r-
que yo le escoja en este valle assiento
ygual a su virtud, valor y sciencia,  300
el qual, si llega a su merescimiento,
será de tanto grado y preeminencia,
que, a lo que creo, pocos se le ygualen:
tanto su ingenio y sus virtudes valen.

    Agora, hermanas bellas, de improuiso,  305
Baptista de Biuar213 quiere alabaros
con tanta discrecion, gala y auiso,
que podays, siendo musas, admiraros.
No cantará desdenes de Narciso,
que a Eco solitaria cuestan caros,  310
sino cuydados suyos, que han nascido
entre alegre esperança y triste oluido.

    Vn nueuo espanto, vn nueuo assombro y miedo
me acude y sobresalta en este punto,
sólo por ver que quiero y que no puedo  315
subir de honor al mas subido punto
al graue Baltasar, que de Toledo214
el sobrenombre tiene, aunque barrunto
que de su docta pluma el alto buelo
-fol. 326v-
le ha de subir hasta el impireo cielo.  320
—221→

    Muestra en vn ingenio la experiencia,
que en años verdes y en edad temprana
haze su habitacion ansi la sciencia,
como en la edad madura, antigua y cana.
No entraré con alguno en competencia  325
que contradiga vna verdad tan llana,
y mas si a caso a sus oydos llega
que lo digo por vos, Lope de Vega215.

    De pacifica oliua coronado,
ante mi entendimiento se presenta  330
agora el sacro Betis, indignado,
y de mi inaduertencia se lamenta.
Pide que, en el discurso començado,
de los raros ingenios os de cuenta
que en sus riberas moran, y yo aora  335
harelo con la voz muy mas sonora.

    Mas ¿que hare, que en los primeros passos
que doy descubro mil estrañas cosas,
otros mil nueuos Pindos y Parnasos,
-fol. 327r-
otros coros de hermanas mas hermosas,  340
con que mis altos brios quedan lassos,
y mas quando, por causas milagrosas,
oygo qualquier sonido seruir de Eco,
quando se nombra el nombre de Pacheco216?

    Pacheco es este, con quien tiene Febo  345
y las hermanas tan discretas mias
nueua amistad, discreto trato y nueuo
desde sus tiernos y pequeños dias.
Yo desde entonces hasta agora lleuo
por tan estrañas desusadas vias  350
su ingenio y sus escriptos, que han llegado
al título de honor mas encumbrado.

    En punto estoy donde, por mas que diga
en alabança del diuino Herrera217,
será de poco fruto mi fatiga,  355
aunque le suba hasta la quarta esphera.
—222→
Mas, si soy sospechosa por amiga,
sus obras y su fama verdadera
diran que en sciencias es Hernando solo
del Gange al Nilo, y de vno al otro polo.  360
-fol. 327v-

    De otro Fernando quiero daros cuenta,
que de Cangas218 se nombra, en quien se admira
el suelo, y por quien viue y se sustenta
la sciencia en quien al sacro lauro aspira.
Si al alto cielo algun ingenio intenta  365
de leuantar y de poner la mira,
pongala en este solo, y dara al punto
en el mas ingenioso y alto punto.

    De don Christoual, cuyo sobrenombre
es de Villaroel219, tened creydo  370
que bien meresce que jamas su nombre
toque las aguas negras del oluido.
Su ingenio admire, su valor assombre,
y el ingenio y valor sea conoscido
por el mayor estremo que descubre  375
en quanto mira el sol o el suelo encubre.

    Los rios de eloquencia que del pecho
del graue antiguo Ciceron manaron;
los que al pueblo de Atenas satisfecho
tuuieron, y a Demostenes honraron;  380
los ingenios que’el tiempo ha ya deshecho,
-fol. 328r-
que tanto en los passados se estimaron,
humillense a la sciencia alta y diuina
del maestro Francisco de Medína220.

    Puedes, famoso Betis, dignamente,  385
al Mincio, al Arno, al Tybre auentajarte,
y alçar contento la sagrada frente
y en nueuos anchos senos dilatarte,
pues quiso el cielo, que en tu bien consiente,
tal gloria, tal honor, tal fama darte,  390
qual te la adquiere a tus riberas bellas
Baltasar del Alcaçar221, que está en ellas.
—223→

    Otro vereys en quien vereys cifrada
del sacro Apolo la mas rara sciencia,
que, en otros mil subjectos derramada,  395
haze en todos de si graue aparencia.
Mas, en este subjeto mejorada,
assiste en tantos grados de excelencia,
que bien puede Mosquera, el licenciado222,
ser como el mesmo Apolo celebrado.  400

    No se desdeña aquel varon prudente,
-fol. 328v-
que de sciencias adorna y enriquesce
su limpio pecho, de mirar la fuente
que en nuestro monte en sabias aguas cresce;
antes, en la sin par clara corriente  405
tanto la sed mitiga, que floresce
por ello el claro nombre aca en la tierra
del gran doctor Domingo de Bezerra223.

    Del famoso Espinel224 cosas diria
que exceden al humano entendimiento,  410
de aquellas sciencias que en su pecho cria
el diuino de Febo sacro aliento;
mas, pues no puede de la lengua mia
dezir lo menos de lo mas que siento,
no diga mas sino que al cielo aspira,  415
ora tome la pluma, ora la lira.

    Si quereys ver en vna ygual balança
al ruuio Febo y colorado Marte,
procurad de mirar al gran Carrança225,
de quien el vno y otro no se parte.  420
En el vereys, amigas, pluma y lança
con tanta discrecion, destreza y arte,
-fol. 329r-
que la destreza, en partes diuidida,
la tiene a sciencia y arte reduzida.

    De Lazaro Luys Iranço226, lira  425
templada hauia de ser mas que la mia,
a cuyo son cantasse el bien que inspira
en el el cielo, y el valor que cria.
—224→
Por las sendas de Marte y Febo aspira
a subir do la humana fantasia  430
a penas llega, y el, sin duda alguna,
llegará contra el hado y la fortuna.

    Baltasar de Escobar227, que agora adorna
del Tyber las riberas tan famosas,
y con su larga ausencia desadorna  435
las del sagrado Betis espaciosas;
fertil ingenio, si por dicha torna
al patrio amado suelo, a sus honrosas
y juueniles sienes les offrezco
el lauro y el honor que yo merezco.  440

    ¿Que título, que honor, que palma o lauro
se le deue a Iuan Sanz, que de Zumeta228
-fol. 329v-
se nombra, si del indo al roxo mauro
qual su musa no ay otra tan perfecta?
Su fama aqui de nueuo le restauro  445
con deziros, pastores, quan acepta
será de Apolo qualquier honra y lustre
que a Zumeta hagays que mas le lustre.

    Dad a Iuan de las Cueuas229el deuido
lugar, quando se offrezca en este assiento,  450
pastores, pues lo tiene merescido
su dulce musa y raro entendimiento.
Se que sus obras del eterno oluido,
a despecho y pesar del violento
curso del tiempo, librarán su nombre,  455
quedando con vn claro alto renombre.

   Pastores, si le vieredes, honraldo
al famoso varon que os dire aora,
y en graues dulces versos celebraldo,
como a quien tanto en ellos se mejora.  460
El sobrenombre tiene de Biualdo;
de Adam el nombre230, el qual illustra y dora
con su florido ingenio y excelente
-fol. 330r-
la venturosa nuestra edad presente.
—225→

    Qual suele estar de variadas flores  465
adorno y rico el mas florido Mayo,
tal de mil varias sciencias y primores
está el ingenio de don Iuan Aguayo.231
Y, aunque mas me detenga en sus loores,
sólo sabre deziros que me ensayo  470
aora, y que otra vez os dire cosas
tales que las tengays por milagrosas.

    De Iuan Gutierrez Rufo232 el claro nombre
quiero que viua en la immortal memoria,
y que el sabio y al simple admire, assombre  475
la heroyca que compuso illustre historia.
Dele el sagrado Betis el renombre
que su estilo meresce; denle gloria
los que pueden y saben; dele el cielo
ygual la fama a su encumbrado buelo.  480

    En don Luys de Gongora233 os offrezco
vn viuo raro ingenio sin segundo;
con sus obras me alegro y enriquezco
-fol. 330v-
no sólo yo, mas todo el ancho mundo.
Y si, por lo que os quiero, algo merezco,  485
hazed que su saber alto y profundo
en vuestras alabanças siempre viua,
contra el ligero tiempo y muerte esquiua.

    Ciña el verde laurel, la verde yedra,
y aun la robusta enzina, aquella frente  490
de Gonzalo Ceruantes Saauedra234,
pues la deuen ceñir tan justamente.
Por el la sciencia mas de Apolo medra;
en el Marte nos muestra el brio ardiente
de su furor, con tal razon medido,  495
que por el es amado y es temido.

    Tu, que de Celidon, con dulce plectro,
heziste resonar el nombre y fama,
cuyo admirable y bien limado metro
a lauro y triumpho te combida y llama,  500
—226→
rescibe el mando, la corona y cetro,
Gonzalo Gomez235, desta que te ama,
en señal que meresce tu persona
el justo señorio de Elicona.
-fol. 331r-

    Tu Dauro236 de oro conoscido rio,  505
qual bien agora puedes señalarte,
y con nueua corriente y nueuo brio
al apartado Idaspe auentajarte,
pues Gonzalo Matheo de Berrio237
tanto procura con su ingenio honrarte,  510
que ya tu nombre la parlera fama,
por el, por todo el mundo le derrama.

    Texed de verde lauro vna corona,
pastores, para honrar la digna frente
del licenciado Soto Barahona238,  515
varon insigne, sabio y eloquente.
En el el licor sancto de Elicona,
si se perdiera en la sagrada fuente,
se pudiera hallar, ¡o estraño caso!,
como en las altas cumbres de Parnaso.  520

    De la region antartica podria
eternizar ingenios soberanos,
que si riquezas oy sustenta y cria,
tambien entendimientos sobrehumanos.
Mostrarlo puedo en muchos este dia,  525
-fol. 331v-
y en dos os quiero dar llenas las manos:
vno, de Nueua España y nueuo Apolo;
del Peru el otro: vn sol vnico y solo.

    Francisco, el vno, de Terraças239, tiene
el nombre aca y alla tan conoscido,  530
cuya vena caudal nueua Ypocrene
ha dado al patrio venturoso nido.
La mesma gloria al otro ygual le viene,
pues su diuino ingenio ha produzido
en Arequipa eterna primauera,  535
que este es Diego Martinez de Ribera240.
—227→

    Aqui, debaxo de felice estrella,
vn resplandor salio tan señalado,
que de su lumbre la menor centella
nombre de oriente al occidente ha dado.  540
Quando esta luz nascio, nascio con ella
todo el valor; nascio Alonso Picado241;
nascio mi hermano y el de Palas junto,
que ambas vimos en el viuo transumpto.

    Pues si he de dar la gloria a ti deuida,  545
-fol. 332r-
gran Alonso de Estrada242, oy eres digno
que no se cante assi tan de corrida
tu ser y entendimiento peregrino.
Contigo está la tierra enriquescida
que al Betis mil thesoros da contino,  550
y aun no da el cambio ygual: que no ay tal paga
que a tan dichosa deuda satisfaga.

    Por prenda rara desta tierra illustre,
claro don Iuan, te nos ha dado el cielo,
de Aualos gloria y de Ribera243 lustre,  555
honra del propio y del ageno suelo.
Dichosa España, do por mas de vn lustre
muestra seran tus obras y modelo
de quanto puede dar naturaleza
de ingenio claro y singular nobleza.  560

    El que en la dulce patria esta contento,
las puras aguas de Limar gozando,
la famosa ribera, el fresco viento
con sus diuinos versos alegrando,
venga, y vereys por summa deste cuento,  565
su heroyco brio y discrecion mirando,
-fol. 332v-
que es Sancho de Ribera244 en toda parte
Febo primero, y sin segundo Marte.

    Este mesmo famoso insigne valle
vn tiempo al Betis vsurpar solia  570
vn nueuo Homero, a quien podemos dalle
la corona de ingenio y gallardia.
—228→
Las gracias le cortaron a su talle,
y el cielo en todas lo mejor le embia:
este ya en su vuestro Tajo conoscido,  575
Pedro de Montesdoca245es su apellido.

