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Juan Pérez de Montalbán

Sinopsis de las comedias del segundo volumen de Montalbán

Sinopsis de El sufrimiento premiado (edición de Claudia Demattè)

Acto primero

La pieza se abre (vv. 1-615) con Tancredo que, junto a sus criados Fabio y Leonato, acaba de entrar en Madrid y se dirige directamente a casa de su amada Marcela con la duda de si ella lo habrá olvidado durante los seis meses que ha pasado en Italia como soldado. Efectivamente, Marcela no solo le contesta de manera fría, sino que admite no amarle. Leonato confiesa a su amigo que Marcela está enamorada de otro caballero y Tancredo, después de un largo debate, decide servir a su amada hasta tal punto que, si ella quiere a otro caballero, él la ayudará a cumplir su deseo. Poco después Tancredo se topa con Torcato, el caballero al que ama Marcela, y le ayuda a defenderse de tres caballeros que rondan a otra dama, Feliciana, de la que Torcato está enamorado. El caballero confiesa a Tancredo que aborrece a Marcela mientras ama a Feliciana, a quien ha conocido recién vuelto de Flandes, pero que un conde la galantea y él teme por su amor. Tancredo y Torcato se dan palabra de amigos y Tancredo se pone a su servicio para que vuelva a querer a Marcela, pero Torcato lo considera un loco puesto que quiere favorecer el amor de su enemigo.

En el cuadro siguiente (vv. 616-971) el conde Hipólito visita a Feliciana y a su madre, Ginebra, quien desde el principio se define como «tercera de Calisto» (v. 703) ya que solicita joyas y regalos del conde ignorando los deseos de Feliciana. Mientras la madre y el escudero Carpio van a buscar agua para el conde dejándolo a solas con Feliciana, llegan Torcato y Tancredo, quienes con una excusa alejan al conde y se sientan junto a Feliciana mientras esta teme que regrese su madre. De hecho, cuando sale, Ginebra se sorprende y aún más cuando Torcato afirma que le ha dado palabra de esposo a Feliciana y decide ir a pedir a la justicia para que la depositen. Ginebra se enfada con su hija y la acusa de ser una desagradecida, puesto que el conde puede darles riquezas y el soldado no, y amenaza con pegarle si no sigue sus planes.

Sigue un cuadro breve (vv. 972-1043) en el que Tancredo presenta a Marcela la verdad de los sentimientos de Torcato y se ofrece, ante su desesperación, a jurar en falso para impedir el matrimonio entre Torcato y Feliciana. Alegará que Feliciana está casada con él, y Leonato y Marcela serán testigos de su palabra.

En el último cuadro del acto (vv. 1044-1099) el conde llega a casa de Feliciana y Torcato le dice que quiere depositar a Feliciana como su mujer y el conde, sorprendido, ofrece su casa como lugar para la consignación. Acto seguido les interrumpe un alguacil que acompaña a Tancredo, Marcela y Leonato para declarar que Tancredo es marido de Feliciana y que él ha venido con el mismo propósito. Ante toda esta confusión, el conde se ofrece de todas formas a mantener a Feliciana en su casa mientras se aclare la situación.

Acto segundo

En el primer cuadro (vv. 1100-1536) el conde ruega a Feliciana que se encuentre con él en su jardín ya que es su prenda, mientras que Ginebra se enfada con ella por su respuesta desdeñosa. La madre acusa al conde de haber organizado la invención de Tancredo y le agradece que haya librado a su hija de la promesa dada a Torcato; el conde se sorprende, pero deja que la vieja crea que es su embuste. Acto seguido el conde se topa con Tancredo y le demuestra su gratitud puesto que piensa que si Feliciana ha olvidado el amor hacia Tancredo, puede olvidar también a Torcato y amarle a él. Tancredo lo desengaña y le cuenta que hace todo por amor de Marcela. El conde ofrece a Tancredo su ayuda para que Torcato vuelva a amar a Marcela, dejando así a Feliciana. Ya a solas con su amigo Leonato, Tancredo demuestra toda su locura amorosa y de nada sirven los consejos de su amigo, pues Tancredo quiere seguir en su papel de alcahuete. Un criado trae un papel de Marcela y Tancredo se emociona sin pensar que es para Torcato, y no para él. Sale Torcato y acusa a Tancredo de querer robarle a Feliciana, pero Tancredo admite que es mentira lo que ha declarado y Torcato se ofrece para convencer a Marcela que ame a Tancredo con tal de que este deje a Feliciana libre. El criado de Tancredo, Fabio, se topa con el conde y este le pide que le ayude entrando en la habitación de Feliciana para que Torcato lo sepa y aborrezca a la mujer por su actitud libertina.