    En todo quanto pedira el desseo,
vn Diego illustre de Aguilar246 admira,
vn aguila real que en buelo veo
alçarse a do llegar ninguno aspira.  580
Su pluma entre cien mil gana tropheo,
que, ante ella, la mas alta se retira;
su estilo y su valor tan celebrado
Guanuco lo dira, pues lo ha gozado.

    Vn Goçalo Fernandez247 se me offresce,  585
gran capitan del esquadron de Apolo,
-fol. 333r-
que oy de Sotomayor248ensoberuece
el nombre, con su nombre heroyco y solo.
En verso admira, y en saber floresce
en quanto mira el vno y otro polo,  590
y, si en la pluma en tanto grado agrada,
no menos es famoso por la espada.

    De vn Enrrique Garces249, que al piruano
reyno enrriquece, pues con dulce rima,
con subtil, ingeniosa y facil mano,  595
a la mas ardua empresa en el dio cima,
pues en dulce español al gran toscano
nueuo lenguage ha dado y nueua estima,
¿quien será tal que la mayor le quite,
aunque el mesmo Petrarcha resuscite?  600

    Vn Rodrigo Fernandez de Pineda250,
cuya vena immortal, cuya excelente
y rara habilidad gran parte hereda
del licor sacro de la equina fuente,
pues quanto quiere del no se le veda,  605
pues de tal gloria goza en occidente,
tenga tambien aqui tan larga parte,
-fol. 333v-
qual la merescen oy su ingenio y arte.
—229→

    Y tu, que al patrio Betis has tenido
lleno de embidia y, con razon, quexoso  610
de que otro cielo y otra tierra han sido
testigos de tu canto numeroso,
alegrate, que el nombre esclarescido
tuyo, Iuan de Mestança251, generoso,
sin segundo será por todo el suelo  615
mientras diere su luz el quarto cielo.

    Toda la suauidad que en dulce vena
se puede ver, vereys en vno solo,
que al son sabroso de su musa enfrena
la furia al mar, el curso al dios Eolo.  620
El nombre deste es Baltasar de Orena252,
cuya fama del vno al otro polo
corre ligera, y del oriente a ocaso,
por honra verdadera de Parnaso.

    Pues de vna fertil y preciosa planta,  625
de alla traspuesta en el mayor collado
que en toda la Thesalia253 se leuanta,
-fol. 334r-
planta que ya dichoso fruto ha dado,
callaré yo lo que la fama canta
del illustre don Pedro de Aluarado254,  630
illustre, pero ya no menos claro,
por su diuino ingenio, al mundo raro.

    Tu, que con nueua musa extraordinaria,
Cayrasco255, 256, cantas del amor el ánimo
y aquella condicion del vulgo varia  635
donde se oppone al fuerte el pusilanimo;
si a este sitio de la Gran Canaria
vinieres, con ardor viuo y magnanimo
mis pastores offrecen a tus meritos
mil lauros, mil loores benemeritos.  640

    ¿Quien es, ¡o anciano Tormes!, el que niega
que no puedes al Nilo auentajarte,
si puede sólo el licenciado Vega257
mas que Tytiro al Mincio celebrarte?
—230→
Bien se, Damian, que vuestro ingenio llega  645
do alcança deste honor la mayor parte,
pues se, por muchos años de experiencia,
vuestra tan sin ygual virtud y sciencia.
-fol. 334v-

    Aunque el ingenio y la elegancia vuestra,
Francisco Sanchez258, se me concediera,  650
por tope me juzgara y poco diestra,
si a querer alabaros me pusiera.
Lengua del cielo vnica y maestra
tiene de ser la que por la carrera
de vuestras alabanças se dilate,  655
que hazerlo humana lengua es disparate.

    Las raras cosas y en estilo nueuas
que vn espiritu muestran leuantado,
en cien mil ingeniosas, arduas prueuas,
por sabio conoscido y estimado,  660
hazen que don Francisco de las Cueuas259
por mi sea dignamente celebrado,
en tanto que la fama pregonera
no detuuiere su veloz carrera.

    Quisiera rematar mi dulce canto  665
en tal sazon, pastores, con loaros
vn ingenio que al mundo pone espanto
y que pudiera es estasis robaros.
En el cifro y recojo todo quanto
-fol. 335r-
he mostrado hasta aqui y he de mostraros:  670
Fray Luis de Leon260 es el que digo,
a quien yo reuerencio, adoro y sigo.

    ¿Que modos, que caminos o que vias
de alabar buscaré para qu’el nombre
viua mil siglos de aquel gran Mathias  675
que de Çuñiga261 tiene el sobrenombre?
A el se den las alabanças mias,
que, aunque yo soy diuina y el es hombre,
por ser su ingenio, como lo es, diuino,
de mayor honra y alabança es digno.  680
—231→

    Bolued el pressuroso pensamiento
a las riberas de Pisuerga bellas:
vereys que augmentan este rico cuento
claros ingenios con quien se honran ellas.
Ellas no sólo, sino el firmamento,  685
do luzen las claríficas estrellas,
honrarse puede bien quando consigo
tenga alla los varones que aqui digo.

    Vos, Damasio de Frias262, podeys sólo
-fol. 335v-
loaros a vos mismo, pues no puede  690
hazer, aunque os alabe el mesmo Apolo,
que en tan justo loor corto no quede.
Vos soys el cierto y el seguro polo
por quien se guia aquel que le sucede
en el mar de las sciencias buen passaje,  695
propicio viento y puerto en su viaje.

    Andres Sanz de Portillo263, tu me embia
aquel aliento con que Febo mueue
tu sabia pluma y alta fantasía,
porque te de el loor que se te deue.  700
Que no podra la ruda lengua mia,
por mas caminos que aqui tiene y prueue,
hallar alguno assi qual le desseo
para loar lo que en ti siento y veo.

    Felicissimo ingenio, que te encumbras  705
sobre el que mas Apolo ha leuantado,
y con tus claros rayos nos alumbras
y sacas del camino mas errado:
y aunque aora con ella me deslumbras,
y tienes a mi ingenio alborotado,  710
-fol. 336r-
yo te doy sobre muchos palma y gloria,
pues a mi me la has dado, doctor Soria264.

    Si vuestras obras son tan estimadas,
famoso Cantoral265, en toda parte,
seran mis alabanças escusadas,  715
si en nueuo modo no os alabo y arte.
—232→
Con las palabras mas calificadas,
con quanto ingenio el cielo en mi reparte,
os admiro y alabo aqui callando,
y llego do llegar no puedo hablando.  720

    Tu, Hieronymo Baca y de Quiñones266,
si tanto267 me he tardado en celebrarte,
mi passado descuydo es bien perdones,
con la enmienda que offrezco de mi parte.
De oy mas en claras vozes y pregones,  725
en la cubierta y descubierta parte
del ancho mundo, hare con clara llama
luzir tu nombre y estender tu fama.

    Tu verde y rico margen, no de nebro,
ni de cypres funesto enriquescido,  730
-fol. 336v-
claro, abundoso y conoscido Hebro,
sino de lauro y mirto florescido,
aora como puedo le celebro,
celebrando aquel quien qu’an concedido
el cielo a tus riberas, pues en ellas  735
moran ingenios claros mas que estrellas.

    Seran testigo desto dos hermanos,
dos luzeros, dos soles de poesia,
a quien el cielo con abiertas manos
dio quanto ingenio y arte dar podia.  740
Edad temprana, pensamientos canos,
maduro trato, humilde fantasia,
labran eterna y digna laureola
a Lupercio Leonardo de Argensola268.

    Con sancta embidia y competencia sancta  745
parece qu’el menor hermano aspira
a ygualar al mayor, pues se adelanta
y sube do no llega humana mira.
Por esto escribe y mil successos canta
con tan suaue y acordada lira,  750
que este Bartholome269menor meresce
-fol. 337r-
lo que al mayor, Lupercio, se le offresce.
—233→

    Si el buen principio y medio de esperança
que el fin ha de ser raro y excelente,
en qualquier caso ya mi ingenio alcança  755
qu’el tuyo has de encumbrar, Cosme Pariente270.
Y assi puedes con cierta confiança
prometer a tu sabida honrosa frente
la corona que tiene merescida
tu claro ingenio, tu inculpable vida.  760

   En soledad, del cielo acompañado,
viues, ¡o gran Morillo!271, y alli muestras
que nunca dexan tu christiano lado
otras musas mas sanctas y mas diestras.
De mis hermanas fuyste alimentado,  765
y aora, en pago dello, nos adiestras
y enseñas a cantar diuinas cosas,
gratas al cielo, al suelo prouechosas.

    Turia, tu que otra vez con voz sonora
cantaste de tus hijos la excelencia,  770
si gustas de escuchar la mia aora,
-fol. 337v-
formada no en embidia o competencia,
oyras quanto tu fama se mejora
con los que yo dire, cuya presencia,
valor, virtud, ingenio, te enriquecen  775
y sobre el Indo272 y Gange te engrandecen.

    ¡O tu, don Iuan Coloma273, en cuyo seno
tanta gracia del cielo se ha encerrado,
que a la embidia pusiste en duro freno
y en la fama mil lenguas has criado,  780
con que del gentil Tajo al fertil Reno
tu nombre y tu valor va leuantado!
Tu, Conde de Elda, en todo tan dichoso,
hazes el Turia mas qu’el Po famoso.

    Aquel en cuyo pecho abunda y llueue  785
siempre vna fuente que es por el diuina,
y a quien el coro de sus lumbres nueue
como a señor con gran razon se inclina,
—234→
a quien vnico nombre se le deue
de la etiope hasta la gente austrina,  790
don Luys Garceran274 es sin segundo,
maestre de Montesa y bien del mundo.
-fol. 338r-

    Meresce bien en este insigne valle
lugar illustre, assiento conoscido,
aquel a quien la fama quiere dalle  795
el nombre que su ingenio ha merescido.
Tenga cuydado el cielo de loalle,
pues es del cielo su valor crescido:
el cielo alabe lo que yo no puedo
del sabio don Alonso Rebolledo275.  800

    Alças, doctor Falcon276, tan alto el buelo,
que al aguila caudal atras te dexas,
pues te remontas con tu ingenio al cielo
y deste valle misero te alexas.
Por esto temo y con razon recelo  805
que, aunque te alabe, formarás mil quexas
de mi, porque en tu loa noche y dia
no se ocupa la voz y lengua mia.

    Si tuuiera, qual tiene la fortuna,
la dulce poesia varia rueda,  810
ligera y mas mouible que la luna,
que ni estuuo, ni está, ni estara queda,
en ella, sin hazer mudança alguna,
-fol. 338v-
pusiera solo a Micer Artieda277,
y el mas alto lugar siempre occupara,  815
por sciencias, por ingenio y virtud rara.

    Todas quantas bien dadas alabanças
diste a raros ingenios, ¡o Gil Polo!278,
tu las mereces solo y las alcanças,
tu las alcanças y mereces solo.  820
Ten ciertas y seguras esperanças
que en este valle vn nueuo mauseolo
te haran estos pastores, do guardadas
tus cenizas seran y celebradas.
—235→

    Christoual de Virues279, pues se adelanta  825
tu sciencia y tu valor tan a tus años
tu mesmo aquel ingenio y virtud canta
con que huyes del mundo los engaños.
Tierna, dichosa y bien nascida planta,
yo hare que en proprios reynos y en estraños  830
el fruto de tu ingenio leuantado
se conozca, se admire y sea estimado.

    Si conforme al ingenio que nos muestra
-fol. 339r-
Siluestre de Espinosa280, assi se huuiera
de loar, otra voz mas viua y diestra,  835
mas tiempo y mas caudal menester fuera.
Mas pues la mia a su intencion adiestra,
yo [le] dare por paga verdadera,
con el bien que del dios de Delo tiene,
el mayor de las aguas de Hypocrene.  840

    Entre estos, como Apolo, venir veo,
hermoseando al mundo con su vista,
al discreto galan Garcia Rome(r)o281,
dignissimo de estar en esta lista.
Si la hija del humido Peneo,  845
de quien ha sido Ouidio choronista,
en campos de Thesalia le hallara,
en el y no en laurel se transformara.

    Rompe el silencio y sancto encerramiento,
traspassa el ayre, al cielo se leuanta  850
de fray Pedro de Huete282 aquel accento
de su diuina musa, heroyca y sancta.
Del alto suyo raro entendimiento
cantó la fama, ha de cantar y canta,
-fol. 339v-
lleuando, para dar al mundo espanto,  855
sus obras por testigos de su canto.

    Tiempo es ya de llegar al fin postrero,
dando principio a la mayor hazaña
que jamas emprendi, la qual espero
que ha de mouer al blando Apolo a saña,  860
—236→
pues, con ingenio rustico y grossero,
a dos soles que alumbran vuestra España
-no solo a España, mas al mundo todo-
pienso loar, aunque me falte el modo.

    De Febo la sagrada honrosa sciencia,  865
la cortesana discrecion madura,
los bien gastados años, la experiencia,
que mil sanos consejos assegura;
la agudeza de ingenio, el aduertencia
en apuntar y en descubrir la escura  870
dificultad y duda que se offrece,
en estos soles dos sólo floresce.

    En ellos vn epilogo, pastores,
del largo canto mio aora hago,
-fol. 340r-
y a ellos endereço los loores  875
quantos haueys oydo, y no los pago:
que todos los ingenios son deudores
a estos de quien yo me satisfago;
satisfazese dellos todo el suelo,
y aun los admira, porque son del cielo.  880

    Estos quiero que den fin a mi canto,
y a vna nueua admiracion comienço;
y si pensays que en esto me adelanto,
quando os diga quien son, vereys que os venço.
Por ellos hasta el cielo me leuanto,  885
y sin ellos me corro y me auerguenço:
tal es Laynez283, tal es Figueroa284,
dignos de eterna y de incessable loa.

No hauia aun bien acabado la hermosa nimpha los vltimos accentos de su sabroso canto, quando, tornandose a juntar las llamas, que diuididas estauan, la cerraron en medio, y luego poco a poco consumiendose, en breue espacio desaparecio el ardiente fuego y la discreta   —237→   musa delante de los ojos de todos, a tiempo   -fol. 340v-   que ya la clara aurora començaua a descubrir sus frescas y rosadas mexillas por el espacioso cielo, dando alegres muestras del venidero dia. Y luego el venerable Thelesio, puniendose encima de la sepultura de Meliso, y rodeado de toda la agradable compañia que alli estaua, prestandole todos vna agradable atencion y estraño silencio, desta manera començo a dezirles:

-Lo que esta passada noche en este mesmo lugar y por vuestros mesmos ojos haueys visto, discretos y gallardos pastores y hermosas pastoras, os aura dado a entender quan acepta es al cielo la loable costumbre que tenemos de hazer estos anales sacrificios y honrosas obsequias por las felices almas de los cuerpos que por decreto vuestro en este famoso valle tener sepultura merescieron. Digoos esto, amigos míos, porque de aqui adelante con mas feruor y diligencia acudays a poner en effecto tan sancta y famosa obra, pues ya veys de quan raros y altos espiritus nos ha dado noticia la bella Caliope, que todos son dignos,   -fol. 341r-   no sólo de las vuestras, pero de todas las possibles alabanças. Y no penseys que es pequeño el gusto que he rescibido en saber por tan verdadera relacion quan grande es el número de los diuinos ingenios que en nuestra España oy viuen, porque siempre ha estado y está en opinion de todas las naciones estrangeras que no son muchos, sino pocos, los espiritus que en la sciencia de la   —238→   poesia en ella muestran que le tienen leuantado, siendo tan al reues como se parece, pues cada vno de los que la nimpha ha nombrado al mas agudo estrangero se auentaja, y darian claras muestras dello, si en esta nuestra España se estimasse en tanto la poesia como en otras prouincias se estima. Y assi, por esta causa, los insignes y claros ingenios que en ella se auentajan, con la poca estimacion que dellos los principes y el vulgo hazen, con solos sus entendimientos comunican sus altos y estraños conceptos, sin osar publicarlos al mundo, y tengo para mi que el cielo deue de ordenarlo desta manera, porque no meresce   -fol. 341v-   el mundo ni el mal considerado siglo nuestro, gozar de manjares al alma tan gustosos. Mas porque me parece, pastores, que el poco sueño desta passada noche y las largas ceremonias nuestras os tendran algun tanto fatigados y desseosos de reposo, será bien que, haziendo lo poco que nos falta para cumplir nuestro intento, cada vno se buelua a su cabaña o al aldea, lleuando en la memoria lo que la musa nos dexa encomendado.

Y, en diziendo esto, se abaxó de la sepultura, y tornandose a coronar de nueuas y funestas ramas, tornó a rodear la pira tres vezes, siguiendole todos y acompañandole en algunas deuotas oraciones que dezia. Esto acabado, teniendole todos en medio, boluio el graue rostro a vna y otra parte, y, baxando la cabeça, y mostrando agradescido semblante y amorosos ojos,   —239→   se despidio de toda la compañia, la qual, yendose quien por vna y quien por otra parte de las quatro salidas que aquel sitio tenia, en poco espacio se deshizo y diuidio toda, quedando solos los del aldea de Aurelio,   -fol. 342r-   y con ellos Timbrio, Silerio, Nisida y Blanca, con los famosos pastores Elicio, Tyrsi, Damon, Lauso, Erastro, Daranio, Arsindo y los quatro lastimados, Orompo, Marsil[i]o, Crysio y Orfenio, con las pastoras Galatea, Florisa285, Silueria y su amiga Belisa, por quien Marsil[i]o moria. Iuntos, pues, todos estos, el venerable Aurelio les dixo que sería bien partirse luego de aquel lugar, para llegar a tiempo de passar la siesta en el arroyo de las Palmas, pues tan acomodado sitio era para ello. A todos parecio bien lo que Aurelio dezia, y luego con reposados passos hazia donde el dixo se encaminaron. Mas como la hermosa vista de la pastora Belisa no dexasse reposar los espiritus de Marsil[i]o, quisiera el, si pudiera y le fuera licito, llegarse a ella y dezirle la sin razon que con el vsaua; mas, por no perder el decoro que a la honestidad de Belisa se deuia, estauase el triste mas mudo de lo que hauia menester su desseo. Los mesmos effectos y accidentes hazía amor en las almas de los enamorados Elicio y Erastro, que cada   -fol. 342v-   qual por si quisiera dezir a Galatea lo que ya ella bien sabía. A esta sazon dixo Aurelio:

-No me parece bien, pastores, que os mostreys tan auaros que no querays corresponder y pagar lo que deueys a las calandrias y ruyseñoles   —240→   y a los otros pintados paxarillos que por entre estos arboles con su no aprendida y marauillosa armonia os van entretiniendo y regozijando; tocad vuestros instrumentos y leuantad vuestras sonoras vozes, y mostraldes que el arte y destreza vuestra en la musica a la natural suya se auentaja; y con tal entretenimiento sentiremos menos la pesadumbre del camino y los rayos del sol, que ya parece que van amenazando el rigor con que esta siesta han de herir la tierra.

Poco fue menester para ser Aurelio obedecido, porque luego Erastro tocó su çampoña, y Arsindo su rabel, al son de los quales instrumentos, dando todos la mano a Elicio, el començo a cantar desta manera:

  -fol. 343r-  


ELICIO


    Por lo impossible peleo,
y, si quiero retirarme,
ni passo ni senda veo:
que, hasta vencer o acabarme,
tras si me lleua el desseo.  5
Y aunque se que aqui es forçoso
antes morir que vencer,
quando estoy mas peligroso,
entonces vengo a tener
mayor fe en lo mas dudoso.  10

    El cielo, que me condemna
a no esperar buena andança,
me da siempre a mano llena,
sin las sombras de esperança,
mil certidumbres de pena.  15
—241→
Mas mi pecho valeroso,
que se abrasa y se resuelue
en viuo fuego amoroso,
en contracambio, le buelue
mayor fe en lo mas dudoso.  20
-fol. 343v-

    Inconstancia, firme duda,
falsa fe, cierto temor,
voluntad de amor desnuda,
nunca turban el amor
que de firme no se muda.  25
Buele el tiempo pressuroso,
succeda ausencia o desden,
crezca el mal, mengue el reposo,
que yo tendre por mi bien
mayor fe en lo mas dudoso.  30

    ¿No es conoscida locura
y notable desuario
querer yo lo que ventura
me niega, y el hado mio
y la suerte no assegura?  35
De todo estoy temeroso;
no ay gusto que me entretenga,
y, en trance tan peligroso,
me haze el amor que tenga
mayor fe en lo mas dudoso.  40
-fol. 344r-

    Alcanço de mi dolor
que está en tal término puesto,
que llega donde el amor;
y el imaginar en esto,
tiempla en parte su rigor.  45
De pobre y menesteroso,
doy a la imaginacion
aliuio tan congoxoso,
porque tenga el coraçon
mayor fe en lo mas dudoso.  50
—242→

    Y mas agora, que vienen
de golpe todos los males;
y, para que mas me penen,
aunque todos son mortales,
en la vida me entretienen.  55
Mas, en fin, si vn fin hermoso
nuestra vida en honra sube,
el mio me hara famoso,
porque en muerte y vida tuue
mayor fe en lo mas dudoso.  60

  -fol. 344v-  

Pareciole a Marsil[i]o que, lo que Elicio hauia cantado, tan a su proposito hazía, que quiso seguirle en el mesmo concepto; y assi, sin esperar que otro le tomasse la mano, al son de los mesmos instrumentos, desta manera començo a cantar:




MARSIL[I]O


    ¡Quan facil cosa es lleuarse
el viento las esperanças
que pudieron fabricarse
de las vanas confianças
que suelen imaginarse!  5
Todo concluye y fenece:
las esperanças de amor,
los medios qu’el tiempo offresce;
mas en el buen amador
sola la fe permanece.  10

    Ella en mi tal fuerça alcança,
que, a pesar de aquel desden,
lleno de desconfiança,
siempre me assegura vn bien
que sustenta la esperança.  15
—243→
-fol. 345r-
Y aunqu’el amor desfallece
en el blanco, ayrado pecho
que tanto mis males cresce,
en el mio, a su despecho,
sola la fe permanece.  20

    Sabes, amor, tu, que cobras
tributo de mi fe cierta,
y tanto en cobrarle sobras,
que mi fe nunca fue muerta,
pues se auiua con mis obras.  25
Y sabes bien que descrece
toda mi gloria y contento
quanto mas tu furia cresce,
y que en mi alma de assiento
sola la fe permanece.  30

   Pero si es cosa notoria,
y no ay poner duda en ella,
que la fe no entra en la gloria,
yo, que no estare sin ella,
¿que triumpho espero o victoria?  35
Mi sentido desuanece
-fol. 345v-
con el mal que se figura;
todo el bien desaparece;
y, entre tanta desuentura,
sola la fe permanece.  40

Con vn profundo sospiro dio fin a su canto el lastimado Marsil[i]o; y luego Erastro, dando su çampoña, sin mas detenerse, desta manera començo a cantar:




ERASTRO


    En el mal que me lastima
y en el bien de mi dolor,
—244→
es mi fe de tanta estima,
que, ni huye del temor,
ni a la esperança se arrima.  5
No la turba o desconcierta
ver que está mi pena cierta
en su dificil subida,
ni que consumen la vida
fe viua, esperança muerta.  10

    Milagro es este en mi mal;
mas eslo porque mi bien,
-fol. 349r [346r]-
si viene, venga a ser tal,
que, entre mil bienes, le den
la palma por principal.  15
La fama, con lengua experta,
de al mundo noticia cierta
qu’el firme amor se mantiene
en mi pecho, adonde tiene
fe viua, esperança muerta.  20

    Vuestro desden riguroso
y mi humilde merescer,
me tienen tan temeroso,
que, ya que os supe querer,
ni puedo hablaros, ni oso.  25
Veo de contino abierta
a mi desdicha la puerta,
y que acabo poco a poco,
porque con vos valen poco
fe viua, esperança muerta.  30