Sucesivamente (vv. 1537-1796) Torcato confiesa a Marcela que le ha dedicado su amor cuando Feliciana lo desdeñaba, pero desde que ella ha vuelto a amarlo, él quiere a Feliciana. Torcato intenta convencer a Marcela de que ame a Tancredo, pero ella se niega puesto que no quiere ser una prenda. Tancredo revela que no es verdad que él esté casado con Feliciana y Marcela se ofende porque le creyó y juró una mentira. Tancredo se empeña en convencer a Torcato, pero este pierde la paciencia porque piensa que Tancredo está loco por pedirle que otro se case con quien él ama. Tancredo se marcha dejando solos a los dos para que Torcato insista con Marcela y esta confiesa a Torcato que piensa que Feliciana está de acuerdo con Tancredo y que él la ama, provocando un gran disgusto en Torcato, quien se va enfadado, seguido por Marcela.

En el tercer cuadro (1797-2171) Ginebra comenta a Tancredo que está contenta de que se case con Feliciana, puesto que es invención del conde y que él es su buen amigo que dejará al conde llevar a cabo sus deseos con Feliciana. Tancredo se queja en un aparte de la traza en la que ha caído por su amor a Marcela, puesto que entiende que Ginebra le entregará a Feliciana después de que el conde la haya gozado, pero espera que algún día su sufrimiento será premiado. Llegan Marcela y Torcato mientras este se queja de que la mujer le persiga por la calle llorando. Delante del conde, Torcato afirma que Feliciana es su mujer mientras Marcela se opone afirmando que le ha dado palabra a ella, y Tancredo apoya las palabras de su amada para complacerla. Torcato amenaza con matar a Tancredo, pero el conde impone que los dos se den palabra de amigos. Laurencio irrumpe afirmando, con gran escándalo de todos, que hay un hombre en la habitación de Feliciana. Mientras el conde va con Ginebra a averiguar los hechos, salen Fabio y Torcato, en cuanto se percata que es él quien se hallaba con Feliciana, lo mata y huye, dejando allí a Marcela y a Tancredo como testigos. Delante del conde y del alguacil, Marcela afirma que ha sido Tancredo y este acaba confirmando su relato a petición de ella. Ante la sorpresa de todos, Tancredo sigue con su afirmación y es llevado preso mientras Marcela confiesa: su paciencia me combate.

Acto tercero

En el primer cuadro (vv. 2172-2543) Leonato y Torcato hablan de la locura de Tancredo que insiste en declararse culpable de la muerte de Fabio. Torcato pide a Leonato que cuente un nuevo enredo, que este se ha casado en Turín durante su paso por Italia, para que se retrase la boda de Feliciana con Tancredo. Llegan el conde con Ginebra y Feliciana quien se queja de que quieran darle al asesino de Fabio como marido, mientras Torcato confiesa haber llegado para servir al conde, con gran satisfacción de Ginebra. Llega Tancredo con el alguacil para casarse con Feliciana, pero de repente sale Leonato para alegar que Tancredo está casado con su hermana en Italia. Ante la gran sorpresa de todos, Tancredo no tiene más remedio que refugiarse en una iglesia, mientras que el conde pide a Ginebra que dé la mano de Feliciana a Torcato y ella promete hacerlo en dos o tres días.

Sigue un cuadro breve (vv. 2544-2947) en el que Marcela se queja de que Tancredo haya ido a verla y este le refiere el impedimento puesto por Leonato. A pesar de las pruebas de amor de Tancredo, Marcela sigue amando a Torcato y cuando este llega, Tancredo se esconde para ver si finalmente se declara a Marcela. Por contra, Torcato quiere obligar a Marcela a firmar una declaración que lo libere de su palabra y llega hasta amenazar con matarla si no la firma; solo la intervención de Tancredo le salva la vida. A pesar de todo esto, Marcela sigue amando a Torcato y Tancredo le ofrece dinero al soldado y ser su esclavo si se casa con ella, pero Torcato lo considera un loco y se marcha, perseguido por Tancredo. En un breve soliloquio, Marcela analiza lo que le gusta de Torcato y de Tancredo y acaba decidiendo que tiene que premiar el sufrimiento de Tancredo, aunque teme que él ya no la quiera.

En el último cuadro (vv. 2948-3203) el conde, Ginebra y Feliciana están esperando a que vuelva Torcato con la declaración de Marcela, pero llega Leonato para decirles que Tancredo se ha refugiado en casa de Marcela a quien ha confesado que su compromiso con Feliciana es todo mentira. Llega Tancredo rogando a Torcato que se case con Marcela y está detrás de ellos reflexionando sobre cómo decirle a Tancredo su amor. La dama aprovecha la presencia de Leonato para pedirle su ayuda y este habla con Tancredo aconsejándole que no se rinda a Marcela sin hacérselo pagar. Cuando Tancredo perdona a Marcela y le da sus brazos, Torcato hace lo mismo con Feliciana y el conde queda como padrino de la doble boda.

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