    No llega a mi fantasia
vn tan loco desuaneo,
como es pensar que podria
-fol. 349v [346v]-
el menor bien que desseo
alcançar por la fe mia.  35
Podeys, pastora, estar cierta
qu’el alma rendida acierta
a amaros qual mereceys,
—245→
pues siempre en ella hallareys
fe viua, esperança muerta.  40

Calló Erastro, y luego el ausente Crysio, al son de los mesmos instrumentos, desta suerte començo a cantar:




CRYSIO


    Si a las vezes desespera
del bien la firme afficion,
quien desmaya en la carrera
de la amorosa passion,
¿que fruto o que premio espera?  5
Yo no se quien se assegura
gloria, gustos y ventura
por vn impetu amoroso,
si en el y en el mas dichoso
no es fe la fe que no dura.  10
-fol. 347r-

    En mil trances ya sabidos
se han visto, y en los de amores,
los soberuios y atreuidos,
al principio vencedores,
y a la fin quedar vencidos.  15
Sabe el que tiene cordura
que en la firmeza se apura
el triumpho de la batalla,
y sabe que, aunque se halla,
no es fe la fe que no dura.  20

    En el que quisiere amar
no mas de por su contento,
es impossible durar
en su vano pensamiento
la fe que se ha de guardar.  25
—246→
Si en la mayor desuentura
mi fe tan firme y segura
como en el bien no estuuiera,
yo mismo della dixera:
no es fe la fe que no dura.  30

    El impetu y ligereza
-fol. 347v-
de vn nueuo amador insano,
los llantos y la tristeza,
son nuues que en el verano
se deshazen con presteza.  35
No es amor el que le apura,
sino apetito y locura,
pues quando quiere, no quiere;
no es amante el que no muere,
no es fe la fe que no dura.  40

A todos parecio bien la orden que los pastores en sus canciones guardauan, y con desseo atendian a que Tyrsi o Damon començassen; mas presto se le cumplio Damon, pues, en acabando Crysio, al son de su mesmo rabel, cantó desta manera:




DAMON


    Amarili, ingrata y bella,
¿quien os podra enternecer,
si os vienen a endurescer
las ansias de mi querella
y la fe de mi querer?  5
¡Bien sabeys, pastora, vos
-fol. 348r-
que, en el amor que mantengo,
a tan alto estremo vengo,
que, despues de la de Dios,
sola es fe la fe que os tengo!  10
—247→

    Y puesto que subo tanto
en amar cosa mortal,
tal bien encierra mi mal,
que al alma por el leuanto
a su patria natural.  15
Por esto conozco y se
que tal es mi amor tan luengo
como muero y me entretengo,
y que, si en amor ay fe,
sola es fe la fe que os tengo.  20

    Los muchos años gastados
en amorosos seruicios,
del alma los sacrificios,
de mi fe y de mis cuydados
dan manifiestos indicios.  25
Por esto no os pedire
remedio al mal que sostengo,
-fol. 348v-
y, si a pedirosle vengo,
es, Amarili, porque
sola es fe la fe que os tengo.  30

    En el mar de mi tormenta
jamas he visto bonança,
y aquella alegre esperança
con quien la fe se sustenta,
de la mia no se alcança.  35
Del amor y de fortuna
me quexo; mas no me vengo,
pues por ellas a tal vengo,
que, sin esperança alguna,
sola es fe la fe que os tengo.  40

El canto de Damon acabó de confirmar en Timbrio y en Silerio la buena opinion que del raro ingenio de los pastores que alli estauan hauian concebido; y mas quando, a persuasion de Tyrsi y de Elicio, el ya libre y desdeñoso   —248→   Lauso, al son de la flauta de Arsindo, solto la voz en semejantes versos:

  -fol. 349r-  


LAVSO


    Rompio el desden tus cadenas,
falso amor, y a mi memoria
el mesmo ha buelto la gloria
de la ausencia de tus penas.
Llame mi fe quien quisiere  5
antojadiza, y no firme,
y en su opinion me confirme
como mas le pareciere.

    Diga que presto oluidè,
y que de vn sotil cabello,  10
que vn soplo pudo rompello,
colgada estaua mi fe.
Digan que fueron fingidos
mis llantos y mis sospiros,
y que del amor los tiros  15
no passaron mis vestidos.

    Que no el ser llamado vano
y mudable me atormenta,
a trueco de ver essenta
mi ceruiz del yugo insano.  20
-fol. 349v-
Se yo bien quien es Silena
y su condicion estraña,
y que assegura y engaña
su apazible faz serena.

    A su estraña grauedad  25
y a sus baxos bellos ojos,
no es mucho dar los despojos
de qualquiera voluntad.
—249→
Esto en la vista primera;
mas, despues de conoscida,  30
por no verla, dar la vida,
y mas, si mas se pudiera.

    Silena del cielo y mia
muchas vezes la llamaua,
porque tan hermosa estaua,  35
que del cielo parecia;
mas aora286, sin recelo,
mejor la podre llamar
serena falsa del mar,
que no Silena del cielo.  40
-fol. 350r-

    Con los ojos, con la pluma,
con las veras y los juegos,
de amantes vanos y ciegos
prende innumerable suma.
Siempre es primero el postrero;  45
mas el mas enamorado
al cabo es tan mal tratado,
quanto querido primero.

    ¡O quanto mas se estimara
de Silena la hermosura,  50
si el proceder y cordura
a su belleza ygualara!
No le falta discrecion;
mas empleala tan mal,
que le sirue de dogal  55
que ahoga su presumpcion.

    Y no hablo de corrido,
pues sería apassionado;
pero hablo de engañado
y sin razon offendido.  60
Ni me ciega la passion,
-fol. 350v-
ni el desseo de su mengua:
—250→
que siempre siguio mi lengua
los terminos de razon.

    Sus muchos antojos varios,  65
su mudable pensamiento,
le bueluen cada momento
los amigos en contrarios.
Y pues ay por tantos modos
enemigos de Silena,  70
o ella no es toda buena,
o son ellos malos todos.

Acabó Lauso su canto, y, aunque el creyo que ninguno le entendia, por ignorar el disfraçado nombre de Silena, mas de tres de los que alli yuan la conoscieron, y aun se marauillaron que la modestia de Lauso a offender alguno se estendiesse; principalmente a la disfraçada pastora, de quien tan enamorado le hauian visto. Pero en la opinion de Damon, su amigo, quedó bien disculpado, porque conoscia el término de Silena y sabia el que con   -fol. 351r-   Lauso hauia vsado, y de lo que no dixo se marauillaua. Acabó, como se ha dicho, Lauso, y como Galatea estaua informada del estremo de la voz de Nisida, quiso, por obligarla, cantar ella primero; y por esto, antes que otro pastor començasse, haziendo señal a Arsindo que en tañer su flauta procediesse, al son della, con su estremada voz, cantó desta manera:




GALATEA


    Tanto quanto el amor combida y llama
al alma con sus gustos de aparencia,
—251→
tanto mas huye su mortal dolencia
quien sabe el nombre que le da la fama.

    Y el pecho oppuesto a su amorosa llama,  5
armado de vna honesta resistencia,
poco puede empecerle su inclemencia,
poco su fuego y su rigor le inflama.

    Segura está, quien nunca fue querida
ni supo querer bien, de aquella lengua  10
que en su deshonra se adelgaza y lima;

    mas si el querer y el no querer da mengua,
¿en que exercicios passará la vida
la que mas que al viuir la honra estima?

  -fol. 351v-  

Bien se echó de ver en el canto de Galatea que respondia al malicioso de Lauso, y que no estaua mal con las voluntades libres, sino con las lenguas maliciosas y los animos dañados, que, en no alcançando lo que quieren, conuierten el amor que vn tiempo mostraron en vn odio malicioso y detestable, como ella en Lauso imaginaua; pero quiça saliera deste engaño, si la buena condicion de Lauso conosciera, y la mala de Silena no ignorara. Luego que Galatea acabó de cantar, con corteses palabras rogo a Nisida que lo mesmo hiziesse; la qual, como era tan comedida como hermosa, sin hazerse de rogar, al son de la çampoña de Florisa, cantó desta suerte:




NISIDA


    Bien puse yo valor a la defensa
del duro encuentro y amoroso assalto;
—252→
bien leuanté mi presumpcion en alto
contra el rigor de la notoria offensa.

    Mas fue tan reforçada y tan intensa  5
-fol. 352r-
la bateria, y mi poder tan falto,
que, sin cogerme amor de sobresalto,
me dio a entender su potestad immensa.

    Valor, honestidad, recogimiento,
recato, occupacion, esquiuo pecho,  10
amor con poco premio lo conquista.

    Ansi que, para huyr el vencimiento,
consejos jamas fueron de prouecho:
desta verdad testigo soy de vista.

Quando Nisida acabó de cantar y acabó de admirar a Galatea y a los que escuchado la hauian, estauan ya bien cerca del lugar adonde tenian determinado de passar la siesta; pero en aquel poco espacio le tuuo Belisa para cumplir lo que Silueria le rogo, que fue que algo cantasse; la qual, acompañandola el son de la flauta de Arsindo, cantó lo que se sigue:




BELISA


    Libre voluntad essenta,
atended a la razon
que nuestro credito augmenta;
-fol. 352v-
dexad la vana afficion,
engendradora de affrenta.  5
Que, quando el alma se encarga
de alguna amorosa carga,
a su gusto es qualquier cosa
compusicion venenosa
con xugo de adelfa amarga.  10
—253→

    Por la mayor cantidad
de la riqueza subida
en valor y en calidad,
no es bien dada ni vendida
la preciosa libertad287.  15
¿Pues, quien se pondra a perdella
por vna simple querella
de vn amador porfiado,
si quanto bien ay criado
no se compara con ella?  20

    Si es insufrible dolor
tener en prision esquiua
el cuerpo libre de amor,
tener el alma captiua
-fol. 353r-
¿no será pena mayor?  25
Si será, y aun de tal suerte,
que remedio a mal tan fuerte
no se halla en la paciencia,
en años, valor o sciencias,
porque sólo está en la muerte.  30

    Vaya, pues, mi sano intento
lexos deste desuario;
huyga tan falso contento;
rija mi libre aluedrio
a su modo el pensamiento;  35
mi tierna ceruiz essenta
no permita ni consienta
sobre si el yugo amoroso,
por quien se turba el reposo
y la libertad se ausenta.  40

Al alma del lastimado Marsil[i]o llegaron los libres versos de la pastora, por la poca esperança que sus palabras prometian de ser mejoradas sus obras; pero como era tan firme la fe   —254→   con que la amaua, no pudieron las notorias   -fol. 353v-   muestras de libertad que hauia oydo, hazer que el no quedasse tan sin ella como hasta entonces estaua. Acabóse en esto el camino de llegar al arroyo de las Palmas, y, aunque no lleuaran intencion de passar alli la siesta, en llegando a el, y en viendo la comodidad del hermoso sitio, el mismo a no passar adelante les forçara. Llegados, pues, a el, luego el venerable Aurelio ordenó que todos se sentassen junto al claro y espejado arroyo, que por entre la menuda yerua corria, cuyo nascimiento era al pie de vna altissima y antigua palma, que, por no hauer en todas las riberas de Tajo sino aquella, y otra que junto a ella estaua, aquel lugar y arroyo el de las Palmas era llamado; y, despues de sentados, con mas voluntad y llaneza que de costosos manjares, de los pastores de Aurelio fueron seruidos, satisfaziendo la sed con las claras y frescas aguas que el limpio arroyo les offrescia; y, en acabando la breue y sabrosa comida, algunos   -fol. 354r-   de los pastores se diuidieron y apartaron a buscar algun apartado y sombrio lugar donde restaurar pudiessen las no dormidas horas de la passada noche; y sólo se quedaron solos los de la compañia y aldea de Aurelio, con Timbrio, Silerio, Nisida y Blanca, Tyrsi y Damon, a quien les parecio ser mejor gustar de la buena conuersacion que alli se esperaua, que de qualquier otro gusto que el sueño offrecerles podia. Adiuinada, pues, y casi conoscida esta su intencion de Aurelio, les dixo:

  —255→  

-Bien será, señores, que los que aqui estamos, ya que entregarnos al dulce sueño no hauemos querido, que este tiempo que le hurtamos no dexemos de aprouecharle en cosa que mas de nuestro gusto sea; y la que a mi me parece que no podra dexar de darnosle, es que cada qual, como mejor supiere, muestre aqui la agudeza de su ingenio, proponiendo alguna pregunta o enigma, a quien esté obligado a responder el compañero que a su lado estuuiere; pues   -fol. 354v-   con este exercicio se grangearán dos cosas: la vna, passar con menos enfado las horas que aqui estuuieremos; la otra, no cansar tanto nuestros oydos con oyr siempre lamentaciones de amor y endechas enamoradas.

Conformaronse todos luego con la voluntad de Aurelio, y, sin mudarse del lugar do estauan, el primero que començo a preguntar fue el mesmo Aurelio, diziendo desta manera:




AVRELIO


    ¿Qual es aquel poderoso
que, desde oriente a occidente,
es conoscido y famoso?
A vezes, fuerte y valiente;
otras, flaco y temeroso;  5
quita y pone la salud,
muestra y cubre la virtud
en muchos mas de vna vez,
es mas fuerte en la vejez
que en la alegre jouentud.  10
—256→

    Mudase en quien no se muda
-fol. 355r-
por estraña preeminencia,
haze temblar al que suda,
y a la mas rara eloquencia
suele tornar torpe y muda;  15
con differentes medidas
anchas, cortas y estendidas,
mide su ser y su nombre,
y suele tomar renombre
de mil tierras conoscidas.  20

    Sin armas vence al armado,
y es forçoso que le vença,
y, aquel que mas le ha tratado,
mostrando tener verguença,
es el mas desuergonçado.  25
Y es cosa de marauilla
que, en el campo y en la villa,
a capitan de tal prueua
qualquier hombre se le atreua,
aunque pierda en la renzilla.  30

Tocó la respuesta desta pregunta al anciano Arsindo, que junto a Aurelio estaua; y, hauiendo   -fol. 355v-   vn poco considerado lo que significar podia, al fin le dixo:

-Pareceme, Aurelio, que la edad nuestra nos fuerça a andar mas enamorados de lo que significa tu pregunta que no de la mas gallarda pastora que se nos pueda offrecer, porque, si no me engaño, el poderoso y conoscido que dizes es el vino, y en el quadran todos los atributos que le has dado.

-Verdad dizes, Arsindo -respondio Aurelio-, y estoy para dezir que me pesa de hauer propuesto pregunta que con tanta facilidad   —257→   aya sido declarada; mas di tu la tuya, que al lado tienes quien te la sabra desatar, por mas añudada que venga.

-Que me plaze -dixo Arsindo.

Luego propuso la siguiente:




ARSINDO


    ¿Quien es quien pierde el color
donde se suele auiuar,
y luego torna a cobrar
otro mas viuo y mejor?
Es pardo en su nascimiento,  5
y despues negro atezado,
y al cabo, tan colorado,
que su vista da contento.
-fol. 356r-

    No guarda fueros ni leyes,
tiene amistad con las llamas,  10
visita a tiempos las camas
de señores y de reyes.
Muerto, se llama varon,
y viuo, hembra se nombra;
tiene el aspecto de sombra;  15
de fuego, la condicion.

Era Damon el que al lado de Arsindo estaua, el qual, a penas hauia acabado Arsindo su pregunta, quando le dixo:

-Pareceme, Arsindo, que no es tan escura tu demanda como lo que significa, porque, si mal no estoy en ella, el carbon es por quien dizes que muerto se llama varon, y encendido y viuo brasa, que es nombre de hembra, y todas   —258→   las demas partes le conuienen en todo como esta; y si quedas con la mesma pena que Aurelio, por la facilidad con que tu pregunta ha sido entendida, yo os quiero tener compañia en ella, pues Tyrsi, a quien toca responderme, nos hara yguales.

Y luego dixo la suya

  -fol. 356v-  


DAMON


    ¿Qual es la dama polida288,
asseada y bien compuesta,
temerosa y atreuida,
vergonçosa y deshonesta,
y gustosa y dessabrida?  5
Si son muchas -porque assombre-,
mudan de muger el nombre
en varon; y es cierta ley,
que va con ellas el rey
y las lleua qualquier hombre.  10

-Bien es, amigo Damon -dixo luego Tyrsi-, que salga verdadera tu porfia, y que quedes con la pena de Aurelio y Arsindo, si alguna tienen, porque te hago saber que se que lo que encubre tu pregunta es la carta y el pliego de cartas.

Concedio Damon lo que Tyrsi dixo, y luego Tyrsi propuso desta manera:




TYRSI


    ¿Quien es la que es toda ojos
de la cabeça a los pies,
—259→
-fol. 357r-
y a vezes, sin su interes,
causa amorosos enojos?
Tambien suele aplacar riñas,  5
y no le va ni le viene,
y, aunque tantos ojos tiene,
se descubren pocas niñas;
tiene nombre de vn dolor
que se tiene por mortal,  10
haze bien y haze mal,
enciende y tiempla el amor.

En confusion puso a Elicio la pregunta de Tyrsi, porque a el tocaua responder a ella, y casi estuuo por darse, como dizen, por vencido; pero, a cabo de poco, vino a dezir que era la celosia, y, concediendolo Tyrsi, luego Elicio preguntó lo siguiente:




ELICIO


    Es muy escura, y es clara;
tiene mil contrariedades;
encubrenos las verdades,
y al cabo nos las declara.
Nasce a vezes de donayre,  5
-fol. 357v-
otras, de altas fantasias,
y suele engendrar porfias
aunque trate cosas de ayre.

    Sabe su nombre qualquiera,
hasta los niños pequeños;  10
son muchas, y tienen dueños
de differente manera.
No ay vieja que no se abrace
con vna destas señoras;
son de gusto algunas horas:  15
qual cansa, qual satisfaze.
—260→

    Sabios ay que se desuelan
por sacarles los sentidos,
y algunos quedan corridos
quanto mas sobre ello velan.  20
Qual es nescia, qual curiosa,
qual facil, qual intricada,
pero sea o no sea nada,
dezidme que es cosa y cosa289.

No podia Timbrio atinar con lo que significaua   -fol. 358r-   la pregunta de Elicio, y casi començo a correrse de ver que mas que otro alguno se tardaua en la respuesta; mas ni aun por esso venia en el sentido della; y tanto se detuuo, que Galatea, que estaua despues de Nisida, dixo:

-Si vale a romper la orden que está dada, y puede responder el que primero supiere, yo por mi digo que se lo que significa la propuesta enigma, y estoy por declararla, si el señor Timbrio me da licencia.

-Por cierto, hermosa Galatea -respondio Timbrio-, que conozco yo que, assi como a mi me falta, os sobra a vos ingenio para aclarar mayores difficultades; pero, con todo esso, quiero que tengays paciencia hasta que Elicio la torne a dezir, y, si desta vez no la acertare, confirmarse ha con mas veras la opinion que de mi ingenio y del vuestro tengo.

Tornó Elicio a dezir su pregunta, y luego Timbrio declaró lo que era, diziendo:

-Con lo mesmo que yo pense que tu demanda, Elicio, se escurescia, con esso mesmo me parece que se declara, pues el vltimo verso   —261→   dize que te digan que es cosa y   -fol. 358v-   cosa, y assi yo te respondo a lo que me dizes, y digo que tu pregunta es el que es cosa y cosa, y no te marauilles hauerme tardado en la respuesta, porque mas me marauillara yo de mi ingenio si mas presto respondiera, el qual mostrará quien es en el poco artificio de mi pregunta, que es esta:




TIMBRIO


    ¿Quien es el que, a su pesar,
mete sus pies por los ojos,
y, sin causarles enojos,
les haze luego cantar?
El sacarlos es de gusto,  5
aunque, a vezes, quien los saca,
no sólo su mal no aplaca,
mas cobra mayor disgusto.

A Nisida tocaua responder a la pregunta de Timbrio; mas no fue possible que la adeuinassen ella ni Galatea, que se le seguian; y viendo Orompo que las pastoras se fatigauan en pensar lo que significaua, les dixo:

-No os canseys, señoras, ni fatigueys vuestros entendimientos   -fol. 359r-   en la declaracion desta enigma, porque podria ser que ninguna de vosotras en toda su vida huuiesse visto la figura que la pregunta encubre, y assi no es mucho que no deys en ella; que si de otra suerte fuera, bien seguros estauamos de vuestros entendimientos, que, en menos espacio, otras mas difficultosas   —262→   huuierades declarado; y por esto, con vuestra licencia, quiero yo responder a Timbrio y dezirle que su demanda significa vn hombre con grillos, pues quando saca los pies de aquellos ojos que el dize, o es para ser libre, o para lleuarle al suplicio: porque veays, pastoras, si tenia yo razon de imaginar que quiça ninguna de vosotras hauia visto en toda su vida carceles ni prisiones.

-Yo por mi se dezir -dixo Galatea- que jamas he visto aprisionado alguno.

Lo mesmo dixeron Nisida y Blanca, y luego Nisida propuso su pregunta en esta forma:




NISIDA


    Muerde el fuego, y el bocado
es daño y bien del mordido;
-fol. 359v-
no pierde sangre el herido,
aunque se ve acuchillado;
mas, si es profunda la herida,  5
y de mano que no acierte,
causa al herido la muerte,
y en tal muerte está su vida.

Poco se tardó Galatea en responder a Nisida, porque luego le dixo:

-Bien se que no me engaño, hermosa Nisida, si digo que a ninguna cosa se puede mejor atribuyr tu enigma que a las tigeras de despauilar, y a la vela o cirio que despauilan; y si esto es verdad, como lo es, y quedas satisfecha   —263→   de mi respuesta, escucha ahora la mia, que no con menos facilidad espero que será declarada de tu hermana, que yo he hecho la tuya.

Y luego la dixo, que fue esta:




GALATEA


    Tres hijos que de vna madre
nascieron con ser perfecto,
y de vn hermano era nieto
el vno, y el otro padre;
-fol. 350r [360r]-
y estos tres tan sin clemencia  5
a su madre ma[l]tratauan,
que mil puñadas la dauan,
mostrando en ello su sciencia.

Considerando estaua Blanca lo que podia significar la enigma de Galatea, quando vieron atrauessar corriendo, por junto al lugar donde estauan, dos gallardos pastores, mostrando en la furia con que corrian que alguna cosa de importancia les forçaua a mouer los passos con tanta ligereza, y luego, en el mismo instante, oyeron vnas dolorosas vozes, como de personas que socorro pedian; y con este sobresalto, se leuantaron todos y siguieron el tino donde las vozes sonauan, y a pocos passos salieron de aquel deleytoso sitio y dieron sobre la ribera del fresco Tajo -que por alli cerca mansamente corria-; y a penas vieron el rio, quando se les offrecio a la vista la mas estraña cosa que imaginar pudieran, porque vieron dos pastoras, al parecer, de gentil donayre, que tenian a vn   -fol. 350v [360v]-   pastor   —264→   asido de las faldas del pellico con toda la fuerça a ellas possible porque el triste no se ahogasse, porque tenia(n) ya el medio cuerpo en el rio y la cabeça debaxo del agua, forcejando con los pies por desasirse de las pastoras, que su desesperado intento estoruauan, las quales ya casi querian soltarle, no pudiendo vencer al teson de su porfia con las debiles fuerças suyas. Mas en esto llegaron los dos pastores que corriendo hauian venido, y, asiendo al desesperado, le sacaron del agua a tiempo que ya todos los demas llegauan, espantandose del estraño espectaculo, y mas lo fueron quando conoscieron que el pastor que queria ahogarse era Galercio, el hermano de Artidoro, y las pastoras eran Maurisa, su hermana, y la hermosa Theolinda, las quales, como vieron a Galatea y a Florisa, con lagrimas en los ojos, corrio Theolinda a abraçar a Galatea, diziendo:

-¡Ay, Galatea, dulce amiga y señora mia, cómo ha cumplido esta desdichada la palabra que te dio de boluer a verte y a dezirte las nueuas de   -fol. 361r-   su contento!

-De que le tengas, Theolinda -respondio Galatea-, holgaré yo tanto, quanto te lo assegura la voluntad que de mi para seruirte tienes conoscida; mas paresceme que no acreditan tus ojos tus palabras, ni aun ellas me satisfazen de modo que imagine buen successo de tus desseos.

En tanto que Galatea con Theolinda esto passaua, Elicio y Arsindo, con los otros pastores,   —265→   hauian desnudado a Galercio, y, al desceñirle el pellico, que, con todo el vestido, mojado estaua, se le cayo vn papel del seno, el qual alçó Tyrsi, y abriendole, vio que eran versos, y por no poderlos leer, por estar mojados, encima de vna alta rama le puso al rayo del sol para que se enxugasse. Pusieron a Galercio vn gauan de Arsindo, y el desdichado moço estaua como atonito y embelesado, sin hablar palabra alguna, aunque Elicio le preguntaua que era la causa que a tan estraño término le hauia conduzido; mas por el respondio su hermana Maurisa, diziendo:

-Alçad los ojos, pastores, y vereys quien es la occasion que al   -fol. 361v-   desgraciado de mi hermano en tan estraños y desesperados puntos ha puesto.

Por lo que Maurisa dixo, alçaron los pastores los ojos, y vieron encima de vna pendiente roca que sobre el rio caya vna gallarda y dispuesta pastora, sentada sobre la mesma peña, mirando con risueño semblante todo lo que los pastores hazian, la qual fue luego de todos conoscida por la cruel Gelasia.

-Aquella desamorada, aquella desconoscida -siguio Maurisa-, es, señores, la enemiga mortal deste desuenturado hermano mio, el qual, como ya todas estas riberas saben, y vosotras no ignorays, la ama, la quiere y la adora, y, en cambio de los continuos seruicios que siempre le ha hecho, y de las lagrimas que por ella ha derramado, esta mañana, con el mas esquiuo y   —266→   desamorado desden que jamas en la crueldad pudiera hallarse, le mandó que de su presencia se partiesse, y que aora ni nunca jamas a ella tornasse; y quiso tan de veras mi hermano obedecerla, que procuraua quitarse la vida, por escusar la occasion de nunca traspassar   -fol. 362r-   su mandamiento, y si, por dicha, estos pastores tan presto no llegaran, llegado fuera ya el fin de mi alegria y el de los dias de mi lastimado hermano.

En admiracion puso lo que Maurisa dixo a todos los que la escucharon, y mas admirados quedaron quando vieron que la cruel Gelasia, sin mouerse del lugar donde estaua, y sin hazer cuenta de toda aquella compañia, que los ojos en ella tenia puestos, con vn estraño donayre y desdeñoso brio, sacó vn pequeño rabel de su çurron, y parandosele a templar muy despacio, a cabo de poco rato, con voz en estremo buena, començo a cantar desta manera:




GELASIA


    ¿Quien dexará, del verde prado vmbroso
las frescas yeruas y las frescas fuentes?
¿Quien de seguir con passos diligentes
la suelta liebre o jabali cerdoso?

    ¿Quien, con el son amigo y sonoroso,  5
no detendra las aues innocentes?
-fol. 362v-
¿Quien, en las horas de la siesta ardientes,
no buscará en las seluas el reposo,
—267→

    por seguir los incendios, los temores,
los celos, iras, rabias, muertes, penas  10
del falso amor, que tanto aflige al mundo?

    Del campo son y han sido mis amores;
rosas son y jazmines mis cadenas;
libre nasci, y en libertad me fundo.

Cantando estaua Gelasia, y, en el mouimiento y ademan de su rostro, la desamorada condicion suya descubria. Mas apenas huuo llegado al vltimo verso de su canto, quando se leuantó con vna estraña ligereza; y como si de alguna cosa espantable huyera, assi començo a correr por la peña abaxo, dexando a los pastores admirados de su condicion y confusos de su corrida; mas luego vieron que era la causa della con ver al enamorado Lenio, que, con tirante passo, por la mesma peña subia, con intencion de llegar adonde Gelasia estaua; pero no quiso ella aguardarle, por no faltar de corresponder en vn solo punto   -fol. 363r-   a la crueldad de su proposito. Llegó el cansado Lenio a lo alto de la peña quando ya Gelasia estaua al pie della, y viendo que no detenia el passo, sino que con mas presteza por la espaciosa campaña le tendia, con fatigado aliento y lasso espiritu, se sento en el mesmo lugar donde Gelasia hauia estado, y alli començo con desesperadas razones a maldezir su ventura y la hora en que alçó la vista a mirar a la cruel pastora Gelasia; y, en aquel mesmo instante, como arrepentido de lo que dezia, tornaua a bendezir sus ojos, y a tener por dichosa y   —268→   buena la occasion que en tales terminos le tenia; y luego, incitado y mouido de vn furioso accidente, arrojó lexos de si el cayado, y, desnudandose el pellico, le entregó a las aguas del claro Tajo, que junto al pie de la peña corria, lo qual visto por los pastores que mirandole estauan, sin duda creyeron que la fuerça de la enamorada passion le sacaua de juyzio, y assi Elicio y Erastro començaron a subir la peña para estoruarle que no hiziesse algun otro desatino que   -fol. 363v-   le costasse mas caro; y, puesto que Lenio los vio subir, no hizo otro mouimiento alguno sino fue sacar de su çurron su rabel, y con vn nueuo y estraño reposo se tornó assentar, y buelto el rostro hazia donde su pastora huya, con voz suaue, y de lagrimas acompañada, començo a cantar desta suerte:




LENIO


    ¿Quien te impele, cruel? ¿Quien te desuia?
¿Quien te retira del amado intento?
¿Quien en tus pies velozes alas cria,
con que corres ligera mas qu’el viento?
¿Porque tienes en poco la fe mia,  5
y desprecias el alto pensamiento?
¿Por que huyes de mi? ¿Por que me dexas?
¡O mas dura que marmol a mis quexas!290

    ¿Soy, por ventura, de tan baxo estado
que no merezca ver tus ojos bellos?  10
¿Soy pobre? ¿Soy auaro? ¿Hasme hallado
en falsedad desde que supe vellos?
—269→
La condicion primera no he mudado.
-fol. 364r-
¿No pende del menor de tus cabellos
mi alma? Pues ¿porque de mi te alexas?  15
¡O mas dura que marmol a mis quexas!

    Tome escarmiento tu altiuez sobrada
de ver mi libre voluntad rendida,
mira mi antigua presumpcion trocada
y en amoroso intento conuertida.  20
Mira que contra amor no puede nada
la mas essenta descuydada vida.
Deten el passo ya. ¿Por que le aquexas?
¡O mas dura que marmol a mis quexas!

    Vime qual tu te ves, y aora veo  25
que como fuy jamas espero verme:
tal me tiene la fuerça del desseo;
tal quiero, que se estrema en no quererme.
Tu has ganado la palma, tu el tropheo
de que amor pueda en su prision tenerme,  30
tu me rendiste; y tu ¿de mi te quexas?
¡O mas dura que marmol a mis quexas!

En tanto que el lastimado pastor sus dolorosas   -fol. 364v-   quexas entonaua, estauan los demas pastores reprehendiendo a Galercio su mal proposito, afeandole el dañado intento que hauia mostrado. Mas el desesperado moço a ninguna cosa respondia, de que no poco Maurisa se fatigaua, creyendo que, en dexandole solo, hauia de poner en execucion su mal pensamiento. En este medio, Galatea y Florisa, apartandose con Theolinda, le preguntaron que era la causa de su tornada, y si, por ventura, auia sabido ya de su Artidoro, a lo qual ella respondio llorando:

  —270→  

-No se que os diga, amigas y señoras mias, sino que el cielo quiso que yo hallasse a Artidoro, para que enteramente le perdiesse; porque abreys de saber que aquella mal considerada y traydora hermana mia, que fue el principio de mi desuentura, aquella mesma ha sido la occasion del fin y remate de mi contento, porque sabiendo ella, assi como llegamos con Galercio y Maurisa a su aldea, que Artidoro estaua en vna montaña no lexos de alli con su ganado, sin dezirme nada, se partio a buscarle;   -fol. 365r-   hallóle, y fingiendo ser yo -que para sólo este daño ordenó el cielo que nos pareciessemos-, con poca dificultad, le dio a entender que la pastora que en nuestra aldea le hauia desdeñado era vna su hermana que en estremo le parecia. En fin, le conto por suyos todos los passos que yo por el he dado, y los estremos de dolor que he padecido; y como las entrañas del pastor estauan tan tiernas y enamoradas, con harto menos que la traydora le dixera fuera del creyda, como la creyo, tan en mi perjuyzio, que, sin aguardar que la fortuna mezclasse en su gusto algun nueuo impedimento, luego en el mesmo instante dio la mano a Leonarda de ser su legitimo esposo, creyendo que se la daua a Theolinda. Veys aqui, pastoras, en que ha parado el fruto de mis lagrimas y sospiros; veys aqui ya arrancada de rayz toda mi esperança; y, lo que mas siento, es que aya sido por la mano que a sustentarla estaua mas obligada. Leonarda goza de Artidoro por el medio del falso engaño   —271→   que os he contado,   -fol. 365v-   y puesto que ya el lo sabe, aunque deue de hauer sentido la burla, hala dissimulado, como discreto. Llegaron luego al aldea las nueuas de su casamiento, y con ellas las del fin de mi alegria; supose tambien el artificio de mi hermana, la qual dio por disculpa ver que Galercio, a quien tanto ella amaua, por la pastora Gelasia se perdia, y que assi le parecio mas facil reduzir a su voluntad la enamorada de Artidoro, que no la desesperada de Galercio; y que, pues los291 dos eran vno solo en quanto a la apariencia y gentileza, que ella se tenia por dichosa y bien afortunada con la compañia de Artidoro. Con esto se disculpa, como he dicho, la enemiga de mi gloria. Y assi yo, por no verla gozar de la que de derecho se me deuia, dexé el aldea y la presencia de Artidoro, y, acompañada de las mas tristes imaginaciones que imaginarse pueden, venia a daros las nueuas de mi desdicha en compañia de Maurisa, que ansimesmo viene con intencion de contaros lo que Grisaldo ha hecho despues que supo el hurto de Rosaura. Y esta mañana, al salir del sol, topamos   -fol. 366r-   con Galercio, el qual, con tiernas y enamoradas razones, estaua persuadiendo a Gelasia que bien le quisiesse; mas ella, con el mas estraño desden y esquiueza que dezirse puede, le mandó que se le quitasse delante y que no fuesse osado de jamas hallarla, y el desdichado pastor, apretado de tan rezio mandamiento y de tan estraña crueldad, quiso cumplirle, haziendo lo que haueys visto.   —272→   Todo esto es lo que por mi ha passado, amigas mias, despues que de vuestra presencia me parti. Ved aora si tengo mas que llorar que antes, y si se ha augmentado la occasion para que vosotras os occupeys en consolarme, si a caso mi mal recibiesse consuelo.

No dixo mas Theolinda, porque la infinidad de lagrimas que le vinieron a los ojos, y los sospiros que del alma arrancaua, impidieron el officio a la lengua; y aunque las de Galatea y Florisa quisieron mostrarse expertas y eloquentes en consolarla, fue de poco effecto su trabajo. Y, en el tiempo que entre las pastoras estas razones passauan, se acabó de enxugar el papel que Tyrsi a Galercio   -fol. 366v-   del seno sacado hauia, y, desseoso de leerle, le tomó, y vio que desta manera dezia:




GALERCIO A GELASIA


    ¡Angel de humana figura,
furia con rostro de dama,
fria y encendida llama
donde mi alma se apura!
Escucha las sinrazones,  5
de tu desamor causadas,
de mi alma trasladadas
en estos tristes renglones.

    No escribo por ablandarte,
pues con tu dureza estraña  10
no valen ruegos ni maña,
ni seruicios tienen parte.
—273→
Escribote porque veas
la sinrazon que me hazes,
y quan mal que satisfazes  15
al valor de que te arreas.

    Que alabes la libertad
es muy justo, y razon tienes;
-fol. 367r-
mas mira que la mantienes
sólo con la crueldad,  20
y no es justo lo que ordenas:
querer, sin ser offendida,
sustentar tu libre vida
con tantas muertes agenas.

    No imagines que es deshonra  25
que te quieran todos bien,
ni que está en vsar desden
depositada tu honra.
Antes, templando el rigor
de los agrauios que hazes,  30
con poco amor satisfazes
y cobras nombre mejor.

    Tu crueldad me da a entender
que las sierras te engendraron,
o que los montes formaron  35
tu duro, indomable ser:
que en ellos es tu recreo,
y en los paramos y valles,
do no es possible que halles
-fol. 367v-
quien te enamore el desseo.  40

    En vna fresca espessura
vna vez te vi sentada,
y dixe: «Estatua es formada
aquella de piedra dura.»
Y aunque el mouerte despues  45
contradixo a mi opinion,
«En fin, en la condicion
-dixe-, mas que estatua es.»
—274→

    Y ¡hoxala que estatua fueras
de piedra, que yo esperara  50
qu’el cielo por mi cambiara
tu ser, y en muger boluieras!
Que Pigmaleon no fue
tanto a la suya rendido,
como yo te soy y he sido,  55
pastora, y siempre sere.

    Con razon, y de derecho,
del mal y bien me das pago:
pena por el mal que hago,
-fol. 368r-
gloria por el bien que he hecho.  60
En el modo que me tratas
tal verdad es conoscida:
con la vista me das vida,
con la condicion me matas.

    Desse pecho que se atreue  65
a esquiuar de amor los tiros,
el fuego de mis sospiros
deshaga vn poco la nieue.
Concedase al llanto mio,
y al nunca admitir descanso,  70
que buelua agradable y manso
vn solo punto tu brio.

    Bien se que abras de dezir
que me alargo, y yo lo creo;
pero acorta tu el desseo,  75
y acortaré yo el pedir.
Mas, segun lo que me das
en quantas demandas toco,
a ti te importa muy poco
que pida menos o mas.  80
-fol. 368v-

    Si de tu estraña dureza
pudiera reprehenderte,
y aquella señal ponerte
que muestra nuestra flaqueza,
—275→
dixera, viendo tu ser,  85
y no assi como se enseña:
«Acuerdate que eres peña,
y en peña te has de boluer.»

    Mas seas peña o azero,
duro marmol o diamante,  90
de vn azero soy amante,
a vna peña adoro y quiero.
Si eres angel disfraçado,
o furia, que todo es cierto,
por tal angel viuo muerto,  95
y por tal furia penado.

Mejor le parecieron a Tyrsi los versos de Galercio que la condicion de Gelasia, y quiriendoselos mostrar a Elicio, viole tan mudado de color y de semblante, que vna imagen de muerto parescia; llegóse a el, y quando le   -fol. 369r-   quiso preguntar si algun dolor le fatigaua, no fue menester esperar su respuesta para entender la causa de su pena, porque luego oyo publicar entre todos los que alli estauan como los dos pastores que a Galercio socorrieron eran amigos del pastor lusitano con quien el venerable Aurelio tenia concertado de casar a Galatea, los quales venian a dezirle cómo de alli a tres dias el venturoso pastor vendria a su aldea a concluyr el felicissimo desposorio, y luego vio Tyrsi que estas nueuas mas nueuos y estraños accidentes de los causados hauian de causar en el alma de Elicio; pero, con todo esto, se llegó a el y le dixo:

-Aora es menester, buen amigo, que te sepas   —276→   valer de la discrecion que tienes, pues en el peligro mayor se muestran los coraçones valerosos; y assegurote que no se quien a mi me assegura que ha de tener mejor fin este negocio de lo que tu piensas. Dissimula y calla, que si la voluntad de Galatea no gusta de corresponder de todo en todo a la de su padre, tu satisfaras la tuya, aprouechandote   -fol. 369v-   de las nuestras, y aun de todo el fauor que te puedan offrescer quantos pastores ay en las riberas deste rio y en las del manso Henares, el qual fauor yo te offrezco, que bien imagino que el desseo que todos han conocido que yo tengo de seruirles, les obligará a hazer que no salga en vano lo que aqui te prometo.

Suspenso quedó Elicio viendo el gallardo y verdadero offrescimiento de Tyrsi, y no supo ni pudo responderle mas que abraçarle estrechamente y dezirle:

-El cielo te pague, discreto Tyrsi, el consuelo que me has dado, con el qual, y con la voluntad de Galatea, que, a lo que creo, no discrepará de la nuestra, sin duda, entiendo que tan notorio agrauio como el que se haze a todas estas riberas en desterrar dellas la rara hermosura de Galatea, no passe adelante.

Y tornandole a abraçar, tornó a su rostro la color perdida; pero no tornó al de Galatea, a quien fue oyr la embaxada de los pastores como si oyera la sentencia de su muerte. Todo lo notaua Elicio, y no lo podia dissimular Erastro, ni menos la discreta   -fol. 370r-   Florisa, ni aun fue gustosa la nueua   —277→   a ninguno de quantos alli estauan. A esta sazon ya el sol declinaua su acostumbrada carrera, y assi por esto, como por ver que el enamorado Lenio auia seguido a Gelasia, y que alli no quedaua otra cosa que hazer, trayendo a Galercio y a Maurisa consigo, toda aquella compañia mouio los passos hazia el aldea, y, al llegar junto a ella, Elicio y Erastro se quedaron en sus cabañas, y con ellos Tyrsi, Damon, Orompo, Crysio, Marsil[i]o, Arsindo y Orfenio se quedaron, con otros algunos pastores, y de todos ellos, con corteses palabras y offrescimientos, se despidieron los venturosos Timbrio, Silerio, Nisida y Blanca, diziendoles que otro dia se pensauan partir a la ciudad de Toledo, donde hauia de ser el fin de su viaje, y abraçando a todos los que con Elicio quedauan, se fueron con Aurelio, con el qual yuan Florisa, Theolinda y Maurisa, y la triste Galatea, tan congoxada y pensatiua, que, con toda su discrecion, no podia dexar de dar muestras de estraño descontento; con Daranio se fueron   -fol. 370v-   su esposa Silueria y la hermosa Belisa. Cerró en esto la noche, y pareciole a Elicio que con ella se le cerrauan todos los caminos de su gusto; y si no fuera por agasajar con buen semblante a los huespedes que tenia aquella noche en su cabaña, el la passara tan mala, que desesperara de ver el dia. La mesma pena passaua el misero Erastro, aunque con mas aliuio, porque, sin tener respecto a nadie, con altas vozes y lastimeras palabras maldezia su ventura y la acelerada determinacion de   —278→   Aurelio. Estando en esto, ya que los pastores hauian satisfecho a la hambre con algunos rusticos manjares, y algunos dellos entregadose en los braços del reposado sueño, llegó a la cabaña de Elicio la hermosa Maurisa, y, hallando a Elicio a la puerta de su cabaña, le apartó y le dio vn papel, diziendole que era de Galatea, y que le leyesse luego, que, pues ella a tal hora le traya, entendiesse que era de importancia lo que en el deuia de venir. Admirado el pastor de la venida de Maurisa, y mas de ver en sus manos papel de su pastora,   -fol. 371r-   no pudo sossegar vn punto hasta leerle; y, entrandose en su cabaña, a la luz de vna raja de teoso pino, le leyo, y vio que ansi dezia:

GALATEA A ELICIO

«En la apressurada determinacion de mi padre está la que yo he tomado de escrebirte, y en la fuerça que me haze la que a mi mesma me he hecho hasta llegar a este punto. Bien sabes en el que estoy, y se yo bien que quisiera verme en otro mejor, para pagarte algo de lo mucho que conozco que te deuo; mas si el cielo quiere que yo quede con esta deuda, quexate del, y no de la voluntad mia. La de mi padre quisiera mudar, si fuera possible; pero veo que no lo es, y assi, no lo intento. Si algun remedio por alla imaginas, como en el no interuengan ruegos, ponle en effecto, con el miramiento que   —279→   a tu credito deues y a mi honra estás obligado. El que me dan por esposo y el que me ha de dar sepultura, viene passado mañana: poco tiempo te   -fol. 371v-   queda para aconsejarte, aunque a mi me quedará harto para arrepentirme. No digo mas, sino que Maurisa es fiel y yo desdichada.»

En estraña confusion pusieron a Elicio las razones de la carta de Galatea, pareciendole cosa nueua, ansi el escribirle, pues hasta entonces jamas lo hauia hecho, como el mandarle buscar remedio a la sinrazon que se le hazía; mas, passando por todas estas cosas, sólo paró en imaginar cómo cumpliria lo que le era mandado, aunque en ello auenturasse mil vidas, si tantas tuuiera. Y no offreciendosele otro algun remedio sino el que de sus amigos esperaua, confiado en ellos, se atreuio a responder a Galatea con vna carta que dio a Maurisa, la qual desta manera dezia:

ELICIO A GALATEA

«Si las fuerças de mi poder llegaran al desseo que tengo de seruiros, hermosa   -fol. 372r-   Galatea, ni la que vuestro padre os haze, ni las mayores del mundo, fueran parte para offenderos; pero, como quiera que ello sea, vos vereys aora, si la sinrazon passa adelante, cómo yo no me quedo atras en hazer vuestro mandamiento por la via mejor que el caso pidiere. Assegureos esto la   —280→   fe que de mi teneys conoscida, y hazed buen rostro a la fortuna presente, confiada en la bonança venidera: que el cielo, que os ha mouido a acordaros de mi y a escriuirme, me dara valor para mostrar que en algo merezco la merced que me haueys hecho: que, como sea obedeceros, ni recelo ni temor seran parte para que yo no ponga en effecto lo que a vuestro gusto conuiene y al mio tanto importa. No mas, pues lo mas que en esto ha de hauer sabreys de Maurisa, a quien yo he dado cuenta dello; y si vuestro parecer con el mio no se conforma, sea yo auisado, porque el tiempo no se passe, y con el la sazon de nuestra ventura, la qual os de el cielo como puede, y como vuestro valor meresce.»

  -fol. 372v-  

Dada esta carta a Maurisa, como está dicho, le dixo assimesmo cómo el pensaua juntar todos los mas pastores que pudiesse, y que todos juntos yrian a hablar al padre de Galatea, pidiendole por merced señalada fuesse seruido de no desterrar de aquellos prados la sin par hermosura suya; y quando esto no bastasse, pensaua poner tales inconuinientes y miedos al lusitano292 pastor, que el mesmo dixesse no ser contento de lo concertado; y quando los ruegos y astucias no fuessen de prouecho alguno, determinaua vsar la fuerça, y con ella ponerla en su libertad; y esto con el miramiento de su credito que se podia esperar de quien tanto la amaua. Con esta resolucion se fue Maurisa, y   —281→   esta mesma tomaron luego todos los pastores que con Elicio estauan, a quien el dio cuenta de sus pensamientos y pidio fauor y consejo en tan arduo caso. Luego Tyrsi y Damon se offrescieron de ser aquellos que al padre de Galatea hablarian. Lauso, Arsindo y Erastro, con los quatro amigos Orompo, Marsil[i]o, Crysio   -fol. 373r-   y Orfenio, prometieron de buscar y juntar para el dia siguiente sus amigos, y poner en obra con ellos qualquiera cosa que por Elicio les fuesse mandada. En tratar lo que mas al caso conuenia y en tomar este apuntamiento, se passó lo mas de aquella noche, y, la mañana venida, todos los pastores se partieron a cumplir lo que prometido auian, si no fueron Tyrsi y Damon, que con Elicio se quedaron. Y aquel mesmo dia tornó a venir Maurisa a dezir a Elicio cómo Galatea estaua determinada de seguir en todo su parecer. Despidiola Elicio con nueuas promessas y confianças, y con alegre semblante y estraño alboroço estaua esperando el siguiente dia, por ver la buena o mala salida que la fortuna daua a su hecho. Llegó en esto la noche, y, recogiendose con Damon y Tyrsi a su cabaña, casi todo el tiempo della passaron en tantear y aduertir las dificultades que en aquel negocio podian succeder, si a caso no mouian a Aurelio las razones que Tyrsi pensaua dezirle. Mas Elicio, por dar lugar a los pastores   -fol. 373v-   que reposassen, se salio de su cabaña y se subio en vna verde cuesta que frontero de ella se leuantaua, y alli, con el aparejo de la soledad, reboluia en su memoria   —282→   todo lo que por Galatea hauia padecido y lo que temia padecer, si el cielo a sus intentos no fauorescia; y sin salir desta imaginacion, al son de vn blando zefiro que mansamente soplaua, con voz suaue y baxa, començo a cantar desta manera:




ELICIO


    Si deste heruiente mar y golfo insano,
donde tanto amenaza la tormenta,
libro la vida de tan dura afrenta
y toco el suelo venturoso y sano,

    al ayre alçadas vna y otra mano,  5
con alma humilde y voluntad contenta,
hare que amor conozca, el cielo sienta
qu’el bien les agradezco soberano.

    Llamaré venturosos mis sospiros,
mis lagrimas tendre por agradables,  10
por refrigerio el fuego en que me quemo.

    Dire que son de amor los rezios tiros
-fol. 374r-
dulces al alma, al cuerpo saludables,
y que en su bien no ay medio, sino estremo.

Quando Elicio acabó su canto, començaua a descubrirse por las orientales puertas la fresca aurora con sus hermosas y variadas mexillas, alegrando el suelo, aljofarando las yeruas y pintando los prados, cuya desseada venida començaron luego a saludar las parleras aues con mil suertes de concertadas cantilenas. Leuantóse en esto Elicio, y tendio los ojos por la espaciosa   —283→   campaña; descubrio no lexos dos esquadras de pastores, los quales, segun le parescio, hazia su cabaña se encaminauan, como era la verdad porque luego conoscio que eran sus amigos Arsindo y Lauso, con otros que consigo trayan, y los otros, Orompo, Marsil[i]o, Crysio y Orfenio, con todos los mas amigos que juntar pudieron. Conoscidos, pues, de Elicio, baxó de la cuesta para yr a recebirlos, y, quando ellos llegaron junto de la cabaña, ya estauan fuera della Tyrsi y Damon, que a buscar a Elicio   -fol. 374v-   yuan. Llegaron en esto todos los pastores, y con alegre semblante vnos a otros se rescibieron. Y luego Lauso, boluiendose a Elicio, le dixo:

-En la compañia que traemos puedes ver, amigo Elicio, si començamos a dar muestras de querer cumplir la palabra que te dimos; todos los que aqui vees vienen con desseo de seruirte, aunque en ello auenturen las vidas; lo que falta es que tu no la hagas en lo que mas conuiniere.

Elicio, con las mejores razones que supo, agradescio a Lauso y a los demas la merced que le hazian, y luego les conto todo lo que con Tyrsi y Damon estaua concertado de hazerse para salir bien con aquella empresa. Parecioles bien a los pastores lo que Elicio dezia, y assi, sin mas detenerse, hazia el aldea se encaminaron, yendo delante Tyrsi y Damon, siguiendoles todos los demas, que hasta veynte pastores serian, los mas gallardos y bien dispuestos que en todas las riberas de Tajo hallarse pudieran, y   —284→   todos lleuauan intencion de que, si las razones de Tyrsi   -fol. 375r-   no mouian a que Aurelio la hiziesse en lo que le pedian, de vsar en su lugar la fuerça, y no consentir que Galatea al forastero pastor se entregasse, de que yua tan contento Erastro, como si el buen successo de aquella demanda en solo su contento de redundar huuiera; porque, a trueco de no ver a Galatea ausente y descontenta, tenia por bien empleado que Elicio la alcançasse, como lo imaginaua, pues tanto Galatea le auia de quedar obligada.

El fin deste amoroso cuento y historia, con los successos de Galercio, Lenio y Gelasia, Arsindo y Maurisa, Grisaldo, Artandro y Rosaura, Marsil[i]o y Belisa, con otras cosas sucedidas a los pastores hasta aqui nombrados, en la segunda parte desta historia se prometen, la qual, si con apazibles voluntades esta primera viere rescibida, tendra atreuimiento de salir con breuedad a ser vista y juzgada de los ojos y entendimiento de las gentes.






 
 
FIN
 
 
  -[fol. 375v]-  

  —285-355→   293



  —356→     —357→  

ArribaLista de apellidos de los ingenios celebrados en el «Canto de Caliope»

  • Aguayo (Don Iuan [de Castilla y]).- Núm.- 53
  • Aguilar [y Cordoba] (Diego de).- 67
  • Alcaçar (Baltasar del).- 43
  • Alfonso (Gaspar).- 28
  • Aluarado (Don Pedro de).- 73
  • Argensola.- Véase Leonardo de Argensola
  • Artieda (Micer [Andres Rey de]).- 93
  • Aualos y Ribera (Don Iuan de).- 64
  • Baca (Doctor).- 11
  • Baca y de Quiñones ([Licenciado] Hieronymo).- 84
  • Baça (Doctor).- Véase Baca
  • Baldes (Alonso de).- 26
  • Barahona [de] Soto ([Licenciado Luis]).- Véase Soto Barahona
  • Becerra.- Véase Bezerra
  • Berrio (Gonzalo Matheo de).- 58
  • Bezerra (Doctor Domingo de).- 45
  • Biualdo (Adam).- 52
  • Biuar ([Iuan] Baptista de).- 35
  • —358→
  • Cairasco.- Véase Cayrasco
  • Caldera (Benito de).- 31
  • Campuçano (Doctor [Francisco de]).- 9
  • Cangas (Fernando de).- 40
  • Cantoral ([Jeronimo de Lomas]).- 83
  • Carrança ([Hieronymo Sanchez de]).- 47
  • Carranza.- Véase Carrança
  • Caruajal (Don Diego de).- Véase Sarmiento
  • Caruajal (Don Gutierre).- 7
  • Carvajal.- Véase Caruajal
  • [Castilla y] Aguayo (Don Iuan de).- Véase Aguayo
  • Cayrasco [de Figueroa] ([Bartolome]).- 74
  • Ceruantes Saauedra (Gonzalo).- 56
  • Cervantes.- Véase Ceruantes
  • Coloma (Don Iuan), Conde de Elda.- 89
  • Cordoua (Maestro [Juan de]).- 14
  • Cueuas (Don Francisco de las).- 77
  • Cueuas (Iuan de las).- 51
  • Cueua [de Garoza] (Juan de la).- Véase Cueuas (Iuan de las)
  • Cueva y Silva (Don Francisco de la).- Véase Cueuas (Don Francisco de las)
  • Çuñiga (Mathias de).- 79
  • Daça [Chacon] (Licenciado [Dionisio]).- 12
  • Diaz (Doctor Francisco).- 15
  • Duran (Diego).- 22
  • Ercil[l]a [y Zuñiga] (Don Alonso de).- 2
  • Escobar (Baltasar de).- 49
  • Espinel ([Vicente Martinez]).- 46
  • Espinosa (Siluestre de).- 96
  • Estrada (Alonso de).- 63
  • Falco (Doctor [Jaime Juan]).- Véase Falcon (Doctor)
  • Falcon (Doctor).- 92
  • Fernandez de Pineda (Rodrigo).- 70
  • Fernandez de Sotomayor (Gonçalo).- 68
  • Figueroa ([Francisco de]).- 100
  • Frias (Damasio de).- 80
  • [Galvez de] Montaluo (Luys).- Véase Montaluo (Luys)
  • Garay (Maestro).- 13
  • —359→
  • Garceran [de Borja] (Don [Pedro] Luys), Maestre de Montesa.- 90
  • Garces (Enrrique).- 69
  • Garcia Rome(r)o.- Véase Rome(r)o (Garcia)
  • Gil Polo ([Gaspar]).- Véase Polo ([Gaspar] Gil)
  • [Giron] Rebolledo (Don Alonso).- Véase Rebolledo
  • Gomez [de Luque] (Gonzalo).- 57
  • Gongora (Don Luys de).- 55
  • [Gonzalez] Duran (Diego).- Véase Duran
  • Gracian [D’Antisco] (Thomas de).- 34
  • Gutierrez Rufo (Iuan).- 54
  • Guzman (Francisco de).- 32
  • Herrera (Hernando de).- 39
  • Huete (Fray Pedro de).- 98
  • Iranço (Lazaro Luys).- 48
  • Lainez.- Véase Laynez
  • Laynez ([Pedro]).- 99
  • Leon (Fray Luys [Ponce] de).- 78
  • [Leonardo de Argensola] (Bartholome).- 86
  • Leonardo de Argensola (Lupercio).- 85
  • Leyua (Don Alonso de).- 1
  • Liñan [de Riaza] (Pedro de).- 25
  • Liranzo.- Véase Iranço
  • [Lomas] Cantoral ([Jeronimo de]).- Véase Cantoral
  • Lopez Maldonado [Gabriel].- 23
  • Luxan.- 16
  • Maldonado (Licenciado Hernando).- 19
  • [Martinez] de Leyua (Alonso de).- Véase Leyua
  • Martinez de Ribera (Diego).- 61
  • [Martinez] Espinel ([Vicente]).- Véase Espinel
  • Medina (Maestro Francisco de).- 42
  • Mendoça (Diego de).- 21
  • Mendoça (Don Francisco de).- 5
  • Mesa (Christoual de).- 29
  • Mestança [de Ribera] (Iuan de).- 71
  • Montaluo (Luys de).- 24
  • Montesdoca (Pedro de).- 66
  • Morales [Salado] (Licenciado Alonso de).- 18
  • Morillo ([Fray Diego]).- 88
  • —360→
  • Mosquera [de Figueroa] (Licenciado [Cristobal]).- 44
  • Murillo.- Véase Morillo.
  • Orena (Baltasar de).- 72
  • Osorio (Don Diego [de Santisteuan]).- 4
  • Pacheco ([Francisco]).- 38
  • Padilla (Pedro de).- 27
  • Pariente (Cosme [Damian]).- 87
  • Picado (Alonso).- 62
  • Polo ([Gaspar] Gil).- 94
  • [Ponce] de Leon (Fray Luys).- Véase Leon
  • Quiñones Vaca ([Licenciado] Hieronymo).- Véase Baca y de Quiñones
  • Rebolledo (Don Alonso [Giron]).- 91
  • Rey de Artieda.- Véase Artieda
  • Ribera (Pedro de).- 30
  • Ribera (Sancho de).- 65
  • Rome(r)o (García).- 97
  • Rufo Gutierrez (Iuan).- Véase Gutierrez Rufo
  • Saez de Zumeta (Iuan).- Véase Sanz de Zumeta
  • Salzedo [Villandrando] (Capitan [Juan de]).- 33
  • Sanchez (Francisco).- 76
  • [Sanchez de] Carrança ([Hieronymo]).- Véase Carrança
  • Santisteuan Osorio (Don Diego de).- Véase Osorio
  • Sanz de Portillo (Andres).- 81
  • [Sanz de] Soria (Doctor [Pedro]).- Véase Soria
  • Sanz de Zumeta (Iuan).- 50
  • Sarmiento y Caruajal (Don Diego de).- 6
  • Silua (Don Iuan de).- 3
  • Soria (Doctor [Pedro Sanz de]).- 82
  • Soto Barahona (El Licenciado).- 59
  • Suarez de Sosa (Doctor).- 10
  • Terraças (Francisco de).- 60
  • Toledo (Baltasar de).- 36
  • Vaca.- Véase Baca
  • Valdes (Alonso de).- Véase Baldes
  • Vargas [Manrique] (Don Luys de).- 8
  • Vega (Licenciado Damian de).- 75
  • Vega (Marco Antonio de la).- 20
  • Vega [Carpio] (Lope [Felix] de).- 37
  • —361→
  • Vergara (Licenciado Iuan de).- 17
  • Villarroel ([Licenciado] Christoual de).- 41
  • Virues (Christoual de).- 95
  • Vivaldo.- Véase Biualdo
  • Vivar ([Iuan] Baptista de).- Véase Biuar
  • Zuñiga (Matias de).- Véase Çuñiga


  —362→  
Enmiendas

Página 20, línea 31, dice: no; léase: nos.- 69-25: quite; quite el.- 132-12: nuevo; nueuo.- 144-8: extrañeza; estrañeza.- 217-9: del; de.- 249-9: ahora; aora.